Por Antonio
Rossi - En medio de la causa que lleva adelante el juez federal, Ariel Lijo
donde se investiga la polémica adquisición de 620 vehículos con supuestos
sobreprecios que aprobó la presidenta Malena Galmarini; la empresa estatal
AySA se apresta a aplicar desde el primer minuto de octubre un nuevo
ajuste tarifario del 33% al 36% que recaerá sobre los usuarios
residenciales de los sectores medio y bajo, comercios e industrias de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Los aumentos en
juego forman parte de la segunda tanda del "sendero de actualización
tarifaria" que el Gobierno puso en marcha desde el 1 de agosto, sin
ninguna comunicación previa y pública, y que tiene agendado dos subas más para
los meses de diciembre y enero.
La reprogramación
del sistema de facturación con los nuevos cuadros tarifarios que
pusieron en marcha los técnicos informáticos de la empresa se da en un momento
político y judicial complicado para la compañía que presta los servicios de
agua potable y saneamiento en la región metropolitana del AMBA.
Tras una denuncia
impulsada por los diputados nacionales Ricardo López Murphy y Marcela
Campagnoli y el auditor general porteño CABA, Juan José Calandri; la empresa
comandada por Malena Galmarini -la virtual jefa de campaña electoral de su
marido, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria
(UP), Sergio Massa- fue allanada el viernes pasado con el fin de
obtener la documentación vinculada con la compra efectuada a la automotriz
Renault y la concesionaria Lumiere de 613 autos y 7 camiones eléctricos por una
suma superior a los u$s25 millones.
De acuerdo con la
denuncia promovida por los legisladores opositores, se habrían comprado,
supuestamente, 613 Kangoo a un valor u$s42.000 dólares cada una y 7 camiones
eléctricos a un precio unitario de u$s82.000 dólares.
Esos montos -según
los denunciantes- equivaldrían al doble de los valores de
mercado que, en el caso de los utilitarios ronda los u$s14.000, lo cual
implicaría un sobreprecio de u$s28.000 dólares.
Tarifas descongeladas
Con la aplicación
del nuevo incremento en las facturas, AYSA se convirtió en la única empresa de
servicios públicos que ha logrado zafar del virtual congelamiento
tarifario que el Gobierno dispuso hasta después de las elecciones de
octubre en las boletas de luz y gas y en los boletos de colectivos y trenes.
A diferencia de lo
que sucede con los servicios de luz y gas donde rige una segmentación
y quita de subsidios según los niveles de ingresos de los clientes
residenciales, en el caso de AySA los niveles tarifarios se basan en un esquema
geográfico y de valuación inmobiliaria que diferencia tres bloques de usuarios
que viven en "zonas de valor alto, medio y bajo".
La zona
de alto valor comprende los barrios porteños de Núñez, Belgrano,
Palermo, Recoleta, Caballito, Puerto Madero y Retiro. A ellos se suman los
barrios privados y countries ubicados en la zona norte del Conurbano. Como
hogares de nivel medio quedaron incluidos, entre otros, los que están
localizados en Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Villa del
Parque, Almagro, Balvanera y San Nicolás.
Y dentro de
la categoría más baja aparecen los usuarios que habitan en Mataderos,
Villa Soldati, Villa Lugano y en la gran mayoría de las localidades del norte,
sur y oeste de la provincia de Buenos Aires.
Dos semanas antes
de las PASO, el Gobierno decidió reforzar los ingresos de la
empresa y avanzar con un esquema de ajuste de tarifas y reducción de
subsidios. A partir del 1 de agosto, AySA recibió el visto bueno para
actualizar el denominado "Coeficiente de Ajuste Tarifario K" que
utiliza para facturar y obtener los recursos que le permitan cubrir los costos
de operación, mantenimiento y mejora de los servicios de agua potable y
saneamiento.
El valor de ese
"Coeficiente K" trepó 197% y pasó de 112,9079 a 364,7816, junto con
una escala descendente de descuentos destinada a dividir el impacto de los
aumentos hasta en cuatro tramos para los hogares de las zonas de valor medio y
bajo.
La sucesión de aumentos
El primer capítulo
de la sucesión de aumentos que entró vigencia el 1 de agosto incluyó
las siguientes subas bimestrales: 197% para los usuarios de los barrios de
"valor alto"; 80% para los hogares de las zonas de "valor medio",
comercios e industrias y 20% para las viviendas familiares localizadas en áreas
de coeficientes zonales bajos.
Ahora, los
incrementos que se aplicarán a partir del domingo son del 33% para los hogares
de valor medio, clientes comerciales e industriales y del 36% para los usuarios
residenciales encuadrados en una zonificación baja.
Además, este grupo
de hogares tendrá que afrontar adicionalmente dos aumentos más del 22%
cada uno en los meses de diciembre y enero. En tanto, los beneficiarios
del "Programa de Tarifa Social" seguirán pagando los valores actuales
porque contarán con descuentos adicionales que neutralizan las subas
establecidas para la mayor parte de los clientes residenciales.
Desde que Massa se
hizo cargo de la cartera de Economía en agosto del año pasado, las tarifas de
AySA acumularon en los últimos 12 meses un incremento que asciende al 727%.
De haber pagado
$750 mensuales a mediados de 2022 por un consumo de 25 metros cúbicos de agua,
un usuario residencial porteño de zona media pasó a abonar un año después
$4.100. Con el primer aumento de agosto, la boleta mensual escaló a $7.400. Y
desde el domingo, por la reducción de los descuentos transitorios y la
aplicación de la tarifa plena, deberá abonar por el mismo nivel de consumo una
factura mensual de $9.300. |