Por José Luis Brea - El Gobierno está decidido a acelerar a fondo en su objetivo de facilitar la importación de medicamentos para impulsar una baja de precios en el mercado local. Ante una consulta de la provincia de Mendoza, interesada en comprar remedios a laboratorios de la India, respondió que podrá hacerlo directamente sin contar con la autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el organismo dependiente del Ministerio de Salud nacional que se encarga de aprobar los remedios y alimentos que se comercializan en el país. Bastará con el visto bueno de un ente provincial equivalente, confirmaron en Salud. Horas antes, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, había anticipado que el Gobierno le confirmaría al gobernador Alfredo Cornejo esa posibilidad. Fue por medio de un posteo en la red social X, en el que reveló que el nuevo ministro de Salud, Mario Lugones, le daría la noticia al mandatario mendocino “en las próximas horas” a través de una carta. “La ley 16.463 de medicamentos establece la jurisdicción provincial para la importación, uso y comercialización de medicamentos en cada provincia”, amplió Sturzenegger. Algo que “revolucionará el mercado de medicamentos de Argentina”, completó.
El anuncio cayó como una bomba en el sector sanitario. El ruido no fue solo por el apartamiento de la Anmat, un organismo técnico reconocido por su rigurosidad e independencia, sino también por la forma en que se comunicó la novedad. La lectura que hacen en el ambiente de la salud es que “el coloso” presionó públicamente a Lugones para que apoyara una apertura que los laboratorios nacionales resisten.
Más tarde, desde el Ministerio de Salud ratificaron el anticipo de Sturzenegger. “La respuesta a la provincia de Mendoza fue que para importar lo que necesiten para el ejercicio de sus funciones y abastecimiento de sus programas sanitarios, en el ámbito de su jurisdicción, los gobiernos no requieren de una habilitación de la Anmat”, señalaron. Y aclararon que “queda bajo la exclusiva responsabilidad del importador, el estado provincial, asegurar la calidad, seguridad y eficacia del producto”. Por ahora, la importación no quedará liberada completamente. Solo los estados provinciales podrán hacerla para sus fines sanitarios. Los privados seguirán necesitando la autorización de la Anmat para comercializar medicamentos fabricados íntegramente en el exterior. Para los propios mendocinos, en cambio, el tema no está tan claro. “La noticia de que el gobierno nacional nos apoya y de que hay voluntad política de que podamos avanzar para bajar el precio de los medicamentos es una buena noticia, pero hay que terminar de conversar. Hasta ahora nosotros entendíamos que necesitábamos la autorización de la Anmat”, dijo una fuente del gobierno de Cornejo a LA NACION. “Tenemos una reunión con el ministro Lugones la semana que viene y ahí definiremos; queremos ser prudentes porque yo tengo muchísimas dudas de que la legislación actual nos acompañe para no pasar por la Anmat; lo que vamos a discutir la semana que viene es exactamente eso”. En Mendoza dicen que cuentan con una estructura propia para evaluar la calidad de los medicamentos y que están tranquilos porque van a importar productos que ya tienen la aprobación de la FDA (la agencia de evaluación de Estados Unidos), por lo que se comercializan en ese país, y también de la EMA, el equivalente en Europa. “Es un control burocrático el que haríamos acá, de papeles digamos, pero son medicamentos que tienen garantizada la calidad”, afirmó la fuente. Es decir, ya no habrá visitas a las plantas, en este caso a la India, para auditar las condiciones de producción. Había sido también Sturzenegger quien, hace unas semanas, había revelado que Mendoza pretendía importar medicamentos de la India, la llamada “farmacia del mundo”. Allí operan 10.500 laboratorios que facturan US$50.000 millones anuales. Las exportaciones totalizan unos US$21.300 millones. Las empresas farmacéuticas gozan de fuertes beneficios fiscales y de una legislación laboral muy flexible que les permite ofrecer medicamentos a precios bajos a todo el planeta. En Mendoza se quejaron de subas del 1000% en el precio de los remedios que el estado provincial les compra a los laboratorios argentinos, que niegan ese nivel de aumento. Dijeron que buscan un ahorro del 50% en una canasta de 178 medicamentos. La importación se iniciaría con un grupo de 25 para tratar enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, entre otras. El valor, de entre US$700.000 y US$800.000, no sería lo más importante: buscan que este se convierta en un caso testigo. “Esperemos que se sumen luego el resto de los gobernadores”, se entusiasmó ayer Sturzenegger. Advertencias por la calidad En la industria farmacéutica argentina cuestionaron la iniciativa oficial. Se refieren a Sturzenegger como “el ministro de Desindustrialización” y destacan que Lugones tiene un expertise en la materia del que “el coloso” carece. Confían en que el ministro de Salud, hombre de confianza del influyente Santiago Caputo, imponga una visión más empática con el sector. “La ley 16.463 dice que se aplica a medicamentos con destino a jurisdicción nacional y a tránsito interprovincial; a partir de la interpretación que hace Federico Sturzenegger, las provincias pueden importar sin pedir autorización nacional porque no les aplicaría la ley 16.463 (porque no es con destino jurisdicción nacional ni tránsito interprovincial). Es una interpretación muy discutible. No obstante, la Constitución dice bien claro que el comercio con otras naciones es materia nacional; la forma razonable de leer todo eso es que las provincias tienen que pedir autorización para importar medicamentos”, señaló una fuente del sector, que descartó en lo inmediato una presentación judicial. De todos modos, la gran objeción es sanitaria. Los laboratorios locales elaboraron un informe en el que enumeran y alertan sobre 69 violaciones o desviaciones en el cumplimiento de las buenas prácticas de manufactura por parte de laboratorios indios. Fueron detectadas por la FDA entre 2009 y julio pasado, entre ellas, contaminación microbiana, mezcla de dosis en los envases, errores en el etiquetado respecto de la acción terapéutica y otras. “La Anmat garantiza la calidad del medicamento, si la sacás del medio todo el mercado argentino va a estar en riesgo”, alertó a su vez un exministro de Salud. |