Por Sofía Diamante
- En un clima pesado por la humedad y los análisis económicos poco optimistas,
los ejecutivos de finanzas de las principales empresas del país volvieron a
verse las caras en la tradicional convención del IAEF, tras un año de
virtualidad por la pandemia. La certeza que prevaleció en el encuentro es que
para el Gobierno será muy difícil no aplicar una mayor devaluación tras las
elecciones. La gran preocupación, por otro lado, es la dinámica que tomó la
inflación.
“Hay una diferencia
de 15 puntos porcentuales entre el aumento del tipo de cambio de este año y la
inflación. Eso no es sustentable”, dijo el gerente de Finanzas de una empresa
del rubro de alimentos. Según señaló, en el escenario base de la compañía
ocurre una devaluación y el Gobierno arregla con el FMI. “Si Guzmán no sigue en
el cargo, podría haber más controles de precios, pero no cambiaría mucho el
panorama”, indicó en reserva, como la mayoría de los ejecutivos, en una muestra
más del contexto del país.
Muchos de los
directores saben que el año próximo será de reacomodamiento, porque entienden
que correrán de atrás con los precios. No hay forma de anticiparse, dicen, solo
adelantando stock en las compañías industriales que lo pueden hacer. Este
pensamiento se vio reflejado en la encuesta de la consultora EY que contestaron
los ejecutivos, en la que, si bien el 60% proyecta que sus ventas aumentarán en
2022, el 53% cree que su rentabilidad se mantendrá constante o disminuirá.
Otro resultado
alarmante, que no se condice con la expectativa por el aumento de ventas, es
que apenas el 25% de los ejecutivos creen que necesitarán mayor demanda de mano
de obra directa.
Se trata del número
más bajo desde 2014. De hecho, el 61% dijo que no afectará la necesidad de mano
de obra, mientras que el 14% restante dijo que la disminuirá. El año pasado, en
plena pandemia, un 36% de los ejecutivos contestaron que iban a disminuir la
mano de obra directa, pero también un 34% indicaron que la iban a aumentar.
Este panorama se
contradice con la disertación que dio el secretario de Finanzas, Rafael Brigo,
quien dijo que el financiamiento para empresas aumentó 77% este año con
relación al anterior, y que también “se ven datos alentadores” en la “creación
de empleo formal, la reducción del déficit fiscal, la reducción de las
transferencias del Banco Central al Tesoro y la mejora en la inversión”.
“Entendemos que
estamos por el camino correcto logrando buenos resultados”, señaló el
funcionario, quien solo mencionó la inflación como “un desafío”. “Sobre la
inflación, habrá que seguir incursionando en medidas para reducirla
gradualmente”, dijo, y más tarde agregó: “Tenemos que seguir apostando al
mercado de capitales en pesos, porque cuanto mejor nos va, menor es la
necesidad de financiamiento del Central y hay menores presiones sobre la inflación”.
En uno de los
coffee breaks, otro ejecutivo criticó la visión que presentó el funcionario, y
dijo que tiene que sostener lo que dice. “Ellos creen que se están haciendo las
cosas bien, pero tenemos un desafío de inflación y no abordó cómo lo van a
solucionar”, dijo, y agregó que le pareció un “poco improvisado” que el
secretario no haya llevado una presentación.
“El diagnóstico de
Brigo pareció el de un país distinto del que conocemos; no estaba hablando de
la Argentina. Hay una distorsión entre la realidad y lo que ve”, opinó otro
ejecutivo de una empresa de alimentos, quien ve como “inquietantes” los niveles
de inflación. Sin embargo, reflexionó sobre otro tema que se trató en la
convención: si habrá más o menos “economía de mercado” luego de las elecciones.
“¿Realmente quieren
eso? Es una discusión que internamente pareciera estar teniendo el Gobierno.
Hay una parte del oficialismo que apuesta por una economía de mercado, pero el
kirchnerismo todavía está
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