El regreso del
Partido de los Trabajadores al gobierno de Brasil con la llegada a la
presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva recrea
las condiciones para avanzar en una mayor
integración entre los países miembros
del Mercosur, en especial de Brasil y Argentina. Y es que, tal como lo destaca
un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), “la
profundización del diálogo y el consenso ideológico entre los actuales
funcionarios de ambos países permiten darle impulso a un ‘gran acuerdo bilateral’”.
En ese marco, Daniel Scioli, embajador de Argentina en Brasil, luego de
reunirse días pasados con el ministro de Economía de ese país, manifestó públicamente que “se viene una
gran integración energética, industrial, financiera y agroalimentaria”, que
incluye como principales medidas la extensión del sistema que permite las
compensaciones de importaciones y el financiamiento por parte del Banco
Nacional de Desarrollo (BNDES) de la construcción de la segunda etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que se extenderá
desde Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires, hasta San Jerónimo, en Santa
Fe.
En este sentido, la
consultora destaca que la profundización de la relación
bilateral con Brasil operará
sobre al menos los siguientes ejes: la restricción externa,
relajando la necesidad de divisas para el intercambio comercial con Brasil,
otorgando mayor disposición de dólares para otros usos; la actividad económica, no solo apalancada por las
exportaciones tradicionales a ese país, sino también, por la posibilidad de
exportar gas desde Vaca Muerta hacia la frontera sur de Brasil; la
reconfiguración de la coordinación regional,
que se expresa en acuerdos político-económicos que brinden soberanía y
desarrollo a la región.
Impactos
positivos en la economía argentina
Así, desde CEPA
destacan que la iniciativa del acuerdo “permite avizorar numerosos impactos
positivos para la economía argentina y la región” y
anticipan que uno de los elementos que esperan es que el gobierno de Lula
implemente una política económica más expansiva en Brasil, con énfasis en la
inversión pública, la promoción de la industria y la distribución del ingreso,
y que ello redunde en un mayor crecimiento de Argentina vía el aumento de
exportaciones hacia ese país, ya que es nuestro principal socio comercial.
Señalan que
la relación positiva entre el PBI brasileño y el argentino está
probada dado que, “en los últimos 20 años, cuando Brasil creció, también lo
hizo Argentina en el 71% de los casos, siendo el vector que los conecta
el comercio bilateral entre ambos países”.
En 20221, por
ejemplo, Brasil concentró el 17% de los flujos comerciales
externos y se constituyó en el principal destino de las exportaciones
argentinas por casi u$s12.000 millones, representando un 14% del total. En
tanto, las compras a ese país, por aproximadamente u$s15.000 millones,
representaron el 20% de las importaciones argentinas, ubicándose en el segundo
lugar después de China.
Relación
comercial bilateral
Cabe notar que
la relación comercial bilateral ha sido históricamente
más favorable para Brasil. “Si bien la participación en sentido inverso es
sustancialmente menor (Argentina es la contraparte en un 7% del comercio
exterior brasileño), se constituye como el tercer mercado en importancia,
después de China y los Estados Unidos”, destacan en CEPA. Y agregan que ese
vínculo ha ido tomando diferentes matices y evolucionado de diferentes formas
de acuerdo con el contexto internacional y la línea conceptual seguida por los
proyectos gubernamentales de turno.
En 2020, 2021 y
2022, por ejemplo, Brasil dejó de ser nuestro
principal socio comercial y fue reemplazado por China, al tiempo que se redujo
sensiblemente nuestro déficit comercial con el país vecino. “En efecto, el
déficit promedio de 2016-2019 fue de u$s4.400 millones, mientras que el de
2020-2021, fue de solo u$s710 millones, influenciado por las restricciones al
comercio derivadas de la pandemia”, menciona el reporte.
Y rescata que
la recuperación económica de los últimos dos años permitió que la
situación se revierta en 2022, pero cabe advertir que las exportaciones de Brasil reaccionaron con más fuerza de
lo que lo hicieron las argentinas, llevando el déficit bilateral a valores más
similares a los del período 2011-2015 (u$s3.400 millones) respondiendo al
perfil de exportaciones de cada uno de los países.
Otro elemento que
mencionan es que el perfil del comercio bilateral entre la
Argentina y el Brasil es preponderantemente manufacturero: los
productos de origen industrial son significativas e involucran cadenas de alto
valor agregado. Y, a su vez, al igual que en otras economías emergentes, los
productos primarios y de su primera transformación ocupan un lugar relevante en
las exportaciones totales de Brasil y la Argentina.
Desde 2008 comenzó
a operar el Sistema de Moneda Local (SML) entre Brasil y Argentina, un sistema
de pagos destinado a operaciones comerciales que permite a los importadores y exportadores argentinos y brasileños la
realización de pagos y cobros en sus respectivas monedas.
En la actualidad el
mecanismo es operado a través de los Bancos Centrales de cada país y las
entidades financieras participantes del sistema, quienes realizan una
compensación diaria de las operaciones de comercio exterior y así obtienen el
saldo neto a ser compensado, el remanente se aplica a dólares.
Es por eso que la
agenda de negociaciones, según detalla CEPA, incluye la integración energética, un set de medidas con alto grado de avance
que posibilitan no solo exportar gas de Vaca Muerta a Brasil, sino también GLP,
e importar energía hídroléctrica a precios muy competitivos, pero también, la
posibilidad de extender el Sistema de Monedas Locales a 180 días viabilizará
importaciones de manera significativa que hoy no pueden canalizarse en el
estresado mercado cambiario. Esta propuesta abarca también las siguientes
posibilidades:
un Swap del Banco Central
brasileño para el
fortalecimiento de reservas y el comercio bilateral, es decir, un refuerzo de
dinero para engrosar las espaldas del BCRA;
acuerdos
entre bancos públicos como el Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (BNDES – en portugués Banco Nacional de Desenvolvimento
Econômico e Social), el Banco de la Nación Argentina (BNA) y el Banco de
Inversión y Comercio Exterior (BICE) para profundizar el comercio,
infraestructura de intercambio comercial e inversiones
aumentar capacidad
de préstamos de bancos de desarrollo latinoamericanos.
Moneda común: en este aspecto,
implica el inicio de una discusión que deberá incluir, entre otras cuestiones,
como resolver las diferencias de productividad, las etapas de convergencia de
la macroeconomía de ambos países (y eventualmente de otros que participen) y la
dinámica de las decisiones de política económica, monetaria y cambiaria. |