Lentamente, de manera muy trabajosa, va quedando atrás el incendio inflacionario que se multiplicó en los últimos tiempos esencialmente por la emisión sin fin durante el Covid-19 en el mundo, con el agregado del "plan platita" a nivel local, en un manotazo de ahogado que dio el Gobierno anterior para ver si podía seguir en el poder. Guardando las enormes distancias entre lo que pasa a nivel local y en el mundo, fue un súper miércoles porque se difundieron los índices de inflación de julio, y en todas partes los resultados dieron con leves retrocesos, menores de lo que los gobiernos esperaban. A nivel local, el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, había adelantado que julio tendría una inflación del 3,7%, pero el Indec sentenció que el IPC del mes pasado fue del 4%, con una variación del 87% en siete meses de 2024 y una montaña todavía incomprensible del 263,4% en los últimos doce meses. En EE.UU., mientras tanto, se informó que los precios al consumidor aumentaron 0,2% en julio, con una variación del 2,9% interanual, bajando del 3% anual que se había marcado en junio, logrando la lectura más baja desde 2021, con mayor presión alcista esencialmente en todo lo que tiene que ver con vivienda. O sea, para que se entienda, EE.UU. tiene una inflación del 2,9% en un año y Argentina una inflación del 4% en un mes. Aquí, una familia tipo necesitó más de $ 900.000 para no ser pobre durante julio, y eso considerando que también según el Indec el salario real mejoró en junio por tercer mes al hilo, aunque todavía sigue 4,4% debajo del nivel de noviembre. Según el Indec, lo que más subió en julio en Argentina fueron los precios de restaurantes y hoteles, bebidas alcohólicas y tabaco, vivienda, agua, electricidad gas y otros combustibles, mientras que lo que menos subió fueron prendas de vestir y calzado, transporte y alimentos y bebidas no alcohólicas. En tanto que en EE.UU. lo que más está demorando en desinflacionar es todo lo ligado a vivienda, ya que lejos del 2,9% anual promedio sube 5,3% anual, y es lo que más está demorando en desacelerarse. Esta inflación levemente menor en EE.UU., que sigue todavía lejos del objetivo del 2% anual que tiene la Fed, plantea que el titular del organismo Jerome Powell igual bajará la tasa base de la Reserva Federal en al menos 25 puntos básicos en la reunión del 18 de septiembre próximo. Pero ese descenso dependerá de los datos de empleo que saldrán dentro de tres semanas: si son muy malos y hacen temer una recesión y no un aterrizaje suave, es posible que la baja sea de 50 puntos básicos. En la Fed son muy prudentes, van muy lentamente, no quieren inquietar a un mercado que está navegado con precios bursátiles que tiene muchas empresas -sobre todo tecnológicas- con precios considerados de burbuja. Este dato norteamericano de inflación que de alguna manera no fue ni chicha ni limonada, determinó que las tasas largas de EE.UU. se aplanaran: se pagó 4,4% anual a 1 año de plazo, 3,7% anual a 5 años, 3,8% anual a 5 años y 4,1% anual a 5 años. O sea hay cada vez menos distancia en el tamaño de la tasa más corta y la más larga. Y con eso en el exterior el dólar subió 0,4% en Chile y 0,3% en Brasil, Japón y contra la libra, pero bajó 0,1% contra el euro, 0,2% en China y cedió 1% en México. Mientras tanto, en el mercado local, con stocks de depósitos en pesos en los bancos que están en franco retroceso, y con entidades que están subiendo las tasas de los plazos fijos, acercándolas lentamente al 40% anual que marca el BCRA como tasa de política monetaria, las cifras cambiarias siguen en una lánguida descompresión. Con el dólar exportador a $ 1.039, el BCRA compró US$ 33 millones en el mercado, pero al final del día el BCRA perdió reservas por US$ 11 millones. Y con ese encuadre los dólares libres volvieron a aplastarse, con el BCRA interviniendo: el dólar blue bajó $5 hasta $1.355, el Senebi subió $5,123 hasta $1.308, el MEP bajó $7,59 hasta $1.266,10 y el contado con liquidación bajó $2,04 hasta $1.267,94. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 38% y la del CCL con el mayorista fue del 34%. Durante este súper miércoles también se concretó una nueva licitación de papeles de parte de la Secretaria de Finanzas. Hubo un total de 6.270 presentaciones que ofrecieron $ 4,45 billones, pero el Gobierno decidió adjudicar únicamente papeles por $1,59 billones, cuando había vencimientos por $1,26 billones (el excedente seguirá siendo utilizado para limpiar la hoja de balance del BCRA. Y debe destacarse que de los siete papeles ofrecidos por Finanzas, sólo se aceptaron ofertas por la Lecap con vencimiento el 18 de junio de 2025, que paga una tasa mensual del 3,95% (menos a la de los últimos llamados, en los que se pagó 4,2 y 4,6% mensual) y el resto de las ofertas por los otros papeles que había en el menú fueron todas rechazadas. Del 100% de lo que ofreció el mercado, el 43% fue en la letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 18 de junio de 2025 (S18J5 - nueva) que fue el papel que efectivamente se colocó, pero luego el 30% fue en una letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 11 de noviembre de 2024 (S11N4 - nueva), el 21% en una letra del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 14 de febrero de 2025 (S14F5 - nueva), el 4% en un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 15 de diciembre de 2026 (TZXD6 - reapertura) y el 2% en un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 15 de diciembre de 2027 (TZXD7 - reapertura), y todo esto fue dejado de lado por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Mientras los operadores estuvieron todo el día moviéndose detrás de lo que iba a ser la licitación, cuyo resultado fue conocido después del cierre del mercado, se desarrolló una rueda con pocos negocios en títulos públicos, con los bonos argentinos anotando una suba del 0,6%, por lo que el riesgo país bajó 9 unidades, hasta 1.548 puntos básicos, lo cual pone en evidencia que con la presente desinflación y la presente ancla en los dólares, Argentina sigue completamente fuera del acceso a los mercados financieros voluntarios internacionales. Más allá de esto, en línea con la leve mejora en los bonos, los papeles privados también tuvieron un día hacia arriba, tanto aquí como en el exterior. Hubo una nueva suba en la Bolsa de Nueva York, con alza del 0,6% para el Dow, avance del 0,4% para el S&P y mejora del 0,1% para el Nasdaq. En tanto que se anotó una suba del 0,6% en la Bolsa de San Pablo y un alza del 0,1% en la de México. Y el mercado bursátil local estuvo en línea. Con $61.238 millones operados en acciones y $39.586 millones en Cedears, hubo una suba del 1% en la Bolsa de Buenos Aires. Mientras que los ADR argentinos que operan en Nueva York tuvieron subas del 1% al 4% para Francés, Galicia, Macro, Supervielle, Central Puerto, IRSA, Telecom y Loma Negra, pero con bajas del 1% al 1,5% para TGS y Mercado Libre. Debajo de todo lo que ocurrió este miércoles con monedas bonos y acciones, los precios de las materias primas denotan que se anticipan meses mundiales con crecimiento económico en desaceleración. El petróleo bajó 1,6%. Los metales preciosos estuvieron débiles. Los metales básicos actuaron mixtos. En Chicago hubo mejoras para el trigo y el maíz, pero la soja volvió a caer, con el peor precio nominal en cuatro años y el peor precio real en 18 años, algo que pone en un momento difícil a los productores del campo argentino. Pero como ahora se espera que la baja de la tasa de la Fed no sea muy marcada en septiembre, el mundo cripto fue herido nuevamente: hubo una caída del 3% para el Bitcoin con bajas menores para el resto de los valores de ese panel. Por lo que van repitiendo los analistas, se espera que la Fed se siga moviendo con mucha lentitud, detrás de los datos que vayan apareciendo, ya que no quiere hacer olas y provocar tensión en un mercado que está con precios peligrosos. Y a nivel local se ve un largo y sinuoso camino: el Presidente Javier Milei habló frente al "círculo rojo", ratificó que no va a devaluar, que no va a tomar más deuda, que no va a emitir más, y se mostró preocupado porque los empresarios "no la ven" y si demoran las inversiones la recuperación que se necesita llegará en cámara muchísimo más lenta. |