Por Mariano
Boettner - Mientras el
dólar blue orilla los 200 pesos y el contado con liquidación supera los $217, el
Gobierno asegura que el armazón defensivo que sostiene a través del cepo
cambiario evitará que después de las elecciones haya un salto devaluatorio, a
la luz de una brecha cambiaria que asoma al 100% entre el dólar mayorista
administrado por el Banco Central y la divisa paralela que se negocia en la
city.
Las presiones
cambiarias comenzaron varias semanas antes de las elecciones primarias, algo
que no agarró desprevenido al equipo económico. Desde un despacho oficial
insisten en que la dinámica de mayor demanda de dólares -que en un marco de
cepo cambiario estricto para la compra al ahorrista- era algo esperable en un
contexto de incertidumbre política por la cercanía de los
comicios. Incluso en el Ministerio de Economía admiten que las elecciones
del 14 de noviembre agregan más condimento al contexto de por sí complejo.
Tras su gira por
Italia en la que mantuvo distintas reuniones para intentar destrabar las
negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, el ministro de
Economía Martín Guzmán volverá ya en Buenos Aires a supervisar la
próxima operación que realizará la Secretaría de Finanzas en el mercado local
para recolectar más pesos entre los inversores institucionales, pero en la que
además tendrá la misión de despejar parte de los altos vencimientos que se
acumularon para este mes por uno de los bonos atados al dólar que emitió
el Palacio de Hacienda.
En ese sentido,
este jueves Finanzas buscará a través de un canje anticipado descomprimir
los $270.000 millones que esperan ser pagados a fines de noviembre. Para eso,
pondrá sobre la mesa ante los inversores dos opciones: que elijan quedarse con
otros dos bonos dollar linked que tienen un plazo más largo (uno vence en 2022
y otro en 2023) y una segunda alternativa con un título en pesos a tasa fija
más corto, una opción que suele aparecer como predilecta entre los fondos
inversores en tiempos de incertidumbre.
No es menor la
importancia de la operación que busca hacer el Ministerio de Economía con los
bonos dollar linked, una opción que reapareció en el menú oficial
ante el mercado local a fines de julio. Por definición, los bonos atados al
dólar son un instrumento de cobertura ante movimientos del tipo de cambio, pero
que no implican para el inversor pasarse a moneda extranjera, ya que tanto
la compra del título público como su cobro se realiza siempre en pesos.
Guzmán y Pesce
descartan una devaluación después de las elecciones del 14 de noviembre
Más allá de la
licitación puntual de este jueves, en el Gobierno se apoyan en el
entramado de regulaciones que implican el cepo cambiario actual y las
restricciones a las importaciones para asegurar que no debería haber, luego de
las elecciones del 14 de noviembre, movimientos bruscos en el tipo de cambio.
En el equipo económico admiten que se trata de medidas “defensivas” que están
más pensadas para atravesar la coyuntura difícil que como un marco normativo
que se pueda extender en el tiempo.
El Banco Central en
los últimos días decidió relajar parte de las trabas a las compras hacia el
exterior que había decidido a principios de mes, tras los reclamos de distintos
sectores y luego de reuniones cara a cara entre las autoridades de la entidad
monetaria y empresarios de distintos rubros. En ese sentido, el BCRA abrió
levemente la canilla de dólares a precio oficial para importaciones aunque todavía se mantienen
limitaciones.
El Gobierno se
apoya, entonces, en una serie de elementos para sostener que no habrá una
devaluación en los próximos meses. Por un lado, mantener buenas relaciones con
los inversores externos que todavía tienen en moneda local un equivalente
a USD 7.500 millones y que buscan salir de la plaza local a través
del “contado con liqui”. Para eso, los funcionarios de Finanzas mantienen
un contacto permanente para evitar una estampida y coordinar las
colocaciones de deuda con las necesidades de esos fondos.
Mantener a raya el
tipo de cambio administrado por el Banco Central es otro de los ejes que en el
Poder Ejecutivo sostienen como parte de las medidas defensivas. En lo que va
del año el mayorista solo subió 17% -contra 37% de inflación- y para cumplir
con el Presupuesto debería encarar un último tramo de aumento cercano a
los ocho puntos porcentuales, ya que la ley de leyes esperaba un ajuste de 25%
a lo largo de todo 2021.
Fuentes oficiales,
de todas formas, aseguran que post elecciones no se acelerará el ritmo de
depreciación del mayorista, a pesar de que hay cierto consenso en el mercado
sobre una corrección cambiaria. La intervención del BCRA en el mercado
cambiario es otro lo de los elementos que en el oficialismo ponen en cuestión.
Esta semana la autoridad monetaria vendió unos 60 millones de dólares de sus
reservas para contener el precio de la divisa.
La brecha cambiaria
aparece dentro de las preocupaciones del equipo económico. En algunos despachos
oficiales leen que el aumento en la demanda de divisas para importaciones, por
ejemplo, subyace la expectativa de una devaluación que genera una distancia tan
elevada entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. El propio Martín Guzmán
dijo recientemente que el Gobierno mira “atentamente” a la brecha y que “trabaja
para reducirla”.
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