Por Jaime Rosemberg
- Exultantes, en el gobierno de Alberto Fernández hablan de un “nuevo comienzo”
en la relación bilateral con Brasil. Están ansiosos por la visita oficial que
Luiz Inácio Lula da Silva inició anoche y que se extenderá hasta pasado mañana
en Buenos Aires. La gira incluye un encuentro cara a cara con Cristina
Kirchner.
Si bien en la Casa
Rosada y en la Cancillería todo es optimismo, nadie deja de reconocer que
aquellos viejos tiempos de principios de siglo, con Lula y Néstor Kirchner en
el poder, rodeados de otros líderes como el venezolano Hugo Chávez o el
ecuatoriano Rafael Correa, distan bastante de la actualidad regional.
Mientras preparan
para hoy una “declaración conjunta muy fuerte”, anunciando un acuerdo para la
integración en el que sobresalen la energía y las finanzas, Fernández y Lula
–que ya se reunieron en Brasilia, al día siguiente del triunfo electoral del
PT– sostienen sin embargo algunos matices, sobre todo en lo que hace a la
posibilidad de acelerar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (Lula
quiere ir más rápido que la Argentina) y la posibilidad de una moneda común
entre ambos países, relativizada desde el flamante gobierno del líder del PT y
puesta en agenda por Sergio Massa. “Habrá una decisión de comenzar a estudiar
los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye todo, desde
cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos
centrales. Sería un estudio de mecanismos de integración comercial”, dijo el
ministro de Economía en declaraciones al Financial Times. Sin embargo, aclaró:
“No quiero crear falsas expectativas, es el primer paso de un largo camino”.
En principio, Lula
tiene previsto llegar a la Casa Rosada minutos antes de las 11. Allí darán las
puntadas finales al acuerdo para la integración, que incluye un ambicioso
“mercado sudamericano de energía”, incluido el pedido de financiamiento al
banco Bndes para el gasoducto Néstor Kirchner, que comenzaría a dar frutos (gas
a Brasil) a mediados de año. Habrá, luego de la reunión, una declaración
conjunta a la prensa.
El uso del sistema
de pagos en moneda local, y un swap entre ambas monedas (real y peso) que
aumente “considerablemente el comercio bilateral” forman parte del borrador del
acuerdo, al igual que una “integración industrial” que intente “revertir el
déficit comercial de la Argentina con Brasil”, que según la consultora Abeceb
alcanzó en 2022 los US$2250 millones.
Lula tiene previsto
hoy encabezar un encuentro con la Unión Industrial Argentina (UIA) y 50
empresarios brasileños, en otra muestra de la búsqueda de sintonía en la “nueva
era” entre ambos países.
Moneda común y la
UE
No estará incluida
en el acuerdo la posibilidad de una moneda común, alentada entre otros por
Massa,y relativizada por su par brasileño, Fernando Hadd ad, luego de una
reunión con el embajador Daniel Scioli, que la semana pasada sostuvo reuniones
en Brasilia con distintos ministros del nuevo gobierno.
Ayer, en una carta
conjunta que publicaron en Perfil, Fernández y Lula hablaron del comienzo de
ese debate. “Decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda sudamericana
común que pueda usarse tanto para los flujos financieros como comerciales,
reduciendo los costos operativos y nuestra vulnerabilidad externa”, indicaron.
Fue en el párrafo 12 de la misiva, muy atrás en la lista de prioridades.
“Lula y Fernández
tienen una voluntad clara de fortalecer el Mercosur, y que sus cuatro
integrantes estén en armonía”, dijo Scioli a la nacion en las horas previas al
viaje de Lula, el primero desde que asumiera su tercer mandato presidencial. El
proyectado viaje de Lula a Uruguay –se verá el miércoles con su par Luis
Lacalle Pou, luego de participar de la reunión de la Celac en Buenos Aires–
abre la posibilidad de reflotar el estancado mercado común, frenado por las
diferencias entre Fernández, Jair Bolsonaro y el propio presidente uruguayo.
Más allá de ese
objetivo compartido, y del buen vínculo personal que lo une con el Presidente,
Lula actuará –como concede una alta fuente diplomática– como un “líder regional
y tratará de influir a escala global a través de los Brics y las reuniones del
G-20”. En ese sentido, su intención de “acelerar” el acuerdo con la Unión
Europea choca con las advertencias del Gobierno, en el sentido de “proteger”
sectores industriales claves, como textiles, automotrices o calzado, de una
competencia que no estén en condiciones de soportar.
Nadie olvida el
golpe que significó para el gobierno brasileño el asalto de miles de
manifestantes bolsonaristas contra los principales edificios gubernamentales,
el 8 de enero pasado y a solo una semana de asumir el poder. Habrá, como era de
esperar, un respaldo unánime a Lula, tanto desde el gobierno de Fernández como
del plenario de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac),
que prevé concretar una foto histórica: Lula y Fernández, junto a Gabriel Boric
(Chile), Gustavo Petro (Colombia), Nicolás Maduro (Venezuela), Miguel
Díaz-Canel (Cuba) y Xiomara Castro (Honduras), representantes de la patria
grande, hoy mayoría en el continente.
En otra muestra de
apoyo, el gobierno norteamericano de Joe Biden ya confirmó la reunión bilateral
con Lula, el 10 de febrero. Todo un contraste con aquella reunión con
Fernández, suspendida a mediados de julio por el contagio de coronavirus del
presidente de Estados Unidos y aún sin fecha cierta de realización.
“El acuerdo con
Lula es para nosotros un seguro de vida. Para ellos también: se garantizan el
gas y otros insumos”, resumieron desde el Palacio San Martín, ansiosos por la
llegada del presidente de Brasil, luego de años de frío y asperezas con su
antecesor Bolsonaro.
Además del
Presidente, y en el comienzo del decisivo año electoral, otros dirigentes de
primera línea del Frente de Todos también estarán cerca del mandatario
brasileño.
Además de Scioli,
promotor del acuerdo de integración desde el comienzo del gobierno de
Bolsonaro, y Massa, encargado de la puesta en práctica de esos acuerdos, la
vicepresidenta Cristina Kirchner sostendrá hoy un encuentro, aunque no se sabe
si será en el Senado o en la sede del Instituto Patria.ß |