Por Juan Strasnoy
Peyre - Ante la cercanía de las elecciones, las tensiones y la
demanda de cobertura cambiaria se aceleraron. Como ya es habitual, las versiones
cruzadas están a la orden del día en un contexto de presión devaluatoria y
contribuyen a revolver más el río. En ese marco, algunos analistas salieron
ayer a advertir que las reservas netas líquidas del Banco Central habían pasado
a terreno negativo, es decir, que la entidad se había quedado sin divisas
propias para intervenir el tipo de cambio. Si bien todas coinciden en que
los dólares escasean, lo cierto es que el grueso de las consultoras no comparte
aquella estimación. Pero en días de incertidumbre suma ruido al mercado. En
el Gobierno descartan ese escenario, esperan la llegada de un mayor flujo de
divisas a partir de diciembre y ratifican que el existe poder de fuego
necesario para sostener la estrategia cambiaria en los próximos meses.
La alarma llegó de
parte de la consultora de Gabriel Rubinstein, exrepresentante del Ministerio de
Economía en el Central durante la gestión de Roberto Lavagna. La firma señaló
que las reservas netas líquidas pasaron a terreno negativo y que al 5 de
noviembre eran de –u$s760 millones. Así, afirmó que “el BCRA ya estaría
usando los encajes de los depósitos” bancarios para intervenir sobre los dólares financieros y contener la
brecha cambiaria.
Ayer, las reservas
brutas cerraron en u$s42.879 millones. Pero no todos esos dólares son patrimonio del Central, sino que el
grueso corresponde a distintos pasivos: el swap con China, los encajes
bancarios de los depósitos en dólares y otros intercambios de monedas con
entidades del exterior. Despejados esos elementos, que las consultoras estiman
en base a la información oficial disponible, quedan las llamadas reservas
netas. Es un dato que la autoridad monetaria no informa ya que considera que
todos los componentes de las pueden utilizarse en última instancia: por caso,
los yuanes del swap están habilitados para el comercio internacional con la
potencia asiática. Sin embargo, es un termómetro que el mercado observa con
atención.
Para Gabriel
Rubinstein y Asociados, las reservas netas se ubicaban el viernes pasado en
u$s5.416 millones, de los cuales u$s3.633 millones eran tenencias de oro y
u$s2.542 millones derechos especiales de giro (DEG) enviados por el FMI, con los cuales se cancelarán los próximos
vencimientos mientras continúa la negociación. Como resultado, las reservas
líquidas –siempre según sus cálculos- serían negativas. A partir de este tipo
de estimaciones es que muchos operadores advierten sobre la inminencia de una
eventual devaluación.
En el gabinete
económico descartan de plano este escenario y lo atribuyen a rumores infundados
que ya se agitaron el año pasado (la existencia de reservas líquidas
negativas), cuando en medio de la corrida cambiaria se auguraba una
depreciación que finalmente no se concretó.
Martín Guzmán se
expresó en esa línea el lunes en un encuentro con empresarios en Chubut: “El
año pasado, cuando la brecha cambiaria llegó a ser del 150%, había muchas voces
diciendo que iba a haber un enorme salto devaluatorio. No sucedió. Nosotros
tenemos la posibilidad de dar continuidad a la política cambiaria, y no tenemos
ninguna duda al respecto. En un contexto electoral, hay quien quiere generar un
ambiente de ansiedad, pero la única verdad es la realidad, y la realidad es que
tenemos condiciones para sostener el camino que iniciamos y lo vamos a hacer”.
Como contó ayer
Ámbito, pese a que el sendero cambiario forma parte de la negociación con el
FMI, en el Gobierno descartan una fuerte aceleración del ritmo devaluatorio en
los próximos meses ante la premisa de que eso obturaría la recuperación de la
actividad, implicaría una inflación aún más alta y agudizaría la crisis social.
En ese sentido, reafirman que el tipo de cambio oficial correrá según lo
pautado en el proyecto de Presupuesto 2022, que plantea un avance del dólar
oficial del 28% el próximo año (nuevamente por debajo de la inflación
proyectada en un optimista 33%).
Flujo de divisas
Lo cierto es que,
más allá de que todas advierten sobre la escasez de divisas, el grueso de las
consultoras estima que las reservas líquidas están en terreno positivo. En
Equilibra sostienen que vienen en baja pero calculan que al 8 de noviembre las
netas (sin incluir los DEG) se ubicaban en u$s4.729 millones y las líquidas en
u$s1.102 millones. Eco Go estima que al 5 de noviembre las tenencias netas (con
DEG) eran u$s5.664 millones y las líquidas, u$s1.677 millones. GERES calcula
que al cierre de octubre las netas (con DEG) estaban en u$s7.039 millones y las
líquidas, en u$s1.057 millones. Aunque esperan que sigan en baja de acá a fin
de año producto de la intervención cambiaria y los pagos de deuda.
Las divisas
existentes en las arcas del BCRA son importantes porque se utilizan para
sostener la estabilidad cambiaria, sobre todo en momentos de tensión. Como
contó este diario, el mercado entró a la semana preelectoral con un nuevo pico
de demanda de cobertura a través de las cotizaciones financieras, los títulos
dólar linked y los contratos de dólar futuro. El Gobierno espera que esa
presión afloje de a poco después de las elecciones. Mientras tanto, en el mercado
oficial la estacionalidad juega en contra, aunque las restricciones
implementadas por el Central la semana pasada para la posición neta de divisas
de los bancos moderó el drenaje por esa vía. Igualmente, ayer tuvo que vender
u$s110 millones.
En la autoridad
monetaria destacan que “el BCRA acumuló entre enero y octubre
compras en el mercado de cambios por u$s6.289 millones, constituyendo el máximo
valor desde 2012 para los primeros 10 meses del año, mientras que las reservas
aumentaron u$s3.430 millones en el mismo período”.
La gran pregunta es
si alcanzará para pasar el verano hasta que en marzo comiencen a ingresar los
dólares de la cosecha gruesa, el principal flujo de divisas que recibe el país.
En el gabinete económico sostienen que lo más probable es que el Central
termine el año con acumulación neta de reservas pese a las intervenciones y al
pago pendiente al FMI por u$s1.885 millones. Esperan una cosecha récord de
trigo (que la Bolsa de Comercio de Rosario estima en u$s3.800 millones) cuya liquidación
entrará a partir de diciembre y adelantan un mayor ingreso de desembolsos desde
bancos multilaterales. Ayer, por caso, llegaron u$s296 millones
correspondientes a préstamos del BID (u$s237 millones) y del Banco Mundial
(u$s59 millones). La semana pasada los organismos habían girado u$s290
millones.
Además, el
vicepresidente segundo del BCRA, Jorge Carrera, señaló que por las
reestructuraciones de deuda privada (que se sumaron a las de Nación y
provincias) “hay una mejora notable en el flujo futuro de pagos externos”. Y
destacó el reciente acuerdo de AA2000 con sus acreedores, que incluyó fondos
frescos por u$s126 millones.
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