Por Carlos Pagni - Sergio
Massa amenazó con meter presos a los que realicen operaciones que debiliten
todavía más las penosas reservas del Banco Central. No supuso que, en
Manhattan, alguien tendría una idea parecida. Solo que, en este caso, las rejas
servirían para penalizar a funcionarios del gobierno nacional y provincial que
hayan realizado operaciones que, además de debilitar las reservas, traficarían
dinero mal habido. El abogado Dennis Hranitzky, del prestigioso estudio Quinn
Emanuel Urquhart & Sullivan, se presentó ante la jueza de Nueva York Mary
Kay Vyskocil, para solicitar que conmine al Bank of New York Mellon, a su
subsidiaria Pershing y a American Express a proveer información sobre
movimientos financieros significativos de entidades oficiales y servidores
públicos de la Argentina y, en particular, de la provincia de Buenos Aires.
Hranitzky
representa a dos entidades, Glacial Capital, LLC y TRSE Holdings, LLC, que el
29 de marzo pasado ganaron un juicio contra el Estado bonaerense por US$35.092.958,41.
Son bonistas que no habían aceptado el canje ofrecido por Axel Kicillof y su
ministro de Economía, Pablo López.
A Massa se le
cruzan, a pocos días de las elecciones, dos cables de alta tensión que se
mantenían separados: el desbarajuste financiero y la obscenidad de la
corrupción que contamina su distrito, la provincia de Buenos Aires. A
prepararse para el chisporroteo.
La presentación de
Hranitzky es explosiva porque, al detallar los antecedentes de su reclamo,
revela información muy delicada sobre el comportamiento de algunos
funcionarios. El abogado describe los resultados de un discovery, es decir, de
un procedimiento previsto por las leyes de los Estados Unidos por el cual un
imputado está obligado a publicar toda la información relacionada con una
demanda. Al hacerlo, consigna que otras ocho entidades financieras ya
proporcionaron novedades. Y que solo falta que lo hagan Bank of New York
Mellon, Pershing y American Express.
Hranitzky afirmó
ante el tribunal de Manhattan que Bank of New York Mellon, Pershing y American
Express estarían obligados a proporcionar los registros de transacciones
electrónicas realizadas a través de la Society for Worldwide Interbank
Financial Telecommunication (Swift), una red de cooperación financiera radicada
en Bélgica.
Los otros ocho
bancos que cumplieron con el discovery denunciaron, según Hranitzky, que Carlos
Montaña, director de la Unidad Ministro del Ministerio de Seguridad de la
provincia, y Diego Benítez, subsecretario de Obras Públicas bonaerense, “parecen
haber movido cientos de miles de dólares, dentro y fuera de la Argentina, en
los últimos dos años”. Montaña depende del ministro Sergio Berni. Benítez, del
ministro Leonardo Nardini. Otro funcionario de Kicillof puesto bajo la lupa de
este escrito es Matías García, director del servicio de agua y alcantarillado
de Aguas Bonaerenses SA, quien “aparentemente transfirió enormes sumas de
dinero a una cuenta bancaria suiza”.
El escrito nombra
también a la abogada Ana María Bazán, quien se desempeñaría en la Asesoría
General de Gobierno de Kicillof. Bazán figura, según Hranitzky, en los Papeles
de Pandora, documentos filtrados en octubre de 2021 a través del Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación.
El abogado de Quinn
Emanuel Urquhart & Sullivan observa una paradoja: que Sergio Massa,
ministro de Economía y candidato presidencial, haya impuesto controles de
capital y que, al mismo tiempo, su secretario de Industria y Desarrollo
Productivo, José Ignacio de Mendiguren, haya utilizado “un intermediario para
transferir casi un millón de dólares al extranjero”. Un futuro discovery
revelará más, promete.
La presentación de
Hranitzky no se limita a agentes del Estado. Menciona también a “corporaciones
con conexiones políticas”. Habla de que Corporación América, “un operador
aeroportuario multimillonario dirigido por Martín Eurnekian, ha movido varios
millones de dólares de cuentas bancarias suizas a la Argentina”. Para retratar
a Eurnekian, recuerda que “estuvo implicado en los infames cuadernos, que expusieron
una red masiva de sobornos controlada por Cristina Fernández de Kirchner,
actual vicepresidenta y presidenta de la Argentina de 2007 a 2015”.
Para demostrar ante
el tribunal el uso indebido de fondos que podría documentarse si Bank of
Americas Mellon, Pershing y American Express liberaran sus archivos, el abogado
informa a la jueza Vyskocil que Martín Insaurralde, quien acaba de renunciar
como jefe de Gabinete de la provincia, puede estar vinculado a un escándalo de
corrupción. “Fue fotografiado disfrutando de lujos que legítimamente no podía
permitirse”, acusa Hranitzky, y menciona que habría pagado 20 millones de
dólares en un acuerdo de divorcio. El escrito recoge la versión de que esa suma
se habría movido a través de la firma uruguaya Pro Capital, del financista
Miguel Sulichin, que dirige también Advise Wealth Management. Coincide con la
denuncia hecha el lunes pasado por la candidata a senadora de Juntos por el
Cambio María Eugenia Talerico.
La exposición de
Hranitzky ante el tribunal neoyorquino pone en el foco a Allaria, descripta
como “una firma de corretaje bien conectada”. Para el abogado, la propia
Allaria habría realizado operaciones sospechosas, sobre todo “por la
utilización de información privilegiada en la recompra de bonos soberanos por
parte de la Anses”. Ernesto Allaria, el titular de la firma, aparece en esta
descripción como alguien con un ascenso patrimonial infrecuente debido a ser
“cercano a la familia Kirchner”.
La sagacidad de
Hranitzky como litigante está fuera de duda. En 2012 consiguió, en nombre de un
grupo de holdouts que demandaron a la Argentina, el embargo de la Fragata
Libertad en el puerto de Ghana, y en 2020 fue el líder de los bonistas que
negociaron, con gran éxito, la reestructuración de títulos propuesta por Martín
Guzmán. El abogado evocó esos antecedentes ayer, cuando explicó a la nacion:
“Cuando descubrimos el papel de Mossack Fonseca en la ruta del dinero Kirchner
aprendimos que el discovery estadounidense es una herramienta muy poderosa para
descubrir el robo de fondos estatales por parte de funcionarios públicos. Todos
vimos lo que sucedió en 2013 cuando surgió esa historia, y estamos ansiosos por
ver qué más emerge a medida que tiramos de este nuevo hilo”.
Ese conocimiento
del país se advierte con claridad en su presentación ante Vyscocil: pega donde
duele. Menciona a Massa como jefe directo de Mendiguren, pone en la vidriera
judicial a funcionarios bonaerenses como Montaña, mano derecha de Berni, que ya
protagonizó algunos escándalos, por ejemplo, cuando se desempeñaba en el
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y debió presentar su renuncia ante
Daniel Arroyo. Montaña fue uno de los vicepresidentes de Independiente bajo el
reinado de los Moyano. Benítez, en cambio, pertenece a la cofradía de ina tendentes
que, encabezados por Insaurralde, intervinieron la administración Kicillof.
Depende de Nardini, el entrañable “celular”. Pero había estado a cargo del área
de infraestructura de Escobar, secundando a Ariel Sujarchuk. En otras palabras:
Hranitzky impacta con sus explicaciones en un esquema de poder que tomó las
palancas más rentables, por decirlo de algún modo, del gobierno bonaerense, en
una operación organizada por Máximo Kirchner para cercar a Kicillof.
El gobernador de
Buenos Aires está ante dos problemas principales. Uno muy inmediato y evidente
es el riesgo electoral que significa esta catarata de novedades sobre la
desagradable calidad moral de su administración. El otro es el desafío de dar
una respuesta de gobierno. Es una reacción que viene demorando desde que la
indiscreta Sofía Clerici dio a conocer en su cuenta de Instagram los obstinados
berretines de Insaurralde. Kicillof atinó a disolver la Jefatura de Gabinete,
pero no tocó áreas bajo el control político directo de su colaborador más inmediato.
Entre ellas está nada menos que el Tribunal de Cuentas, donde Insaurralde
ejerce una influencia decisiva a través de Juan Pablo Peredo, quien fue su
vínculo más directo con el negocio del juego. Peredo era funcionario de Codere,
la más importante operadora de bingos de la provincia.
El Instituto del
Juego es otro de los reinos de Insaurralde. Lo dirige Omar Galdurralde. Es un
área política muy significativa porque allí Insaurralde convive con el
candidato presidente Massa. La segunda de Galdurralde es María Laura García,
dirigente del Frente Renovador de General Conesa. El vínculo de Massa e
Insaurralde es antiguo y, a pesar de los vaivenes que presentan las lealtades
de estos dirigentes, muy estrecho. En 2015, Insaurralde estuvo a punto de
volcarse a favor de la candidatura presidencial de Massa.
La relación de la
dirigencia bonaerense con el negocio de las apuestas diseña un mapa de
complicidades muy extenso. Así queda unido Insaurralde con Federico Achával, el
intendente de Pilar. Es el hijo del Federico de Achával que, en sociedad con
Cristóbal López, explota desde hace años el opulento casino que funciona en el
Hipódromo de Palermo. Achával consiguió que su hijo se integrara a la política
provincial gracias a su vínculo con el entonces intendente de Pilar Humberto
Zúccaro, figura relevante del turf que recibía un tratamiento privilegiado del
concesionario del hipódromo. Los Achával son, como se ve, expertos en carreras.
Sin embargo, el
rentable negocio del socio de Cristóbal López está expuesto a algunos
accidentes. Los grandes protagonistas del turf se han levantado en su contra,
para exigirle que vuelque en la actividad una parte más significativa de sus
ganancias en Palermo. Achával cumple con lo mínimo: 5% de lo recaudado en las
tragamonedas. Pero se reserva para sí un caudal incalculable de fondos
procedentes de las mil actividades que montó en el predio que el Estado le
concesiona. Por supuesto, el gobierno de Alberto Fernández no reclama una
moneda. Los kirchneristas todavía no descubrieron la soberanía turfística. Es
una discusión crucial, porque dentro de dos años vence la concesión de esa mina
de oro, que Néstor Kirchner extendió con un decreto de necesidad y urgencia
días antes de abandonar el poder, en diciembre de 2007. Esa norma llevaba la
firma de Fernández, que era su jefe de Gabinete.
Sería un error
imaginar que la fortuna que ha exhibido Insaurralde en sus últimos movimientos
se deba con exclusividad a su vínculo con el juego. Aun cuando por esa relación
deba dar explicaciones. Por ejemplo, por la publicidad de las empresas del
binguero Daniel Mautone, socio de Daniel Angelici, en los programas televisivos
de Jésica Cirio, cuando era la esposa del jefe de Gabinete de Kicillof. Mautone
explica que no fueron dádivas. Mucho menos sobornos. Que esos avisos de Casino
Victoria, emitidos por Telefé en los programas La Peña del Morfi y Mujeres de
la Selección nunca se pagaron. Y que no eran destinados a la cónyuge de un
funcionario, sino a alguien que es referente del bienestar físico. Aunque ambas
fueran la misma persona. Temas para que desentrañe algún fiscal inquieto.
La red de
vinculaciones de Insaurralde con empresarios del conurbano bonaerense es
inabarcable. Una de sus líneas lleva hacia los hermanos Russo, Eber y Nahuel.
Dos constructores a los que Insaurralde conoció gracias a Cirio, quien los
presentó como amigos de una prima. En 2017, los Russo fueron investigados por
una gigantesca operación de lavado de dinero efectuada a través de facturas
apócrifas. En aquel momento el fraude sumó 4000 millones de pesos. A Eber
Russo, que fue el principal protagonista de ese escándalo, se le encontraron 77
propiedades, 240 autos de alta gama, ocho barcos y 35 camiones. En uno de los
allanamientos, realizado por la policía bonaerense en un gran depósito de
Lanús, apareció un auto puesto a nombre de Cirio. Una versión muy insistente
indica que el galpón pertenecía al municipio a cuyo frente está Néstor
Grindetti. ¿La maquinaria de lavado de los Russo estaba puesta al servicio de
la política? Otra pregunta para ese fiscal imaginario.
La trama de
intereses relacionados con el opulento Insaurralde lleva también a empresas de
servicios eléctricos. Se menciona, en la primera fila, a Servilum. Es una
compañía que realiza el mantenimiento del alumbrado público de Lomas de Zamora
y Almirante Brown. En el municipio de Lomas todas las versiones apuntan que
pertenece a un hijo de Insaurralde, aunque no está puesta a nombre de él. Uno de
los proveedores de Servilum es la empresa Jeluz, de materiales eléctricos. Otro
avisador inesperado de los programas de Jésica Cirio. Su dueño, Gustavo Lema,
es una estrella del automovilismo. Lo recuerdan los vecinos de Lomas de Zamora
porque cuando Cristina Kirchner concurrió a inaugurar las obras de entubamiento
del arroyo Unamuno, en abril de 2010, las relucientes máquinas de Lema hicieron
un desfile sobre el cemento todavía fresco. Aplaudían José López y José Luis
Lingeri, dos “fierreros”. Postales deprimentes de una economía regional.
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