Por Virginia
Porcella - Si la sequía que afectó severamente el ingreso de divisas de la
cosecha gruesa durante el segundo trimestre del año y dejó a la economía al
borde del colapso, una nueva alarma se encendió en los últimos días de cara a
la cosecha fina de fin de año. Es que las condiciones climáticas adversas no se
han superado todavía en gran parte de la región pampeana mientras que las
lluvias que se habían pronosticado y que alimentaban la expectativa de los
productores resultaron desalentadoras en su magnitud.
En este contexto,
las entidades agropecuarias ya empezaron a corregir a la baja sus estimaciones
de producción agrícola. Por caso, la Bolsa de Comercio de Rosario redujo en
600.000 toneladas la proyección de la cosecha de trigo, calculada ahora en
15.000 millones. En otras palabras, peligra al menos en parte el ingreso de los
USD 3.000 millones promedio que suele aportar y afecta también las condiciones
del maíz temprano. En un escenario agravado, podría dilatar la siembra de los
cultivos de la cosecha gruesa.
Esto pone en
guardia no sólo al sector agropecuario sino a toda la economía: el flujo de
dólares se mantendría en niveles inferior al promedio también durante la última
parte de 2023 con un enorme llamado de atención para lo que pueda ocurrir, en
materia meteorológica, el próximo año.
“Había muchos que
decían textualmente, hasta hace bastante poco, que nos íbamos a inundar de
tanto que iba a llover. Viene fea la cosa, todavía hay tiempo para la gruesa,
pero descontando”, compartió el economista Gabriel Caamaño, director
de la consultora Ledesma haciéndose eco de los últimos informes especializados
que destacan la insuficiencia de agua en los suelos.
Lo concreto es que
desde la BCRA advierten ahora que las lluvias recientes aportaron apenas la
mitad de la cantidad óptima de milímetros de agua necesaria para mantener la
humedad de los suelos y la viabilidad del trigo en rendimientos aceptables. De
los 20 milímetros necesarios para sostener el cultivo, las precipitaciones sólo
aportaron la mitad.
La insuficiencia de
las lluvias, al menos respecto de lo esperado ya había empezado a advertirse
por lo que en el último informe mensual de la entidad se anticipó que mientras
el 43% del trigo presenta condiciones regulares a malas, en el caso del maíz
temprano, el 50% aún no se implantó. Esa estadística corresponde a la
región núcleo, que comprende el sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y
el sudeste de Córdoba.
También desde la
Bolsa de Cereales de Buenos Aires advirtieron sobre un nivel de acumulación de
lluvia por debajo de lo esperado y necesario, lo que resultó en una acumulación
de agua escasa en la región más crítica para la producción agrícola. En rigor,
destacaron que si bien en algunas zonas las precipitaciones fueron algo más
intensas como en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, el este de La
Pampa o el sur de Córdoba, apenas alcanzan para sostener las condiciones del
maíz temprano pero no resuelven el déficit de humedad que persiste en la
región.
Ante ese panorama y
aunque aún es pronto, empiezan a quedar bajo tela de juicio aquellas
estimaciones que indicaban una marcada reversión en la escasez de divisas para
alimentar la economía durante el próximo año.
Proyecciones
recientes del propio Banco Central, hoy jaqueado por la extrema escasez de
divisas, indicaban hasta hace poco que el próximo año, ya sin sequía, el
volumen de ingreso de dólares provenientes del agro oscilaría entre los USD
14.000 y USD 17.000 millones, un monto incluso superior al récord del año
pasado. Si bien no existen indicios de que la sequía se extenderá, la
preocupación ahora es que el fenómeno El Niño, cómo bautizan los meteorólogos
al ciclo de lluvias, no alcance la intensidad suficiente para revertir los
daños causados y recuperar los altos niveles de producción registrados en los
últimos años. |