Por Francisco Jueguen
- Pese a que se mantuvieron pisados el dólar oficial y las tarifas de los
servicios públicos durante casi todo el año, y tras la decisión del Gobierno de
congelar desde el mes pasado los precios de unos 1500 productos, economistas
privados calculan que la inflación de octubre osciló entre el 3% y el 3,5%.
La información
oficial se conocerá el 11 del mes actual, tres días antes de las elecciones,
cuando el Indec publique el índice de precios al consumidor (IPC).
Si ese número se
confirma, el alza acumulada en el año rondaría el 40%, muy cerca de la segunda
meta (tras el 29% del año pasado) establecida por Martín Guzmán para este año.
El actual objetivo macro es del 41,5%. Los privados estiman una inflación
acumulada en diciembre del 48,6%.
Las principales
subas del mes se habrían registrado en los rubros salud e indumentaria. Los
alimentos, en tanto, habrían mostrado una aceleración en las dos primeras
semanas de octubre, pero un freno en la segunda quincena. El aumento en este
rubro sería similar al 2,9% de septiembre. Los analistas advirtieron sobre el
impacto de la inflación global y la distorsión de precios relativos.
Pese a mantener
pisadas las tarifas de los servicios públicos y el dólar oficial durante casi
todo el año, y tras la decisión del Gobierno de congelar desde el mes pasado
unos 1500 productos, economistas privados calculan que la inflación de octubre
osciló entre 3% y 3,5%.
Si la variación de
los precios se mantuvo o no en esas cifras se confirmará el 11 de noviembre,
tres días antes de las elecciones, cuando el Indec difunda el IPC oficial.
Un dato por encima
del 3%, algo que descuentan prácticamente todas las consultoras privadas,
llevaría el acumulado del año al 40%, cerca del 41,5%, la nueva meta prevista
por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para este año en el proyecto de
presupuesto 2022. Ese pronóstico reemplazó al 29% esbozado por el titular del
Palacio de Hacienda en septiembre de 2020. El Relevamiento de Expectativas del
Mercado (REM) espera una suba de 48,6% este año.
Más allá de una
inercia que el Gobierno parece no poder frenar, los analistas privados
advierten sobre dos fenómenos que se montan sobre el preocupante avance de los
precios y su impacto en los ingresos de los argentinos. El primero tiene que
ver con la enorme distorsión de precios relativos en la economía local que
dificulta cada vez más futuras correcciones. El segundo es el impacto que un
mundo cada vez más inflacionario puede tener sobre la Argentina.
Varias consultoras
registraron una aceleración de precios de los alimentos en las primeras semanas
del mes. Se dio como anticipo a lo que el sector privado preveía tras las PASO
y que se materializó con el congelamiento impuesto por Roberto Feletti. Esas
alzas iniciales se ralentizaron, según mostraron algunos relevamientos
privados, en la segunda quincena del mes.
Tal visión coincide
con la registrada en la Secretaría de Comercio Interior, que informó el domingo
que durante los primeros 19 días de octubre los precios relevados
experimentaron un alza de 2,1%, mientras que a partir del miércoles 20 los
mismos mostraron una caída de 7,6%.
Más allá de esos
vaivenes, los economistas privados seguían registrando aumentos en el capítulo
de alimentos y bebidas, el que más peso tiene en el IPC, cercanos al 3%. En
septiembre fue de 2,9%. En Comercio Interior esperaban que volviera a la zona
de agosto: 1,5%.
La suba más
importante del mes pasado, según C&T, fue en salud. Al alza de las prepagas
se le sumó la de medicamentos. Detrás, como en los últimos meses, apareció la
ropa.
“El mes había
arrancado con una variación mayor, pero fue perdiendo algo de impulso, sobre
todo en la segunda mitad del mes a partir del congelamiento de precios
decretado por el gobierno nacional, lo que se vio especialmente reflejado en alimentos
y bebidas”, afirmaron en esa consultora privada. “El rubro, que por momentos
creció más de 4% con relación a igual período de septiembre, quedó algo por
debajo del promedio, en 3,3%”, completaron. En C&T calcularon un alza para
el mes de 3,6% y un alza interanual al 52,1%. En FIEL, que veía un índice
general cercano al 3%, también habían registrado algunas caídas en alimentos,
según contaron.
En la consultora de
Orlando Ferreres & Asociados, al cierre de la tercera semana, la suba de
los precios rondaba 2,4% con una inflación núcleo –no contempla precios
regulados ni estacionales– de 2,7%. “La núcleo da seguro por encima de 3%”,
afirmó el economista Fausto Spotorno.
Para la consultora
LCG el piso del mes fue de 3,5%, mientras los alimentos mostrarían subas –según
sus relevamientos– de cerca de 4%, lejos de la desaceleración captada por
algunos. En Equilibra trabajan con un avance de 3,5%, mientras que en GRA
Consultores, de 3,3%.
“Hacemos cortes
quincenales. En la primera quince na, la inflación tenía un ritmo superior al
3% mensual. Sobreeso vimos que los bienes de consumo masivo aceleraron sus
ritmos de aumentos previo al congelamiento”, contó Federico Moll, economista
jefe de Ecolatina, que prevé un piso de 3,5% para el mes. Cerca, un poco más abajo,
EcoGo estimó un alza de 3,2%.
Tal inercia
inflacionaria sumada a la política económica oficial, comenzó a provocar una
profundización de la distorsión de precios relativos. “La inflación, al captar
la variación del IPC, no refleja completamente los desajustes en precios
relativos. El dato de 52,5% interanual se quedó ‘corto’ en rubros puntuales que
dependen de insumos dolarizados y del sector de bienes transables”, afirmó el
economista Nery Perchisini, de GMA Capital.
“A fines de
septiembre pasado, los movimientos anuales en el dólar oficial, el CCL y los
precios regulados fueron un contrapeso del resto de los componentes de precios.
En las antípodas, la construcción, la carne e indumentaria lideraron las subas.
El riesgo de perpetuar y profundizar desequilibrios, en especial el tarifario,
es que aumenta la complejidad y la viabilidad política de una corrección
posterior”, cerró el especialista con relación a los desafíos locales en el
horizonte.
Pero también se
acercan peligros que son globales. El economista jefe de Arriazu
Macroanalistas, Fernando Marengo, describió el fin se semana el impacto de los
planes de estímulo por la pandemia en el consumo en tiempos de una oferta
limitada en países desarrollados y describió cómo esa inflación será importada
a los emergentes. Incluyó en su columna en Perfil un dato: el petróleo subió
34% respecto de su mínimo reciente, en agosto, y alcanzó su valor máximo en
siete años.
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