Por Mariano
Jaimovich - Los numerosos "agujeros" que muestra el rumbo económico
preocupan a los economistas. En especial, la falta de divisas y los tiempos que
se acortan para llegar a un tipo de acuerdo con el fondo Monetario
Internacional.
Para analizar este
tema, iProfesional entrevistó a Fernando Marengo, socio y economista jefe
de Arriazu Macroanalistas, donde considera que la "fecha límite" que
tiene el país para encarar un programa serio de estabilización es marzo del año
que viene.
-Las elecciones están muy próximas a
definirse, ¿cómo observa estos días previos?
-Luego del
sorpresivo resultado de las PASO la economía profundizó el "modo
electoral" que se viene observando desde el mes de junio. A partir de
este mes, ya se comenzó a observar un relajamiento en el ajuste fiscal llevado
a cabo entre octubre de 2020, luego de la crisis cambiaria, y mayo del
corriente año.
El relajamiento
fiscal consiste en un mayor crecimiento del gasto público, el déficit
fiscal y, por ende, de las necesidades de financiamiento en una
economía que no tiene financiamiento externo y que el acceso al local se
encuentra restringido. De esta manera, la principal fuente de
financiamiento es la emisión monetaria.
-¿Qué impacto económico puede haber respecto
a estos problemas?
-En la medida que
la desconfianza se profundiza, la demanda de activos en pesos se ve
afectada. La incertidumbre sobre el devenir de la economía nacional de los
próximos meses, y el temor a que se ahonda la pérdida en el poder de compra de
los activos en pesos, afecta la demanda de éstos.
La combinación de
la emisión monetaria realizada por el Banco Central para financiar el creciente
déficit fiscal, y el poco aliciente a demandar activos en pesos, generan
un exceso de billetes en la economía. Y, como contrapartida de
esto, numerosos desequilibrios en diferentes mercados.
-La falta de dólares es un aspecto
preocupante para la economía, ¿qué puede pasar con su precio y con las reservas
que tiene el Banco Central?
-La demanda de
bienes no comerciables internacionalmente genera actividad económica, que es un
objetivo deseado. Sin embargo, la demanda de bienes transables
internacionalmente y divisas, como forma de cobertura, provocan pérdidas de
reservas del Banco Central y ampliación de la brecha cambiaria. En sus intentos
por evitar la pérdida de reservas y la ampliación de la brecha,
los hacedores de política económica toman medidas paliativas que, dado que no
resuelven el problema de fondo, terminan provocando faltantes de bienes y/o
nuevos mercados donde conseguirlos a mayores precios.
Si bien
las reservas netas del BCRA registraron una fuerte
disminución en los últimos meses, es de esperar que se mantenga la
evolución del tipo de
cambio oficial hasta las elecciones de medio término e,
incluso, quizás hasta fin de año. Más allá de esto, luego de alcanzar un máximo
reciente en el mes de julio, las reservas netas registraron un continuo
deterioro hasta encontrarse, actualmente, en niveles críticos. Sin embargo, la
fungibilidad del dinero, junto con las restricciones que se van imponiendo al
acceso al mercado
oficial de cambios, le permitiría a la autoridad monetaria continuar con el actual ritmo de
depreciación, aunque esta no sea una política que se pueda perpetuar en el
tiempo.
-¿Cómo se vincula todo esto a los altos
niveles de inflación y el intento de frenalarla con un ancla cambiaria?
-La desaceleración
del ritmo de depreciación es uno de los tres pilares de
la "política antiinflacionaria". Dada la particularidad de la
economía nacional, donde después de décadas de sucesivas estafas a los
tenedores de pesos, los argentinos utilizamos el dólar como unidad de cuenta.
Entonces, se
intentan evitar los movimientos bruscos del tipo de cambio oficial, ya que los
mismos se trasladan más temprano que tarde a precios.
Las otras dos
variables utilizadas para intentar contener la inflación en el corto plazo, son
el retraso de tarifas y los acuerdos de precios, especialmente de aquellos
productos que conforman la canasta del IPC.
La forma en la cual
se intenta atacar la inflación provoca una distorsión de precios relativos, lo
que inevitablemente deberá ser corregida en el futuro.
-¿Qué salidas le quedan al Gobierno para
controlar esta situación tan compleja después de las elecciones?
-El escenario post
electoral estará marcado por el resultado de las elecciones, la forma en la
cual se diriman las diferencias dentro de la coalición de gobierno y el modo en
el cual se intente corregir los desequilibrios.
En marzo del año próximo el país debe enfrentar el
pago de más de 5.000 millones de dólares de compromisos con el FMI y el Club de
París, fundamentalmente. Algo que luce como una fecha límite para encarar
un programa de estabilización macroeconómico serio, que intente revertir las expectativas.
El nivel de
reservas proyectado, la mayor emisión realizada hasta aquel momento y la falta
de financiamiento hacen prever que este programa deberá encarar un ajuste del
desequilibrio, el cual debería incluir la recomposición de las tarifas en
términos reales, para evitar que su oferta se vea fuertemente afectada.
A la vez de
enfrentar alguna corrección del tipo de cambio, no por un tema de
competitividad, sino por uno de expectativas y desconfianza del
mercado.
En resumen, el ajuste de tarifas y tipo de
cambio acelerarían transitoriamente la tasa de inflación,
lo que permitiría profundizar la
convergencia fiscal. Es fundamental entender la necesidad del ajuste de precios
relativos, la dinámica de estos y tener la convicción para evitar que este
reacomodamiento genere una espiralización de precios.
-¿Qué opina que puede ocurrir en los
próximos meses para la economía?
-Lo que vaya a
ocurrir el año próximo dependerá del impacto en confianza que tengan
las medidas post electorales. El motor de la economía es la
confianza: cuando se confía, se gasta el ingreso e incluso se toma deuda, lo que redunda en crecimiento económico por
expansión del consumo y la inversión.
A la inversa, si
prima la incertidumbre, los niveles de consumo e inversión se reducen, se
incrementa el ahorro y se dolarizan los portafolios, lo que termina provocando
un escenario de estancamiento económico con inflación.-
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