Por Carlos
Arbía - Uno de los hechos más relevantes de la relación de Argentina con el FMI
ocurrió hace dos semanas en Buenos Aires. Con total reserva y sin avisar a las
autoridades locales llegó una misión secreta del FMI que se alojó en
un hotel de la zona de Retiro.
El principal
objetivo: entrevistar a consultores políticos, economistas y ex funcionarios de
los últimos gobiernos para que les den su opinión antes de las elecciones del
próximo 14 de noviembre.
Uno consultor y un
ex ministro que se reunieron con los funcionarios confirmaron
a iProfesional que se reunieron con integrantes de esa misión.
"Las preguntas
no estuvieron centradas en la economía sino en la política. Las más importantes
que nos hicieron fueron ¿está unido el Frente de Todos? ¿Qué posibilidad
hay de que luego de las elecciones el presidente Alberto Fernández sume a
gobernadores e intendentes para gobernar los próximos años? ¿Qué pasaría si CFK
y La Cámpora se van del Gobierno?", comentó uno de los
entrevistados.
Por su parte el ex
ministro manifestó: "me llamó la atención que no preguntaron sobre el
resultado de las elecciones del 14 de noviembre. En lo que respecta al
clima económico solo indagaron sobre el funcionamiento del mercado cambiario y
qué posibilidades había de una devaluación en el futuro. No se preocuparon ni
por el crecimiento, ni por la inflación ni por los números fiscales porque
tienen toda la información al respecto, pero tienen dudas acerca del
funcionamiento del mercado cambiario y no entienden porque tenemos 12 tipos de
cambio distintos".
Con respecto a la
renegociación del acuerdo con el FMI hay que explicar algunos aspectos clave.
El periodista Carlos Pagni el lunes pasado los ha definido como "la sarasa
de Martin Guzmán" haciendo referencia a la frase poco feliz que lanzó
el ministro de Hacienda al aire en una sesión del Congreso cuando creía que su
micrófono estaba muteado.
"Interesante
sobre todo en un académico: seguramente en Columbia no le permiten la sarasa,
pero en el Congreso él cree que es un ámbito donde a los
representantes del pueblo se les puede dar sarasa. Guzmán presenta tres
reclamos frente al organismo. Pagni definió que estas son demandas para
mostrarle al ala izquierda del oficialismo (La Cámpora) y sobre todo a la
vicepresidenta, que hay conquistas en esa negociación. El primer reclamo era
que el plazo para devolver el préstamo que tomó el gobierno de Mauricio Macri
con el FMI se extendiera por lo menos a 20 años. Esa demanda se ha dado de baja
y el plazo máximo del nuevo acuerdo que se firmaría sería a 10 años con 3 años
de gracia", indicó.
El segundo de los
pedidos de Guzmán es que se elimine la sobretasa que pagan los países
cuando toman prestado del FMI un monto superior a su cuota parte en
la entidad. En este caso el FMI le prestó al gobierno anterior más del 300 por
ciento de la cuota que tiene el país. En el caso que un país pida un préstamo
que exceda el monto de esa cuota tiene que pagar una tasa de interés adicional
de sobrecargo y si ese crédito se extiende por más de tres años, también. En la
reciente cumbre del G20 la Argentina pidió bajar esa sobretasa pero todavía no
se sabe qué pasará.
"Nuestros
ministros de economía van a seguir discutiendo la cuestión de las
sobretasas" dice el comunicado del G20 pero no dice que se le pide
al Fondo eliminar esas sobretasas ni reducirlas. Lo que no cuenta Guzman es que
esa discusión ya se dio dentro del FMI de manera informal y hasta ahora ese
pedido fue denegado.
Hace dos semanas
llegó una misión "secreta" del FMI entrevistar a consultores
políticos, economistas y ex funcionarios
Esa sobretasa, de
acuerdo a los cálculos del economista Fernando Marul, tendría un costo
anual de unos 1000 millones de dólares por año, pero otros economistas calculan
que podría llegar a los 1200 millones de dólares por año. Como ejemplo solo
basta mencionar que por los intereses que paga por las Leliq el estado
argentino les entrega a los bancos y al propio estado unos 10.000 millones de
dólares al año al tipo de cambio oficial o u$s5.000 millones al tipo de cambio
libre.
Esta cifra es
similar a la que pagaba el estado en los tiempos de Mauricio
Macri cuando se produjo la gran devaluación y luego este Gobierno cambió
las Lebacs por las Leliqs. Lo único que hubo fue un cambio de nombre
y que los particulares no pudieran comprar esas letras, pero el problema sigue
igual porque el BCRA les paga a los bancos el 38 por ciento anual para renovar
esas letras. Por otro lado, el Tesoro paga tasas en pesos superiores al 40 por
ciento anual para renovar los vencimientos de la deuda en pesos y hasta fin de
año le faltan renovar unos 600.000 millones de pesos.
Los números
muestran que desde que este gobierno asumió la Argentina pagó
al FMI unos u$s4.174 millones. Fueron u$s2.282 millones de intereses
y u$s1.892 millones de capital. Todavía restan pagar unos u$s 1900 el próximo
22 de diciembre y el año próximo vencerán otros u$s18.000 y en el 2023 los
restantes u$s18.000 millones. Si tomamos la tasa del mercado, hoy es del 20%.
Es lo que indica el índice de riesgo país. Entre seis y ocho por ciento,
pagaría la Argentina con una economía tendiendo a la normalizada. En tanto que
al FMI se le pagaba el 3 por ciento.
El motivo concreto
por el cual estos cargos aumentan desde noviembre es que empiezan a correr los
36 meses desde que Argentina tiene el crédito con el FMI por encima
de la cuota que le corresponde (187,5%). Así está establecido en las reglas del
organismo, y que la Argentina pretende modificar vía el G-20.
Por eso la
Argentina pasa a pagar la tasa de interés máxima que el Fondo
establece para este tipo de créditos: 4,05%. Esa tasa surge de sumar el 0,05%
tasa de interés, el 1% básico de cargo, un 2% por acceder a un préstamo
superior al 187,5% de la cuota de Argentina y por último el 1% porque el monto
que el país adeuda por arriba del 187,5% de su cuota persiste hace más de 36
meses.
¿Más cepo y más brecha
cambiaria?
De acuerdo a una
estimación de la consultora ACM, los costos de las sobretasas significan
unos u$s1.252 millones anuales. Si el nuevo acuerdo no está listo para antes de
fines de marzo próximo entonces la Argentina estará en problemas.
El otro costo de
demorar el acuerdo es la inestabilidad cambiaria que conlleva una brecha de
casi el 100 por ciento entre el dólar oficial y los dólares financieros
alternativos. Un reciente informe de Econviews advierte que un nuevo programa
con el FMI sería una ventana de oportunidad para poder resetear la política
cambiaria, monetaria y fiscal y para un reordenamiento macroeconómico con el
ancla de un plan".
En tanto, la FMyA
de Fernando Marull explica que "para el verano 2022 asumimos que se va a
transitar con más cepo y más brecha cambiaria. Hay un 30% de probabilidad
de un salto cambiario como en el de enero de 2014".
Lo que se observa
con más preocupación en los últimos días es una nueva caída de las reservas
del BCRA y el aumento del dólar contado con liqui que está en
alrededor de los 215 pesos y una fuerte suba del riesgo país por encima de los
1700 puntos básicos más allá de la baja del dólar paralelo.
En el aspecto
político algo que preocupa a los funcionarios es la tercera demanda de Guzman
que ha lanzado la idea que el FMI le pide a la Argentina un acuerdo
político como una especie de paraguas protector. Esto implicaría que la
oposición convalide el nuevo acuerdo que en el futuro cierre este gobierno. Los
acuerdos con el organismo no piden eso porque el FMI no tiene autoridad para
inmiscuirse en los asuntos internos de un país y decir lo que tiene que hacer o
no la oposición.
El economista y
candidato a diputado de CABA Javier Milei explicó
a iProfesional que el problema hoy es más grave que el del final del
kirchnerismo y del macrismo. En particular por el llamado dinero sobrante o
money overhand. Es la parte del dinero que los actores de la sociedad guardan
porque no pueden gastarla debido a la existencia de precios fijos que generan
falta de oferta de los bienes con precio fijado en los que gastar el dinero.
Por lo general el sobrante monetario termina siendo eliminado a través de una
alta inflación que, junto a una liberalización de precios, desencadena un gran
salto en la inflación difícil de controlar hasta que la situación económica se
estabilice.
Milei calcula que
el equivalente en pesos atrapados que no pueden salir del sistema llega hoy a
unos 5 puntos del PBI, el equivalente a unos u$s 20.000 millones que en
algún momento van a presionar a la demanda de dólares y de otros activos
financieros dolarizados.
"El peligro no
es la presión dolarizadora sino la presión pesificadora del gobierno. En
materia de pesos sobrantes y de inflación en aumento estamos como en la previa
del Rodrigazo del 75 o del colapso del 2001", manifestó el
economista y candidato a diputdo.
Se estima que para
el verano 2022 se va a transitar con más cepo y más brecha cambiaria
"El problema
está en las Leliqs y no en la sobretasa que hay que pagar al FMI"
dice Milei.
El problema es la
emisión monetaria para financiar el gasto público, que se transforma en deuda
del BCRA que afecta el patrimonio del mismo que hoy es negativo"
explica el economista.
Con respecto a la
inflación los técnicos del FMI consideran que la inflación se
convirtió en las últimas semanas en "una cuestión importante" en la
economía argentina y anticipó que el Gobierno de Alberto Fernández necesitará
"actuar en distintos frentes" para anclar las expectativas.
El director
interino del Departamento del Hemisferio Occidental Nigel Chalk, considerado
por el mundo de Wall Street como unos de los duros de la
renegociación, mencionó en octubre pasado durante la presentación de un informe
de perspectivas económicas para América Latina y el Caribe que las perspectivas
de suba de precios en la Argentina "no tienen ancla", lo que atribuyó
a "causas múltiples", por lo que afirmó que requerirá distintas
acciones por parte del Poder Ejecutivo y aunque evitó dar precisiones, mencionó
que también podría valerse de "políticas de ingresos" para compensar
la suba inflacionaria.
El FMI mencionó su
preocupación por la aceleración inflacionaria en la Argentina y
anticipó que el Gobierno necesitará "actuar en distintos frentes"
para anclar expectativas.
"Se está
produciendo una recuperación económica en América Latina y el Caribe
(ALC), pero la pandemia aún arroja sombras en gran parte de la región. La
recuperación fue sólida en el primer trimestre de 2021, pero perdió impulso en
algunos países en el segundo trimestre, lo que refleja el repunte de los casos
de COVID-19″, mencionó el FMI.
"Se proyecta
que el PIB real crecerá un 6,3 por ciento en 2021, seguido de un
crecimiento más moderado del 3 por ciento en 2022, pero no se pondrá al día con
las tendencias pre pandémicas en el mediano plazo, ya que la debilidad
persistente en los mercados laborales aumenta el riesgo de cicatrices".
Tanto el informe
del organismo como las declaraciones de Nigel Chalk marcaron a la
inflación como una de las preocupaciones centrales. "Si el aumento de la
inflación amenaza con desanclar las expectativas de inflación, los bancos
centrales deberían endurecer la política monetaria para señalar un compromiso con
las metas de inflación y evitar aumentos persistentes de la inflación",
apuntó el organismo.
El FMI destacó
además el rápido crecimiento que experimentará la economía argentina este año y
mencionó que "continuamos con un diálogo activo" con las autoridades
del Gobierno. Consultado sobre la posibilidad de una visita de funcionarios
del FMI a Buenos Aires antes de fin de año, Chalk mencionó que
"no hay razón" para que no haya una misión del organismo a la
Argentina, pero que sería necesario sopesar "si sería productivo" en
este contexto.
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