Por Ricardo Carpena
- Mauricio Macri les pidió a Horacio Rodríguez Larreta y
a Patricia Bullrich que si llegan a la Casa Rosada designen a
ministros de su gabinete como Germán Garavano en Justicia. Ese gesto
del ex mandatario, que tuvo lugar hace meses, dejaría entrever que no
piensa postularse nuevamente para la Presidencia, pero desde
entonces combinó aquella solicitud con algunas señales de que, en
realidad, no descarta competir para su “segundo tiempo” y que tomará
la gran decisión recién en marzo.
Nadie sabe cuál fue
la respuesta de Larreta y Bullrich, pero si algo quedó claro a lo largo de este
año es que la estrategia de Macri de reforzar su centralidad en el
liderazgo opositor, mientras sugiere que buscará revancha
electoral en 2023, sólo provocó fuertes tensiones internas en
todo Juntos por el Cambio. Por eso los líderes del PRO encararán la
recta final de 2022 con una certeza: si no llegan a algún acuerdo,
que hoy parece imposible, las fricciones dejarán heridas de difícil
cicatrización.
Esa sensación será
el telón de fondo del encuentro que esta semana mantendrán Macri y
Rodríguez Larreta en el country Cumelén, ubicado en Villa La
Angostura, Neuquén, adonde ya está instalado el ex presidente con su familia y
el martes llegará el jefe de Gobierno con su novia, Milagros Maylin.
Mauricio Macri y
Horacio Rodríguez Larreta se reunirán esta semana en Villa La Angostura
La expectativa de
mínima es mejorar un diálogo de largas décadas que
quedó esmerilado por la feroz interna del PRO. La de máxima, rubricar
un acuerdo que nadie considera probable hasta que el ex presidente no
explicite si será o no candidato. En la reunión del Sur ninguno planteará bajar
la candidatura de Bullrich, según aseguran de uno y otro lado, pero
sí consensuar algunas postulaciones que hoy los dividen en distintas
provincias y que hacen peligrar a Juntos por el Cambio.
Aun así, ¿qué implicaría
un acuerdo entre Macri y Rodríguez Larreta? El solo hecho de que se
reúnan de nuevo tiene un significativo valor político en medio de una
interna signada por los desencuentros. La competencia de los presidenciables
del PRO en las PASO puede fortalecer al espacio pensando en el
electorado en general, pero filas adentro es una luz
amarilla demasiado intensa: en los rigores de la campaña pueden
dispararse enfrentamientos personales de consecuencias imprevibles.
Bullrich se
mantiene al margen de esa cumbre patagónica y en su entorno juran que
no buscará su propia foto con el fundador del PRO en el sur: es que ya se
reunió la semana pasada con Macri para repasar la agenda política, pero,
sobre todo, para superar cierta frialdad en su vínculo. Allegados a
la ex ministra de Seguridad afirman que no entiende el juego del ex
presidente, con quien comparte el más puro ideario “halcón” y
le reprocha el estilo tan paternalista en que ejerce su liderazgo.
Mauricio Macri y
Patricia Bullrich, en un encuentro que tuvieron en Villa La Angostura
La jefa del PRO
quedó satisfecha por el reencuentro con el ex mandatario. Insiste en
que nada la hará resignar su candidatura y cree que se ganó por
derecho propio su crecimiento político y su ascenso en las encuestas. A
principios de enero viajará al exterior para descansar durante 15
días. Sabe que cuando vuelva, además de una gira bonaerense, le espera la
gran batalla del PRO para 2023.
Rodríguez
Larreta, más allá del contacto a solas con Macri, aprovechará el último
tramo del año para potenciar el efecto de la desobediencia del
Gobierno al fallo de la Corte que le dio la razón a la Ciudad de Buenos Aires
en el reclamo por el recorte de la coparticipación. La decisión extrema de
Alberto Fernández le permitió al jefe de Gobierno endurecerse más que
nunca. Su “halconización” es celebrada por su comando
de campaña. Al menos hubo un tema en el que Bullrich no los primereó.
En forma paralela,
el alcalde porteño decidió acelerar el relanzamiento de su gabinete
porteño con la incorporación de figuras de peso. La jugada fue aconsejada
hace tres meses por Diego Santilli, cada vez más influyente en la
mesa política larretista, y pensada para mostrar más “volumen
político” del equipo del jefe de Gobierno, simbolizar una mayor búsqueda
de consensos políticos y, a la vez, anticipar lo que puede poner en
marcha si el alcalde porteño se convierte en presidente de la Nación.
Martín Redrado se
sumará al gabinete porteño como una suerte de "canciller económico"
Martín Redrado,
Graciela Ocaña, Waldo Wolff, Cynthia Hotton y Silvia
Lospennato se sumarán al equipo de la Ciudad, en la mayoría de los
casos sin cargo en el gabinete y con funciones que ejercerán desde
estructuras extraministeriales. Los cambios se anunciarán este martes, siempre
que no haya agitación por el “golpe institucional” del Gobierno
contra la Corte, como lo calificó Larreta.
Redrado es la
figura que más llama la atención de las incorporaciones del jefe de Gobierno.
En el Círculo Rojo celebran su llegada por sus contactos en medios financieros
internacionales, mientras en el bullrichismo, con malicia, opinan que se trata
de la confirmación de que se mantiene la buena relación entre Rodríguez Larreta
y Sergio Massa, de quien el economista fue uno de sus asesores.
El ex presidente
del Banco Central apareció públicamente en el radar larretista
cuando Fernando Straface, secretario general y de Relaciones
Internacionales de la ciudad de Buenos Aires, lo invitó en septiembre pasado a
un almuerzo con diplomáticos y expertos en política exterior para analizar las
elecciones en Brasil y la relación bilateral con la Argentina. Ese diálogo
fue un reflejo del que Redrado ya mantenía con Rodríguez Larreta.
Ahora se sumará para aportar su mirada en “temas de estrategia de inserción productiva
internacional”. Sería una suerte de canciller económico del gobierno
porteño. Hay quienes deslizan que una función similar tendrá en el próximo
gobierno si Larreta es presidente.
Horacio Rodríguez
Larreta, Cynthia Hotton y Diego Santilli: la titular de Valores es otra
incorporación del gabinete porteño
En el caso
de Ocaña, se trata de una dirigente con mucha experiencia en temas
sociales y una de las principales aliadas del larretismo en la ciudad a través
de su partido Confianza Pública. En el entorno de la diputada nacional de
Juntos afirman que no dio el sí y que se fue de viaje por las fiestas
con una propuesta del jefe de Gobierno que aún debe analizar. Se
trataría de una estructura por fuera del gabinete que se dedicará
al “bienestar integral de adultos mayores”, un área donde pisó fuerte la
novia de Larreta hasta que renunció el 1° de diciembre para meterse en el
equipo de campaña. Dicen que, si su respuesta es positiva, Ocaña aportaría su
trabajo específico sin dejar la banca legislativa.
Lo mismo sucedería
con la diputada nacional del PRO Silvia Lospennato, quien se había
integrado a la mesa nacional larretista a fines del año pasado. Ahora,
manteniendo su banca, sería designada asesora ad honorem en cuestiones
de igualdad de género, desde donde los allegados al jefe de Gobierno la
imaginan recorriendo el país para “promover el rol de las mujeres en la agenda
de desarrollo”. Trabajará junto con Carmen Polledo, histórica
dirigente del PRO y actual Subsecretaria de Relaciones Institucionales de la
ciudad, que asumirá como secretaria de Igualdad de Género.
Otra incorporación
del larretismo será la de Cynthia Hotton, la fundadora del partido
Valores y una pieza considerada decisiva para lograr más votos en la provincia
de Buenos Aires: representa a sectores evangelistas. tiene una clara postura
contra el aborto y en favor de los “valores cristianos” y en las últimas
elecciones obtuvo 263.515 votos, un 2,95% del total. No logró
entrar al Congreso, pero desde mediados de año afianzó su relación
con Santilli para aliarse contra el Frente de Todos en el territorio
bonaerense, donde no hay ballotage y las elecciones se ganan apenas por un
voto. Hotton ya comenzó sus tareas al frente del Consejo Social que
depende del jefe de Gabinete, Felipe Miguel.
El bullrichista
Sebastián García de Luca, junto con Emilio Monzó y Rogelio Frigerio
Wolff, por su
parte, desembarcará en el andamiaje porteño en un cargo formal para ocuparse de
temas más vinculados con la “comunicación institucional” que con lo
netamente político, aunque está encolumnado detrás de la candidatura a jefe de
Gobierno de Jorge Macri. El diputado nacional del PRO es un comunicador
eficaz, algo que el larretismo admite que le sigue faltando.
¿Los cambios en el
gabinete de la Ciudad también responden a la pelea con
Bullrich? Nadie lo admitirá, pero ese motivo es uno de
sus motores. Tanto en el larretismo como en el bullrichismo
están reacomodando sus equipos para la batalla que viene. En la mesa
política del jefe de Gobierno tiene un mayor protagonismo un histórico del PRO
como Eduardo Macchiavelli, secretario de Asuntos Estratégicos de la
ciudad, a quien Larreta lo designó como organizador general de las
elecciones: piloteará el operativo para reclutar a los 170.000
voluntarios del partido que fiscalizarán los próximos comicios. Reemplazará en
ese lugar al ex ministro Guillermo Dietrich, el macrista que cumplió
esa tarea en 2019. Algunos atribuyen ese cambio a la pelea interna del PRO. En
el larretismo lo niegan.
Juan Pablo Arenaza
y Patricia Bullrich
En el comando
bullrichista, por su parte, Juan Pablo Arenaza amplió sus funciones
como el jefe de campaña que reemplazó a Gerardo Milman y debutó
irritando a los larretistas con el tuit que publicó la noche de los festejos
por el Mundial de Qatar. “Si te toman el Obelisco nunca vas a poder
gobernar un país. La Argentina necesita orden para poder vivir en
paz”, disparó. Le contestó duramente el diputado nacional Alvaro González.
El enfrentamiento no creció, aunque no pareció casual que pocas horas después
Rodríguez Larreta haya suspendido su viaje para rechazar la Ley de
Lemas en Chubut, donde iba a estar al lado de
Bullrich. La excusa fue la disputa Gobierno-Corte.
Aunque analizó la
posibilidad de sumar otras figuras a su equipo de campaña, Bullrich
apostará a mantener a sus dirigentes de confianza, entre quienes
tienen más influencia el diputado nacional del PRO Sebastián García De
Luca y el ex diputado Nicolás Massot, quienes responden al
operador “antigrieta” Emilio Monzó, de buena relación con los dos
presidenciables del PRO y dedicado hoy a una tarea compleja: tratar de que la
UCR tenga un candidato competitivo para presentar en las PASO, como
forma de mejorar la oferta opositora para ganarle al Frente de Todos
en 2023.
¿Los radicales
ya eligieron a su presidenciable del PRO favorito? Gerardo
Morales, el titular del Comité Nacional de la UCR, acaba de admitir en una
entrevista con Jorge Fontevecchia que en el radicalismo hay “una sensación
mayoritaria” de que con Rodríguez Larreta existe “mayor posibilidad de
diálogo”. Casi un voto cantado. Parece lógico que empiecen, por
fin, las definiciones electorales en Juntos por el Cambio: no falta tanto
para marzo, el mes en que el mapa opositor quedará definido, y muchos
ya se entusiasman por el aroma a triunfo electoral, sobre todo luego
del flamante saludo navideño que dio, sin sonrojarse, Alberto
Fernández: “Estamos en el camino correcto”. |