Por Nino Fernández - Ferrazzi Ignición Profesional , fundada en 1972, produce cables y capuchones para bujías, los cuales venden en el mercado de reposición y además los exportan periódicamente a Chile ya Uruguay. La empresa desarrolló el primer cable argentino utilizado en autos de competición a mediados de los años 70 y en los últimos años inauguró una nueva planta en el barrio porteño de Villa Lugano y avanzó con la certificación de normas de calidad. Emplea casi 50 personas.
Pablo Ferrazzi, quien encabeza la tercera generación, contó que las restricciones a las importaciones les sobraron una reducción del 40% de la producción y se vieron obligados a adelantar vacaciones y suspender mano de obra contratada y servicios tercerizados.
Un mecanismo de defensa que comenzó a aplicar es la sustitución de insumos importados. Dado que no pueden reemplazar la silicona utilizada en la producción, importada de China, ni tampoco la fibra de vidrio que importan desde Estados Unidos, están encarando la sustitución del herramental.
“Trabajamos en el diseño de una línea de matrices para nacionalizar componentes que traíamos de Brasil, lo que implicará una inversión de 50.000 dólares en moldes y otros 15.000 dólares en ingeniería ”, agregó Ferrazzi.
Problema
Ya en enero de este
año, la Unión Industrial Argentina (UIA) alertaba sobre
el impacto en el tejido industrial por la falta de insumos que representa el
cepo cambiario.
Según una encuesta
de la entidad fabril, 80% de las industrias tenían problemas
para importar, tanto para conseguir aprobaciones del Sistema de
Importaciones (SIRA) como para poder acceder a los dólares que vende el Banco Central.
Desde marzo de
2002, el BCRA aplica un plazo promedio de 180 días entre la solicitud y el
acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) donde
son vendidos los dólares a precio oficial.
Esas trabas
obligaron a las pymes a echar mano a movimientos de cintura para mantenerse en actividad y poder responder a
la demanda sin tener que reducir personal.
A diferencia de las
empresas grandes, o de las filiales de las multinacionales, las pymes cuentan
con escasos recursos para hacer frente a la exigencia implícita del Gobierno
de financiar a seis meses sus propias importaciones, o bien de
abonarlas con dólares en efectivo.
“Las pymes
empezaron a tener problemas para importar en marzo de 2022. Se formó una
montaña de cautelares para facilitar el acceso a dólares para pagarle a los
proveedores externos y luego surgieron las SIRA, que definitivamente son
insuficientes”, dijo Guillermo Stephanus, presidente de la Asociación de
Importadores y Exportadores (AIERA). “La realidad es que los dólares no están,
a causa de la deuda y de la sequía. Y el Banco Central responde con
resoluciones y cambios en las reglas de juego”.
Para aflojar un
poco el cepo, desde Economía habilitaron este año la posibilidad de pagar
importaciones con dólares en efectivo, o bien de pago en yuanes, para las
importaciones desde China.
Gerardo Pardal,
titular del Centro de Despachantes de Aduana, señaló que en este momento la
aprobación de las SIRA es muy irregular.
“En base a nuestros
relevamientos internos podemos asegurar que por lo general, en los últimos días
de cada mes las aprobaciones se aceleran, respecto al resto del mes que son más
esporádicas. Mas allá de ello, hay ciertos inconvenientes con los proveedores
del exterior para que acepten el financiamiento a determinados plazos”.
Por las empresas
En el sector
fabricante de equipos médicos, considerado esencial durante la pandemia, hablan
de una situación delicada a partir de la decisión del Banco Central de
postergar de 60 días hasta más de 180 días el acceso a los dólares para pagar
importaciones.
“En el nuevo marco
del sistema de importaciones, se ha excluido el plazo cero para nuestro sector,
por lo cual no podemos importar dado que nuestros proveedores solo embarcan la
mercadería con pago anticipado. Vale aclarar que en el sector hablamos de una
suma aproximada a los US$180 millones anuales, por todo concepto”, dijo Alberto
Morales, gerente general de la Cámara de Equipamiento
Hospitalario de Fabricación Argentina (CAEHFA).
En Medix, firma que emplea 72 personas en la fabricación de
equipamiento médico neonatal y exporta a 80 países de los cinco continentes, la
dificultad ha recortado a la mitad el uso de la capacidad instalada.
“En algunas semanas
de abril y mayo no nos fue aprobada ninguna SIRA. Importamos
componentes electrónicos y plaquetas utilizados en la fabricación de incuba
doras, y circuitos y cánulas para equipos en el tratamiento de la bronquiolitis,
tan común últimamente”, afirmó Gustavo Festa, gerente general de la firma.
En ese contexto fue
que, a principios de junio, Medix se vio obligada a rechazar una operación de
exportación.
Recibimos el pedido
de un cliente de México, por un equipo valuado en 800.000 dólares para entregar
a fines de agosto, que no aceptamos por el riesgo de
no poder cumplir y tener que pagar una multa del diez por ciento.
Igual seguimos negociando”, aseguró Festa.
Rayvis, empresa textil de Berazategui, produce un hilado
llamado viscosa nylon que es utilizado como materia prima en tejidos y
producción de telas. Su titular, Francisco Lurueña, aseguró que la demanda está
pero que no pueden producir porque les falta el principal
insumo de producción, el rayón viscoso, también conocido como seda
artificial.
“Podríamos vender el triple de lo que vendemos. Hasta 2015 importábamos
24 contenedores por año. Hoy traemos solo cuatro”, dijo
Lurueña, quien preside esta firma radicada en el Parque Industrial Plátanos.
Rayvis inició su producción en 1981, luego de la quiebra de Sniafa, que era el
mayor productor del hilado del país.
Plataformas
Piersanti es una
fabricante de cabezales para cosechadoras de la localidad cordobesa de
Noetinger, distante a 280 kilómetros de Córdoba capital. Allí señalaron que su
principal problema son los plazos de pago de las importaciones.
”En los seis
primeros meses del año, nos habilitaron cinco SIRA, algunas para nuestra
principal importación, que es una lona con alto contenido de caucho que traemos
desde Estados Unidos. Pero la autorización no contemplaba el pago
inmediato, lo cual es una condición no negociable para nuestro proveedor
estadounidense”, dijo Valeria Piersanti, socia gerente de la firma. “Es
diferente el caso de los sistemas de corte que importamos desde Brasil. Para
estos proveedores lo que arreglamos fue pagar una parte a la vista y el resto a
60 o 90 días, según la SIRA”.
La empresaria contó
que algunos bancos locales les ofrecieron créditos en dólares al 16% anual, y
que no aceptó. “Seguimos trabajando porque tenemos stock y tenemos pedidos.
Pero muchos de esos pedidos debimos derivarlos hacia otras empresas”.
Mientras se hace de
paciencia esperando la aprobación de la Ley de la Maquinaria Agrícola (una
iniciativa que está en el Congreso y que permitirá aumentar la participación de
la industria nacional en los equipos locales), Piersanti dijo que en la empresa
están finalizando las obras de ampliación de instalaciones, con nuevo
equipamiento. “Se trata de una inversión importante, que permitirá aumentar en
un 25% nuestra productividad y exportar a nuevos países”.
Agropharma es una empresa del rubro biotecnológico,
fabricante de un amplio espectro de productos para la salud y bienestar animal.
Tiene una gran dependencia de insumos importados y el impacto en la producción
ha sido significativo.
“Hemos tenido
problemas para importar casi todas las drogas y
otros productos, como unos frascos especiales utilizados
en laboratorios. En esta actividad no podemos cambiar un excipiente por otro
porque el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) no lo
permite. Hace unos días nos habilitaron una importación de 5.000 dólares, de
hormonas, pero hay atrasos considerables en el resto de los productos”, señaló
su titular, Ricardo Capece.
La empresa cuenta
con una planta de 8.000 m2 en el partido de Moreno, que emplea a 120
trabajadores, buena parte de los cuales son altamente calificados. A pesar de
las dificultades para producir en la actualidad, Agropharma tiene en marcha un
ambicioso proyecto para investigación y desarrollo de nuevos productos.
“Vamos a sacar al
mercado un nuevo producto, que hasta ahora se importa, para lo cual agrandamos
la planta industrial y compramos equipos, financiados con un crédito de la
SEPYME de $100 millones a tasa bonificada. Fueron incorporados a la planta de
personal varios químicos y biotecnólogos, y vamos a tomar varios operarios, con
la idea de empezar a producir en diciembre”, agregó Capece.
Recomar es una empresa dedicada a la fabricación de máquinas para premoldeados de hormigón. Importa componentes hidráulicos y motores para las gigantescas máquinas que producen, que pueden pesar hasta 18 toneladas y tener una altura de hasta 15 metros. La empresa va por su segunda generación y ha sido proveedora en las represas de El Chocón, Yacyretá y, ahora, en las de Santa Cruz.
“Hasta el año pasado vendíamos entre 50 y 80 máquinas de diferentes tamaños por año y protección un buen stock de estas piezas en prevención de contingencias. Pero con la imposibilidad de importar, el inventario se empezó a agotar y debimos alargar los tiempos de producción”, afirmó Omar Rauzi, titular de la empresa. “Para este año prevemos menores ventas y postergación de las entregas”. |