La baja de 50 puntos en la tasa de interés de referencia por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) cambia el escenario económico global. Es una decisión largamente anticipada (y esperada) por economistas, bancos, empresas y analistas financieros en Wall Street y en el resto del mundo, que implica un paso hacia la “normalización” de la política monetaria tras el shock posterior a la pandemia. Además de significar una baja en el costo del crédito para compañías y consumidores, este paso tendrá consecuencias sobre la economía internacional y en países como la Argentina. Es que recortar la tasa de interés de política monetaria en los Estados Unidos –es la primera vez que lo decide en más de cuatro años– afecta la dinámica del crédito y los flujos de capitales globales. La Reserva Federal Estadounidense controla la tasa a la cual los bancos toman créditos de corto plazo, pero esa cifra luego afecta al resto de las condiciones del crédito (consumo, hipotecario) y del ahorro, más allá de la principal economía del mundo. Hay que remontarse a 2020 para analizar la dinámica y las consecuencias del proceso en curso. En ese año, con la pandemia de Covid-19, la Fed (al igual que el resto de los Bancos Centrales del mundo) aplicó una fuerte baja en las tasas de interés como reacción a las consecuencias del shock negativo que generó la cuarentena. Pero a medida que la economía fue normalizándose tras las restricciones, ese abaratamiento en el costo del dinero comenzó a generar presiones inflacionarias en los Estados Unidos, Europa y otras regiones. La reacción de los bancos centrales fue iniciar un sendero de subas en las tasas de interés, que en el caso de la Fed comenzó en febrero de 2022. Ese valor, que estaba en 0,25% desde 2020, pasó a 0,5% y con alzas sucesivas llegó en julio de 2025 al 5,5%, en el cual se mantuvo desde entonces. La tensión en el proceso fue intentar frenar a la inflación sin hundir a la economía en una recesión. Ahora, la baja de 50 puntos deja las tasas en el rango de 4,75%-5%. “El mercado esperaba una baja de 50 puntos, y un recorte menor podría haber sido más negativa. Esto ya estaba descontado y ahora se empieza a mirar para adelante”, dice Gabriel Caamaño, economista de la firma Outlier, en referencia al sendero de tasas planteado por la Fed. En su comunicado, planteó un nivel de tasas de 4,5% para fin de año, lo cual implicaría en principio dos nuevos ajustes a la baja en las próximas reuniones (noviembre y diciembre). Para fines de 2025 y 2026, el sendero en principio continuaría con recortes que llevarían ese nivel de tasas al 3,5% y 3%, respectivamente. “En principio, para la economía global es retomar un camino donde el costo del fondeo en general se reduce. Es una señal de que lo peor del ajuste ya ocurrió. Las tasas fueron corrigiendo de manera importante estos meses, a la baja, con expectativas y evolución de indicadores de actividad y empleo”, explica Fernando Baer, de la consultora Quantum Finanzas. La baja en el costo del dinero implica un escenario de mejores condiciones para países emergentes, entre los cuales se encuentra la Argentina. Claro que, al mismo tiempo, las condiciones macroeconómicas locales y las dudas en torno a la dinámica cambiaria, el sector externo y la acumulación de reservas en el BCRA definen un contexto negativo, con un riesgo país por encima de los 1300 puntos básicos que hoy deja virtualmente cerrado el acceso al mercado financiero global para la Argentina. En paralelo, la baja en las tasas de interés en los Estados Unidos implica un menor “premio” por inversiones financieras en ese país, lo cual genera un incentivo hacia alternativas en mercados emergentes o más riesgosos, entre los cuales se encuentra América Latina. En ese sentido, las expectativas de los analistas es que este escenario financiero estimule un mayor flujo de capitales hacia estos países, que podría beneficiar a la Argentina y generar mejores opciones de financiamiento para las empresas. Pero, a su vez, los analistas advierten por las consecuencias que podría tener esta dinámica sobre el nivel de actividad en los Estados Unidos y el valor del dólar, que suele correlacionar con un movimiento inverso en la cotización de commodities que la Argentina exporta (dólar fuerte, menores precios, y viceversa). “Lo que no queda claro aún es la fortaleza o debilidad que tendrá el dólar hacia delante, y eso puede impactar en el precio de commodities. Para la Argentina puede ser un tema: si se deprecia algo más, los precios podrían recuperarse y, si no, lo opuesto. Pero son buenas noticias que se confirme el inicio de esta etapa de baja de tasas”, completa Baer. Por su parte, Caamaño advierte que las principales variables financieras y cotizaciones “descontaban” la reacción oficializada por la Fed. “Es algo parecido a lo que se esperaba, la tasa va a seguir bajando, pero en línea con lo que el mercado esperaba o más lento. No veo euforia. Para la Argentina, que el mundo no juegue en contra ya es positivo, pero tampoco esperamos un aluvión de viento a favor. El precio de las commodities hoy parece más afectado por la desaceleración económica de China”, dice el analista, en referencia a la tendencia bajista de bienes como la soja. |