Por José
Calero - Desde que el ministro candidato Sergio Massa arrancó
su raid de anuncios a diestra y
siniestra para tratar
de entrar como sea al balotaje, comenzó el desfile de números para calcular
cuánto costará el "Plan Platita".
Esa cuenta incluye
por un lado lo que se dejará de recaudar, por ejemplo, eximiendo del pago de
Ganancias a los empleados que más ganan -algo que el gobierno no había hecho en
casi cuatro años de gestión- y desparramando bonos y sumas fijas para jubilados
y empleados estatales, en una especie de fiesta al estilo de "todo por un
voto".
Todo matizado con
el colorido sistema de sorteos de electrodomésticos, motos y bicicletas, y
el regreso del LoterIva, que supo ser furor en los ‘90.
A esto se sumó esta
semana la devolución del IVA para las compras de alimentos por parte de
jubilados y empleados con ingresos de hasta los $730.000.
Esta catarata de
anuncios -Massa exige a su equipo hacer uno por día- suma la friolera de
$3 billones al maltratado gasto público, sumando mayores erogaciones con
pérdidas de ingresos por el festival de rebajas impositivas.
Pero mientras el
candidato de Unión por la Patria se esmera en detallar hasta la última coma de
las medidas populistas destinadas a repatriar a los votantes enojados que se
fueron con Javier Milei, en el mayor de los sigilos un equipo de técnicos
trabaja a todo vapor para tratar de hallar esos recovecos del Estado que
representa gastos a veces enormes sin que haya una contraprestación en votos.
¿Una "misión imposible"?: qué espera el Gobierno
Cuál es objetivo de
esa misión que parece imposible: recuperar una parte de esos $3 billones,
sea por mayor recaudación o ajustes del gastos en sectores de bajo perfil, para
que cuando llegue el día de presentar los números al FMI se les pueda
demostrar que, a pesar del Plan Platita, el déficit comprometido en las
cuentas públicas se parece bastante a lo conversado inicialmente: 1,9% del PIB.
En primer lugar,
hay que tener en cuenta que al haber devaluado un 22% y tener una buena porción
de ingresos por retenciones, vía exportaciones sobre todo de la agroindustria,
ya de por sí se produce una licuación de una parte del gasto.
Pero, cuáles son
los rubros en los que Massa analiza contener el gasto para afrontar los
costos del paquete de medidas post devaluación.
El listado es
largo, muy largo aseguran allegados a esos técnicos que tienen encomendado tal
difícil misión. El principal objetivo es bajar el ritmo de ejecución de
numerosas partidas en distintos ministerios. Una de esas decisiones ya se
materializó y desató un conflicto diplomático. Paraguay acaba de decidir tomar
el 100% de la energía producida por Yacyretá que les corresponde, con el
argumento de que la Argentina tiene una deuda de u$s93 millones. Se llama
patear la pelota para adelante. O para el próximo gobierno.
Pero,
además, existe un listado de partidas presupuestarias en análisis. Dónde
están esos tesoros ocultos: para empezar en gastos de capital, subsidios y
partidas que actualmente tienen bajo nivel de ejecución y que no alcanzarían
ejecución plena en lo que resta del año, por lo que el Estado podría conseguir
de ese tipo de rubros algo de margen fiscal.
El mensaje sería:
"Si no ejecutaste hasta ahora lo que se te asignó, perdiste. Hay
elecciones". Massa pasará del debe al haber esos conceptos, que pueden
representar cientos de millones de pesos en cada área, para exhibir un balance
más aceptable para cuando llegue la hora de rendir otro examen ante el FMI.
Cómo sería el ajuste
Hay muchos
proyectos que se pueden reducir, sin tocar salarios ni obras de primera
magnitud, explican en el equipo del ministro candidato.
Massa sonrió cuando
le acercaron un informe en el cual se consigna que en los primeros ocho meses
del año sólo se ejecutó poco más del 50% de algunos presupuestos. Ese nivel se
debería haber alcanzado hacia fines de junio, por lo que subejecución es significativa.
Esto
permitiría afrontar parte del costo del paquete fiscal con reasignaciones
de partidas. Pero también con el financiamiento que viene consiguiendo el
Tesoro, aún a costa de pagar una tasa estratosférica del 170%.
Según dos
estimaciones privadas, en agosto el Gobierno ya registraba un crecimiento
del gasto en términos reales, de 3,6% interanual, incluso antes de la puesta en
marcha del paquete de medidas.
Qué pasaría si no
se pusiera en marcha esta audaz jugada. Desde la consultora Equilibra dicen que
como consecuencia de las medidas anunciadas el déficit fiscal se estaría
disparando hacia el 2,7% del Producto Bruto, muy por encima de lo prometido al
Fondo.
Se estima que hasta
ahora el festival de platita implementado por Massa representa alrededor del
1,1% del Producto Bruto, incluyendo las sumas fijas, la exención de Ganancias
para asalariados desde octubre y la devolución del IVA.
Hasta julio, el
déficit fiscal totaliza 1,2% del PBI, y todavía quedan por recorrer los meses
de mayor gasto en la administración pública. Esto lleva a las principales
consultoras a estimar que el rojo fiscal debería proyectarse al 3% del
Producto, pero eso sin tener en cuenta los reacomodamientos que está analizando
el equipo económico.
Massa deberá "hacer magia"
De todas maneras,
si Massa pretende mostrarle al FMI que cumplió la meta de déficit de las
cuentas públicas para liberar los poco más de u$s3.000 millones que quedaron
pendientes de desembolso y que deberían llegar en noviembre, deberá hacer magia
en serio.
Para la consultora
Quantum, dirigida por Daniel Marx, "si la aplicación de las medidas se
produjese en forma plena y en los tiempos previstos, el déficit primario
de 2023 ascendería a 3,2% del PBI". El reporte explica que a pesar de que
se registraría una mejora de ingresos por retenciones como producto de la
devaluación del 14 de agosto, el resto de los gastos que suben debido a los
anuncios dejarían un incremento del déficit de medio punto por encima de lo que
ya venía fuera del programa.
En total, el
Tesoro en el último trimestre necesita juntar $8,2 billones o el equivalente al
4,5% del PBI.
Según Miguel Angel
Broda, el "Plan Platita" ya ubica el déficit fiscal en 3 puntos del
PIB. Y lanza un pronóstico que grafica la magnitud del ajuste silencioso que
debería encarar el ministro candidato: Broda dice que para cumplir con el
objetivo pautado con el Fondo, el déficit primario tendría que caer más del 40%
real en lo que queda del año. ¿Misión imposible?
No es el único frente abierto: los cálculos de Estudio
Broda advierten que para cubrir el agujero fiscal hasta fin de año se requieren
unos $4 billones de emisión monetaria. Es decir, seguir esmerilando un balance
del Banco Central que hace agua por todos lados. Hará falta mucha magia por
parte del gobierno que asuma el 10 de diciembre para dar vuelta esa pesada
herencia. Algo así como una mezcla de las dotes de Harry Houdini y David
Copperfield. |