Por Alejandro
Tejero Vacas - A mediados del año pasado, pocos creían que Argentina cumpliría
con -probablemente- la meta más difícil que tenía el acuerdo que firmó con el FMI: la de acumulación de reservas
internacionales de dólares.
El Banco Central
tenía que llegar al 31 de diciembre del año pasado con u$s5.800 millones
de "libre disponibilidad" entre sus activos, una forma de
mostrar que el país había acumulado capacidad de repago de los compromisos de
deuda, y de acreditar solvencia en el manejo del tipo de cambio.
Poco antes de que
Martín Guzmán renunciara, luego de que estallara la crisis de deuda en pesos y
que los dólares paralelos dieran un salto de más del 60% entre mayo y julio, las expectativas
de sumar unos u$s6.000 millones netos a las reservas eran prácticamente
nulas.
Sin embargo, a
fuerza de programas a medida del principal complejo exportador argentino -los
planes "dólar soja" 1 y 2-, de una vertiginosa suba de la tasa de interés
y de un ajuste fiscal sin precedentes en el gobierno del Frente de Todos, el
"milagro" ocurrió.
La pregunta, ahora,
es si el equipo económico que encabeza Sergio Tomás Massa podrá cumplir con la
meta fijada para este año: u$s4.300 millones, de los cuales unos u$s1.100
millones deberían conseguirse antes de que empiece abril, una época del año de
alta demanda de dólares para el turismo y de baja oferta del campo que, para
colmo, enfrenta una de las peores sequías de su historia, con una caída en la
producción que, se estima, reduciría casi un 25% los volúmenes cosechados en
2022.
¿Qué factores perjudicarán la acumulación de reservas este año?
1. El mercado de
deuda y la brecha cambiaria
A pesar del cepo y
a las múltiples restricciones para acceder a la compra de dólares que se
acumulan desde 2019, los años electorales son, históricamente, períodos de
mayor demanda de divisas para ahorro de particulares y empresas.
"Esto podría
verse además acrecentado si hubiera mucho ruido en el mercado de títulos en pesos,
en el caso de que muchos particulares o incluso fondos de inversión no
renovaran vencimientos de las letras y los bonos y, con esa liquidez, quisieran
demandar dólares. Eso podría elevar la brecha y aumentar los incentivos
para liquidar lo menos posible al oficial y comprar del financiero",
agregó Waldman.
Si bien el Tesoro
logró canjear casi el 70% de los vencimientos de deuda en pesos que tenía para
el primer trimestre por títulos que vencen -apenas- más adelante, aún hay $1,4
billones en manos del sector privado que habrá que pagar entre enero, febrero y
marzo. Un desafío para nada menor.
En ese sentido,
Massa envió este miércoles una señal muy clara al mercado al anunciar, a las 9
de la mañana, previo a la apertura de los mercados, que el Tesoro destinaría
u$s1.000 millones a la recompra de títulos de deuda argentina.
"Entendemos que ahí es donde tenemos que atacar para la mejor
administración de la deuda, el perfil de deuda y el perfil de vencimientos de
la Argentina", dijo Massa en un mensaje grabado con el único fin de
descomprimir la presión sobre los títulos que se usan para arbitrar y hacerse
de dólar CCL y MEP.
2. La
prefinanciación de importaciones
Entre marzo y
diciembre de 2022, muchas de las principales empresas importadoras lograron que
sus casas matrices o bancos internacionales les cubran el pago de insumos que
precisaron para la producción en la Argentina.
"Tenemos
una diferencia de 12.000 millones de dólares entre las importaciones
pagadas y las que efectivamente entraron al país, que en algún momento deberían
saldarse", señaló Francisco Ritorto, economista de ACM. Es esperable que
esas deudas se vayan cancelando a lo largo del año y que compliquen la meta de
acumulación de dólares
3. La sequía
En su informe más
reciente, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó que las pérdidas de
los productores de soja, maíz y trigo alcanzarían los u$s10.425 millones en
comparación a la cosecha de 2022 por la sequía que ocasionó recortes del
23% en la cosecha esperada. En total, la producción de estos tres cultivos
caería unas 28,5 millones de toneladas, un golpe muy difícil de asimilar y que
los altos precios internacionales de los commodities no alcanzan a amortiguar.
Además, la
instrumentación en septiembre y diciembre de los programas de "dólar
soja" hizo que se adelantaran muchas de las liquidaciones que planeaban
hacerse este año.
"Los stocks
que los exportadores tenían guardados y que planeaban vender en 2023 ya se
vendieron en 2022. Es probable que, a pesar de que se den incentivos para que
se liquiden más oleaginosas, no se tengan disponibles", apuntó a
Iprofesional Joaquin Waldman, economista de la consultora Equilibra.
4. El gasto
electoral
La necesidad de
mostrar gestión y avance en obras públicas, así como mantener el poder
adquisitivo de jubilados y empleados en relación de dependencia suele empujar
al Gobierno a ser más flexible a la hora de ejecutar partidas en un año de
elecciones. La idea de un nuevo "plan platita" para estimular el
consumo a través de la emisión de pesos es una idea que impulsa un sector de la
coalición de gobierno.
Sin embargo, los
márgenes de maniobra para ejecutar un plan de estas características están
muy limitados. "Hacer políticas expansivas para mejorar chances
electorales podría derivar en una mayor demanda de divisas con los ingresos
adicionales de muchos actores que, si tienen un mayor ingreso, lo
dedicarían a ahorrar y a cubrirse de una posible futura devaluación en
lugar de incrementar la demanda", advirtió el economista de Equilibra.
¿Qué factores ayudarían a cumplir con la meta de reservas en 2023?
1. Bajos pagos de
deuda y el swap con China
La reestructuración
de deuda con los privados permitió que, hasta 2025, los pagos de capital e
intereses de los nuevos bonos fuera muy bajo. De hecho, en 2023 habrá que pagar
unos u$s2.100 millones en intereses por los bonos en dólares, una cifra
manejable para el Tesoro. Al mismo tiempo, el Banco Central alcanzó un acuerdo
con el Banco de China para disponer de unos u$s5.000 millones que hoy tiene el
BCRA en sus reservas y que no se computan como reservas netas. Vale
recordar que el intercambio comercial con China es deficitario para la
Argentina en casi u$s10.000 millones, por lo que podrían saldarse importaciones
sin afectar las reservas netas este año.
2. La mejora en el
tipo de cambio real
La desaceleración
de la inflación y la mayor velocidad que le imprimió el BCRA a la devaluación
del tipo de cambio en los últimos meses frenó la apreciación constante que
tenía el peso contra el dólar desde principios de 2021. Esto, sumado a la
fuerte suba de la tasa de interés, ayuda a desincentivar el stockeo de
mercadería y el retrasar la liquidación de exportaciones.
"Desde
noviembre del año pasado que viene mejorando el tipo de cambio real",
analizó Nicolás Pertierra, economista jefe en Centro de Estudios Económicos y
Sociales Scalabrini Ortiz.
4. Las "balas
de plata"
"Sin duda el
impacto más grande en el ingreso de dólares al país va a ser por la sequía.
Para compensarlo es probable que el Gobierno recurrirá a algunas balas de
plata, como nuevos créditos de organismos internacionales, acuerdos bilaterales
con Brasil (se espera que se anuncie una medida sobre este punto en los
próximos días) la licitación del 5G", apuntó Pertierra.
5. Menor demanda de
dólares para importar energía
"Si el
gasoducto empieza su funcionamiento este año se van a requerir menos
importaciones de energía, en un año en el que los precios internacionales
podrían tener una influencia positiva, lo que terminaría favoreciendo la
acumulación de reservas por una menor salida de la balanza comercial
energética", señaló Ritorto.
En ese sentido, la
estimación del MInisterio de Economía es que para este año la producción de gas
y petróleo en Argentina cubra más del 90% de la necesidad de combustibles para
abastecer la demanda de energía. La meta es que, para 2025, la balanza
energética no sólo deje de ser deficitaria sino que le otorgue al país un
ingreso neto de dólares por casi u$s15.000 millones, lo que convertiría al
sector de hidrocarburos en la segunda usina de dólares más grande del país
detrás del campo. |