Por iProfesional - Terminaron las elecciones y este
lunes comenzó el momento de enfocarse en la economía, por lo menos en lo que se
refiere al Gobierno. La sociedad necesita empezar a tener alguna certidumbre sobre lo que
va a pasar en el futuro. En los últimos meses, el Gobierno se ha enfocado más
en las elecciones que en aclarar el panorama económico para la segunda mitad
del mandato.
Eso es lo que ha
estado generando volatilidad en el dólar y en otras variables económicas. Ahora
ya no hay más excusas ni tiempo para comenzar a trazar un plan económico que
nos permita llegar al 2023 sin sobresaltos.
Hay al
menos cuatro ejes fundamentales sobre los que va a tener que girar la
política económica en los próximos meses.
1. Acuerdo con el FMI
En primer lugar, es
fundamental cerrar un acuerdo con el FMI. Lo cierto es que el Banco
Central no tiene suficientes reservas como para hacer frente a los vencimientos
con el organismo y mantener la actual política cambiaria más allá de fin de
año. Cerrar un acuerdo con esta institución no resolverá muchos
problemas, pero nos evitaría dificultades mayores. Adicionalmente, el
convenio permitiría conocer algún
programa de Gobierno para los próximos 24 meses.
Igualmente, tampoco
se pueden esperar milagros hoy por hoy la credibilidad del Gobierno es baja la
confianza también y aún con un plan aprobado con el FMI va a ser difícil queso
mejore. Pero es mejor que nada.
2. Tipo de cambio y cepo
El segundo eje
es el vinculado al tipo de cambio, al cepo y a la política
cambiaria en general. El dólar libre no está barato en términos
históricos, pero que la gente esté dispuesta a pagar un precio alto por la
divisa americana es una señal de que nuestra moneda no genera credibilidad. La
brecha cambiaria está en el orden del 100% y ello genera enormes distorsiones
en la economía. Esto sobre-estimula a los importadores a traer productos e
insumos del exterior y desincentiva a los exportadores a producir o a invertir
en el sector exportador.
"El
BCRA no tiene suficientes reservas como para hacer frente a los vencimientos
con el FMI y mantener la actual política cambiaria más allá de fin de año"
Como consecuencia, el Gobierno y el Banco Central se
ven en la obligación de limitar o restringir las importaciones de alguna
manera o los pagos. El problema es que así se termina trabando la producción por la falta de insumos.
Estas políticas
terminan generando un daño de largo plazo sobre el sector
exportador que es el único rubro que termina vendiendo dólares en el mercado
oficial. Naturalmente sí solo el sector exportador vende dólares y a
regañadientes, mientras que los sectores importador y financiero tratan de
extraer todos los dólares que puedan del mercado oficial, las reservas terminan
bajando y tarde o temprano habrá que corregir el tipo de cambio oficial. Esta
corrección será suave o violenta dependiendo del poder de fuego o credibilidad
que tenga el Gobierno.
Pero por otra
parte, es cierto que para hacer una corrección fuerte del tipo de cambio y que
no termine espiralizando la inflación se necesita credibilidad, confianza y
algo de músculo financiero.
Ese es el gran
dilema que genera una política como la del cepo cambiario
sostenida en el tiempo. El libre mercado tiene una forma de solucionar el
problema de la escasez qué es el precio. Cuando un bien es muy escaso su precio
sube y cuando es muy abundante su precio baja. El cepo cambiario es un intento
por evitar que este mecanismo funcione estableciendo un valor del dólar
inferior al que se fijaría en un mercado que funcione libremente.
Como consecuencia
de eso, en el mercado oficial el dólar es escaso y el peso es abundante. Cuando
la brecha cambiaria es tan amplia, el problema se amplifica porque aquel que
tiene dólares va a tratar de evitar venderlos en el mercado oficial y va a
tratar de ir al mercado paralelo donde
le ofrecen un mejor precio. De esta manera se agudiza el problema de la escasez
de dólares.
La forma de
corregir esto sería eliminándose cepo y unificando el mercado cambiario.
Naturalmente esto provocaría una aceleración inflacionaria muy importante, dado
el tamaño de la brecha, que si no se tiene un programa creíble podría llevar a
un pánico financiero, una suba adicional del dólar, mayor rechazo a los
pesos, falta de insumos, recesión y espiralización inflacionaria.
"Para
hacer una corrección fuerte del tipo de cambio y que no termine espiralizando
la inflación se necesita credibilidad, confianza y músculo financiero"
Por el contrario,
si se mantiene el cepo y se corrige el tipo de cambio con demasiada lentitud,
el Banco Central podría quedarse sin dólares y verse forzado a salir del cepo
sin plan y en medio de una corrida, lo que también provocaría un problema.
Por todo ello el acuerdo con el FMI es primero, porque
ayudaría con la credibilidad del programa y reduciría el riesgo de quedarse sin reservas.
3. Déficit fiscal
El tercer eje es
claramente fiscal. No hay ninguna forma de estabilizar esto si no es con
mayor austeridad fiscal.
Se necesita reducir
el déficit fiscal lo más rápido posible para frenar la emisión monetaria. En
este proceso es posible que se reduzcan subsidios económicos a las empresas de
energía, lo cual se traduciría en más tarifas, de hecho eso está así en el
Proyecto de Presupuesto 2022.
4. Deuda del BCRA
El cuarto eje
finalmente es el ordenamiento de la deuda del Banco Central.
Con el déficit
cuasi fiscal se acerca mucho en tamaño a lo que es el déficit primario del
Estado nacional. Por lo tanto hoy Argentina tiene dos motores generadores de
emisión monetaria el Tesoro y el Banco Central. Obviamente una parte se
esteriliza, pero ésto solo implica patear el problema hacia adelante al costo
de agrandarlo.
Difícilmente el
Gobierno durante el próximo año ataque todas estas cuestiones de forma integral
y las resuelva. Sin embargo, pensamos que el programa económico a partir de las
elecciones girará en torno a estas cuestiones aunque sea parcialmente.
(*) Por Fausto Spotorno Director de OJF
& Asociados y del INECO de UADE IPROFESIONAL
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