Por José
Calero - Los datos oficiales arrojan que en diez años la nómina de asalariados
que se desempeñan en la planta de Nación, provincias y
municipios ronda los 3,3 millones de personas.
Representa
un incremento de casi 30% respecto de los 2,5 millones contabilizados
hace diez años.
A contramano,
durante la última década el empleo privado cayó casi 5%, en un
fenómeno que se agravó durante la pandemia.
En casi diez años,
la cantidad de empleados registrados del sector privado descendió de 6,1 millones
a 5,8 millones.
Las empresas le
apuntan a varios factores: a la recesión, le suman la vigente prohibición de
despidos sin causa y la doble indemnización, además de lo costoso que es
tomar un empleado en el país.
Más allá de cuáles
sean las causas, las cifras reflejan que hay un problema, si por cada puesto
perdido en la esfera privada, se crean tres en la pública, cuando el país
soporta un fuerte déficit fiscal.
De acuerdo con estadísticas del INDEC, para alcanzar
los niveles de empleo anteriores a la pandemia, se deberían crear medio millón de
puestos de trabajo.
Existe un
estancamiento en el empleo privado y los puestos que se van generando
corresponden al sector público o a categorías relacionadas con la precariedad,
de acuerdo con los últimos reportes del Ministerio de Trabajo.
En enero
de 2012, el sector privado le daba empleo al 56% del
total de trabajadores registrados, pero esa participación cayó
al 49% en el último año.
Al contrario, la
nómina de asalariados que cobran de Nación, provincias y municipios subió de
2,5 millones a 3,3 millones.
Los estatales eran
el 23% del total de trabajadores en 2012, mientras que ahora son el 28%, según
la información oficial.
En la última
década, los trabajadores autónomos cayeron a 370.000, cuando en 2012 eran 409.000.
Es una reducción del 10%.
En cambio, los
monotributistas se incrementaron un 23%, de 1,3 a 1,6 millones.
También hubo una
fuerte alza del empleo registrado entre el personal de servicio doméstico, que
subió casi 30%, al pasar de 390.000 en 2012 a 475.000 en junio último.
El mayor
crecimiento se produjo entre inscriptos en la categoría de Monotributo
Social, que pasó de 165 mil en 2012 a 370 mil en la actualidad. Representa
un alza cercana al 120%.
De acuerdo con un
informe de la Fundación Libertad y Progreso, al que accedió iProfesional, el
estancamiento en la creación de empleo privado arrancó en el 2011, cuando
"se acabó el boom de los commodities y se impuso el primer cepo cambiario
del kirchnerismo".
"A partir de ese entonces sólo se creó empleo privado
en épocas electorales, con excepción a 2019", consignó.
El ciclo económico
electoral se inicia con un gobierno que expande el gasto público (obras y
subsidios) para intentar ganar elecciones, lo cual genera inicialmente un
repunte de la actividad económica, pero de corto plazo.
"Eso es lo que
se ve en los años impares (electorales). 2013, 2015 y 2017 son años en donde el
empleo privado creció. Sin embargo, como la Argentina tiene perspectivas
futuras que alienten la inversión privada que crea empleo privado de calidad,
el rebote no se sostiene y entramos en un año de caída del PBI y de destrucción
del empleo privado", señala el informe.
A partir del 2018,
un año que, en principio, prometía cortar con este ciclo de caída en los años
pares, la economía se desplomó como consecuencia de la crisis de
confianza que sufrió el gobierno de Cambiemos.
"El hecho de
haber postergado las reformas estructurales no fue gratis y el mercado dejó de
prestarle dinero a un gobierno que sostenía el gradualismo fiscal mediante
endeudamiento", advierte.
En 2020, la crisis
que desencadenó la pandemia y la floja gestión económica del gobierno del
Frente de Todos llevó a que la caída del empleo privado se profundizara. Con
datos hasta julio del 2021, hay 385.000 empleos privados menos que en el pico
de diciembre de 2017.
En simultáneo, el empleo público parece no sentir las
crisis, es más, sigue creciendo. Desde diciembre del 2017 hasta julio del 2021, el
empleo público creció en 132.000.
En el medio pasaron
dos crisis económicas, pero tanto la Nación como las provincias y los
municipios siguen aumentando sus plantillas, donde se produce el fenómeno del
apilamiento de empleados y contratos, ya que buena parte de los que fueron
contratados en el gobierno anterior, logran resistir y quedarse en la siguiente
administración.
"De esta
manera el Estado sigue incrementándose. La contrapartida de un Estado muy
grande es una necesidad de financiamiento de la misma magnitud. El problema es
que la sociedad argentina no está en condiciones de aportar esos recursos
mediante impuestos. El resultado de esto es el financiamiento mediante emisión
monetaria que nos lleva a vivir con una inflación superior al 50%", alerta
el informe de Libertad y Progreso.
Según datos del
Ministerio de Trabajo, desde que empezó la pandemia, 89.247 asalariados
privados perdieron su empleo, lo que representa una caída del 1,5% del empleo
privado, mientras que se crearon 86.000 empleos públicos, marcando una suba del
2,7% en este sector.
Así, la grieta entre
el sector público y el privado se profundizó con el COVID-19, aunque ello no es
exclusivo de esta gestión, pues el punto de inflexión fue la crisis de
confianza en 2018.
Desde diciembre del
2017, el empleo público creció en 131.800 puestos, mientras que se perdieron
385.000 empleos privados.
Si bien el primero
aumentó su planta casi a la par de la caída del segundo, no logró recuperar los
empleos perdidos. En porcentaje, el privado cayó 6,1% en simultáneo al
crecimiento del 4,2% del público. En términos interanuales, puede notarse que
el empleo público creció un 3,1% este año, la mayor suba interanual desde junio
del 2016.
Diego Piccardo,
economista en la Fundación Libertad y Progreso, indicó que los gobiernos fueron
decisivos en este detrimento: "Los datos muestran que, a la hora de
enfrentar una crisis, es el sector privado el que termina realizando el ajuste
mientras que el sector público sigue contratando trabajadores", señala.
Qué pasó durante la
pandemia
Además, Piccardo
hizo foco en los últimos dos años y explicó que "si para enfrentar una
crisis como la del 2018 o la del COVID-19, el Estado contrata más trabajadores
financiados mediante mayores impuestos o inflación, el sector privado se va a
terminar asfixiando cada vez más como consecuencia de esta enorme presión
tributaria".
Otro factor a tener en cuenta es la regulación laboral
y la industria del juicio, que generan altos costos tanto para las pymes como para
grandes empresas, y deben medirse a la hora de contratar trabajadores.
Aldo Abram, director
ejecutivo en Libertad y Progreso, propone "disminuir la carga impositiva
sobre el salario, pero también reformar la legislación laboral que hace
sumamente riesgoso tomar un trabajador".
"Ambas cosas
permiten bajar el costo extra salarial y por ende, incentivar la creación de
puestos productivos sin afectar los ingresos del empleado", destaca.
Piccardo, por su
parte, compara la prohibición de despedir con el cepo cambiario: "Como
sucede con la entrada de dólares, que un cepo desincentiva la entrada de divisas,
cuando se impone un cepo para despedir empleados, se desincentiva contratar
nuevos trabajadores".
Y agrega que
"a pesar de la fuerte recuperación económica, la cantidad de empleo
productivo está lejos de los momentos previos a la pandemia; ya que nadie sabe
cuándo va a volverse a caer la demanda de sus productos y no quieren
encontrarse con una nómina salarial que no puedan reducir".
La mayoría de los
especialistas consultados por iProfesional coincidió en que la Argentina debe
insertarse en un círculo virtuoso de crecimiento, creación de empleo, mejoras
salariales y estabilidad macroeconómica, para empezar a salir de la crisis y
crear empleo.
Y a su vez salir
del círculo vicioso de estancamiento, déficit fiscal e
inflación en el que se encuentra actualmente.
Para volver a
retomar el camino de la creación de empleo privado, es necesario que crezca
la inversión productiva. A mayor inversión, se incorpora más y mejor
tecnología, que mejora la productividad de los trabajadores y, por ende, se
crea más empleo, y los salarios reales suben, sostienen.
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