Por Carolina Paparatto - El
ministro de Economía, Sergio Massa, anunció
la semana pasada el inicio de un proceso de recompra de deuda
externa por más de u$s1.000 millones, provenientes de las reservas del
Banco Central, con la finalidad de mejorar el perfil de deuda externa de la
Argentina y profundizar la baja del riesgo-país, con el objetivo de recuperar
acceso al mercado de capitales. En una primera instancia, el proceso está
enfocado en los bonos GD29 y GD30 para mejorar la administración de la deuda y
perfil de vencimientos. Asimismo, se supo que desde el Palacio de Hacienda
negocia con distintas entidades internacionales para obtener financiamiento que
permita ampliar el programa de rescate de deuda por al menos u$s2.000 millones
más.
La primera reacción
del mercado fue positiva, ya que el riesgo-país cayó 4% luego de conocerse la medida y
acumula una baja del 17,1% desde que comenzó el año, hasta los 1834
puntos. En esta línea, los bonos GD29 y GD30 acumulan subas del 22% y 24%
respectivamente en el mismo período. Vale destacar que la mejora en el
indicador de riesgo fue un proceso que comenzó en el segundo semestre de 2022,
período en el cual cayó 37% desde su pico en julio de 2.913 puntos. En ese
lapso, los bonos en dólares tuvieron subas del 44% en promedio.
Sin embargo, el
hecho de que el monto inicial del programa represente el 15,5% de las reservas
netas actuales de la autoridad monetaria, frente a un año en que las
perspectivas de ingreso de divisas son desfavorables, encendió alarmas en el
mercado sobre la pérdida de poder de fuego del Banco Central y la efectividad
del programa, dado que el monto representa 5% del stock nominal del GD29 y
GD30. Analistas consultados por Ámbito señalan que la medida pondrá un techo al
riesgo país, aunque destacan que su reducción significativa estará condicionada
a la evolución macroeconómica.
Miradas
Pedro Siaba Serrate, head of Research & Strategy de PPI, señaló: “El stock nominal de deuda en bonos de
moneda extranjera alcanza los u$s109.330 millones de nominales. Vale aclarar
que este stock incluye los bonos en dólares (tanto Ley NY como Argentina) y los
bonos en euros. Más en detalle, los montos emitidos en GD29 y GD30 representan
el 22,6% de este stock (u$s18.726 millones de nominales). En base a nuestras estimaciones, a diciembre de 2022 el
99,5% de ese monto (GD29 y GD30) estaría en manos del sector privado. En
otras palabras, casi la totalidad de ambos instrumentos. Por otra parte, en
base al volumen operado en ByMA en dólares cable, creemos que el monto total
destinado por el BCRA hasta el 24 de enero alcanzaría alrededor de u$s258
millones. De ese monto, consideramos que el 88,2% está explicado por compras en
el GD30. No obstante, en base a la data de los flujos, no podemos descartar que
haya vendido títulos contra pesos, por lo cual la acumulación de nominales sea
menor”.
En cuanto a la
efectividad del programa, Ignacio Sniechowski, head
of research en Grupo IEB, consideró que les pone
un piso a los bonos y un techo al riesgo país. “Lo que no hay duda es
que esta jugada, si la intención es mantener los bonos en cartera
indefinidamente, aliviana el perfil de vencimientos de los bonos soberanos en
dólares y, de esta manera, le da menos probabilidad a un escenario de
reestructuración poco amigable de la deuda en los próximos años. En
este sentido, el valor de u$s30 que monitoreamos debería comenzar a ser visto como
oportunidad, ya que entendemos que los vencimientos podrían ser manejables, y
de este modo evitar reestructurar la deuda”, planteó.
Tomás Villa, analista financiero en ConoSur Investments, señaló: “El impacto es acotado y
dependerá de la lectura del mercado, ya que su monto no es tal para por sí
mismo generar una mejora sustancial en el perfil de deuda soberana, salvo que
los fondos de organismos permitan ampliar el programa anunciado”.
En cuanto a la
posibilidad de que Argentina recupere lugar en los mercados de capitales,
destacó: “Depende de la performance del país en términos fiscales, monetarios y
cambiarios. Si el mercado viera al país avanzar en su consolidación fiscal, y
así moderar su dependencia de la asistencia monetaria, y con ello reducir la
presión sobre el tipo de cambio, podría mejorar rápidamente su consideración
sobre la deuda local. Pienso, además, que podría estar configurándose para los
próximos años un escenario internacional más favorable a países emergentes, que
puede colaborar con la causa argentina”. |