Por Juan Strasnoy
Peyre - El Gobierno se entusiasma con la posibilidad revertir el
declino que tuvo la inversión extranjera directa (IED)
en el país durante los últimos años con el objetivo de atraer más divisas e
impulsar actividades productivas que generen empleo y, sobre todo, mayores
exportaciones.
Las últimas semanas
abonaron al optimismo: durante los pasados 20 días, seis
empresas multinacionales anunciaron inversiones productivas
por casi u$s10.000 millones, que prometen generar más de 50.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.
Además, fuentes oficiales aseguran que en las últimas horas otras compañías,
sobre todo del sector minero, se manifestaron interesadas e iniciaron consultas
sobre las condiciones para radicarse.
Entre otros puntos,
las empresas hacen llegar a los despachos del Ministerio de Desarrollo
Productivo y del Banco Central una insistente pregunta: ¿qué
condiciones de acceso al mercado de cambios tienen para llevarse parte de los
dólares que inviertan? Entre los habituales reclamos empresarios, la libre
movilidad de capitales siempre está a la orden del día. Por caso, la inversión
más resonante de los últimos días, la de la australiana Fortescue para
construir una planta de hidrógeno verde, aún tiene pendiente resolver algunos
detalles al respecto.
En ese marco, para
dar respuesta a esas consultas, el BCRA elaboró de urgencia un informe en
español e inglés, que luego se traducirá a otros idiomas. El texto detalla el
esquema vigente para la IED, repasa las distintas flexibilizaciones al cepo que
se implementaron en el último tiempo (para inversiones y exportaciones
incrementales) y ratifica la promesa de que habrá nuevas aperturas a medida que
la tensión cambiaria vaya cediendo. Los próximos pasos en ese sentido forman
parte de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
De hecho, muchas de
las multinacionales interesadas son mineras que operan en Chile, Bolivia y
Perú, que ven con buenos ojos desembarcar en una Argentina regida bajo la
tutela de un programa con el FMI.
Si bien la
filosofía oficial es que el control de cambios llegó para quedarse por largo
rato y en el Gobierno aseguran que el Fondo no rechaza del todo ese postulado,
la intención manifestada en las conversaciones es avanzar gradualmente hacia un
esquema de regulaciones macroprudenciales durante los próximos años que fomente
la llegada de capitales productivos y desaliente los flujos especulativos. Así,
mientras los límites a la compra de dólares para atesoramiento no tienen fecha
de caducidad, la perspectiva es ir liberando de a poco –a medida que la balanza
de pagos lo permita- el acceso a divisas para los exportadores y los que realicen
inversiones productivas.
En la misma línea,
el Gobierno apunta a que el Congreso trate después de las elecciones un
conjunto de proyectos de ley sectoriales, que impulsan una serie de beneficios
fiscales, tributarios y/o cambiarios para empresas de distintas actividades que
generan divisas: hidrocarburos, agro, industria automotriz y electromovilidad,
que se sumarían a la ya aprobada ley de industria del conocimiento. Como contó
Ámbito, el Ejecutivo también prevé impulsar un Plan para el Desarrollo Minero
Argentino, con el cual proyecta inversiones por u$s25.000 millones para la
próxima década y que fue pospuesto para después de los comicios por el fuerte
rechazo social que genera esta actividad en algunas provincias.
Condiciones cambiarias
“La IED y el financiamiento externo de largo plazo
desempeñan un rol central en la incorporación de tecnología y la modernización
y mejora de la competitividad de la economía, en especial cuando está destinada
a mejorar la capacidad exportadora. En el actual contexto, el BCRA administra
del mercado de cambios con el objetivo de darle sostenibilidad a la balanza de
pagos. Asimismo, en la medida que mejoren las condiciones de estabilidad
cambiaria se revisarán las regulaciones”, señala el informe del Central.
Por lo pronto, la
entidad que preside Miguel Pesce ya aplicó algunas flexibilizaciones al cepo
para que las multinacionales puedan repatriar parte de sus inversiones directas
y girar utilidades y dividendos, como parte del Régimen de Fomento de Inversión
para las Exportaciones y el Plan Gas.Ar, entre otras medidas. Las empresas
pueden acceder al mercado oficial para este tipo de operaciones siempre que
hayan liquidado el capital por esa misma vía, es decir, con un dólar a $100.
Esto hace que las divisas ingresadas impacten en las reservas. Las compañías
también pueden entrar sus dólares a través del contado con liquidación (CCL) a
más de $200 y sumar oferta al financiero, pero cuando quieran sacar utilidades,
repatriar inversiones o pagar deudas tienen que hacerlo también a ese tipo de
cambio más alto.
Inversiones ya
anunciadas
Además de las que
espera que se concreten próximamente, el Ejecutivo celebró los últimos anuncios
para diferentes sectores productivos. En conjunto suman la promesa de inyectar
u$s9.280 millones y se radicarán en distintas provincias. “En algunos casos se
trata de ampliaciones de plantas y de producción en virtud de la reactivación
económica y del consumo, pero también se observan decisiones empresariales de
retomar proyectos postergados durante el gobierno anterior”, afirman en el
Gobierno.
El grueso
corresponde a la inversión en hidrógeno verde de la australiana Fortescue por
u$s8.400 millones, que se anunció en Glasgow (Escocia) durante la gira
presidencial y se desarrollará en Sierra Grande (Río Negro). De acuerdo a lo
promocionado, prevé la creación de más de 15.000 puestos directos de trabajo y
entre 40.000 y 50.000 indirectos.
Anteriormente, dos
firmas brasileñas habían anunciado inversiones: Santana Textiles volcará u$s30
millones a su planta en Chaco y creará 500 nuevos empleos; y Marco Polo
inyectará u$s10 millones en 2022 para ampliar su planta de fabricación de
ómnibus y llegar a 1.000 trabajadores.
Esta semana se
sumaron los anuncios del grupo francés Eramet por u$s400 millones para retomar
la construcción de una planta de litio en Salta con 2.000 puestos de trabajo;
de la empresa Changan Argentina, con capitales chinos, por u$s20 millones para
producir un vehículo utilitario urbano en versión pickup en La Rioja, que
generará 200 empleos; y de la alemana Puma, también en territorio riojano, que
invertirá u$s420 millones para alcanzar la producción de 2,5 millones de pares de
zapatillas en 2022 con dos nuevas líneas de producción y contratar a 100
trabajadores.
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