Por Salvador Di
Stéfano - Argentina tiene una oportunidad única en el contexto
mundial: el mundo transitará varios
años con una inflación mucho más alta que en los últimos 5 años. Esto se debe a la alta demanda de
petróleo y gas, lo que potencio la suba de precios de ambos productos. El corte
de la cadena de suministros producto de la pandemia, nos llevará años poder
normalizar, por ende, vamos a convivir con mayor inflación, y países como
Argentina que tienen una alta deuda pública, reestructurada a largo plazo y con
bajas tasas verán licuar la deuda y se morigerará el pago de las amortizaciones
e intereses.
Nuestra economía
está muy ligada a la evolución del precio de las materias primas. Creemos que,
de cara a los próximos años, la fuerte suba en el petróleo y el gas arrastraría
a la suba a otros productos como es el caso de las materias primas agrícolas. Una mejora sustancial en el precio de estos productos podría
impulsar nuestra PBI a la suba, mejoraría la recaudación tributaria y le daría
al Estado más recursos para equilibrar el presupuesto, y el sector privado
podría dinamizar la economía privada.
Este escenario de
suba de PBI, con una deuda que se mantendría estable, nos dejaría como saldo
una relación deuda sobre PBI que sería más baja y le daría más credibilidad a
nuestro país para mejorar su reputación crediticia. En resumen, el contexto internacional nos sonríe.
En el plano
interno, está claro que el Banco Central no tiene reservas: en el mes de diciembre se le debe pagar al FMI unos U$S 1.880
millones, ese pago será el que dejará al país con reservas
negativas. No hay en el horizonte una fuerte entrada de dólares que revierta este escenario, por
eso la gran demanda de dólares en el mercado.
En materia de
pesos, el Gobierno sigue mostrando un elevado de fice fiscal, en los últimos 12 meses se ubicó en 1,6 millón de millones, de los
cuales 1,3 millones fue financiado con emisión monetaria, esto implica
que el 78% del déficit se financió imprimiendo dinero. Este aluvión de pesos en
el mercado, que choca con la escasez de dólares es lo que impulsa a la suba a
los dólares alternativos.
La política
monetaria y cambiaria del Banco Central no ayuda, la tasa de interés pasiva es
negativa contra la inflación, los ahorristas obtienen de los bancos una tasa
del 37% anual en el mejor de los casos contra una
finalicen que se ubica en el 52,5%, claramente
prefieren el dólar a colocar sus excedentes a plazo fijo. La tasa activa de los
créditos también es negativa contra la inflación, por eso las empresas
prefieren estar endeudadas en pesos, frente a una inflación creciente.
El punto más álgido
es el tipo de
cambio mayorista, su cotización se ubica
en torno de $100, y ya tiene una brecha superior al 100% frente a los dólares
alternativos libres. Esta
brecha es insostenible en el tiempo. Los dólares alternativos no bajaran, en el
mercado, no hay vendedores y no creemos que aparezcan en este contexto de
incertidumbre. Por otro lado, el gobierno se muestra remiso a devaluar el tipo
de cambio mayorista.
El tipo de cambio mayorista en torno a $100 no es nada
competitivo, está claro que hay muchos productos como pollo, cerdo, quesos, lácteos y huevos que con este
tipo de cambio no se pueden exportar porque quienes lo producen lo harían a
pérdida. Sin embargo, muchos de estos productos son importados de Brasil. Las
cuentas de Excel que hacen muchos consultores en economía y negocios deberían
contrastarse con lo que sucede en el mercado, desde la computadora todos los
negocios cierran, cuando vas a la práctica y salís de la General Paz es muy
distinto.
El Gobierno para
contener la inflación anclo el tipo de cambio oficial y las tarifas, pero esto
no se puede sostener en el tiempo. Los ingresos de dólares provienen de la exportación, si siguen
reprimiendo el precio del tipo de cambio, las exportaciones declinarán, las
importaciones tenderán a la suba y se hará humo el saldo de la balanza
comercial.
Si miramos el
balance cambiario, el principal aportante de dólares es la
balanza comercial, el resto de las cuentas que lo integran son negativos o con
un saldo muy escaso. El faltante de dólares se acentúa, y todos los
caminos conducen a una devaluación del tipo de cambio mayorista.
En el mercado de dólar futuro, hay contratos abiertos por la friolera
de U$S 5.300 millones, en donde un 80% está concentrado en noviembre, diciembre
y enero. Hay un 40% de posibilidades de que el dólar mayorista se ajuste en el
mes de diciembre, y un 60% de posibilidades en el primer trimestre del año
2022. El premio que pagan los especuladores para tomar posición de dólar al mes
de enero es una tasa del 60,6% anual, una tasa superior a la inflación pasada.
En resumen, el contexto de la economía interna es muy hostil para los negocios,
tenemos escasez de dólares, abundancia de pesos, alta inflación y nos golpea en
la puerta una probable devaluación del dólar mayorista, sin descartar que una
suba de tarifas incremente los costos de las empresas y haga que la devaluación
tenga que ser más elevada de la que muchos imaginan.
Conclusiones
Argentina tiene por delante un contexto internacional que la puede
beneficiar. Vemos un escenario muy alcista para los productos que
exportamos para el segundo semestre del año 2022, con precios de soja, maíz y
trigo en valores récord. Cuidado que el petróleo y el gas, también podrían
tener ese recorrido y afectaría los costos de la economía, ya que el gobierno
no podrá mantener desanclado los precios locales versus los internacionales.
La economía
argentina está muy desordenada, los precios de las tarifas y el tipo de cambio deberían liberarse, es
imposible pensar en un plan económico con precios reprimidos. Nadie vendrá a
invertir cuando los precios los fija el Estado a su antojo y capricho, y no el
mercado. Esto nunca termino bien, más temprano que tarde el mercado ajusta.
Las elecciones
legislativas deberían dar el marco para que la clase política pueda alinear el
mercado interno con el internacional, lograr la liberación de precios y tener un tipo de cambio competitivo.
Deberíamos tener un tipo de cambio libre, para que quienes desean ahorrar lo
hagan en un mercado menos complejo, transparente e institucional, esto
seguramente haría que los dólares alternativos lejos de subir bajen en este
escenario. Consideramos que, si siguen por el camino actual, lo prohibido
siempre fue más atractivo que lo permitido, y en la vida está prohibido
prohibir.
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