Sábado 24 - Por
Cristian Mira - Aunque para el campo el año agropecuario no concluye el próximo
sábado, el cambio de almanaque permite hacer un balance de lo sucedido en los
últimos 12 meses y dar una perspectiva al escenario de 2023.
De acuerdo con los
testimonios recogidos por LA NACION entre referentes destacados de la
agroindustria, como aspectos positivos se encuentran el aumento de los
volúmenes de producción, la reanudación de los encuentros presenciales tras la
pandemia del Covid-19 y la voluntad por aprovechar las oportunidades que
presenta un mundo que demanda alimentos. Como hechos que van a la columna de lo
negativo, resaltan el factor climático, con los incendios en febrero pasado y
la sequía que castiga a la actual campaña, la situación macroeconómica y las
políticas oficiales.
“La campaña 2021/22 tuvo un volumen de granos muy relevante, unos 137
millones de toneladas considerando
seis cultivos principales”, dijo Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación
Mediterránea. “Esto permitió mantener muy bien abastecido el mercado interno
(la molienda de trigo fue muy alta) y a su vez generar un flujo de
exportaciones récord, aprovechando un contexto de excelentes precios
internacionales”, añadió.
Según sus
estimaciones, los exportadores terminarán liquidando este año cerca de
US$40.000 millones, “un 20% más de divisas que el año pasado”, dijo.
El crecimiento
productivo, observó, también se dio en carne bovina y porcina”, esta última con
nuevo record histórico”, dijo.
Para Garzón, “de la
mano de la mayor producción, el consumo interno de carnes se recuperará en un
par de kilos por habitante luego de varios años de retroceso y/o estancamiento)
y las exportaciones se mantienen en muy buen nivel, y quizás se logre récord de
volúmenes en carne bovina, si los envíos de diciembre se sostienen como en los
últimos meses”.
En tanto, José
Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, recordó que el año
“presentó un escenario geopolítico complejo a partir del conflicto
Rusia-ucrania, con fuertes implicancias en la cadena comercial y logística,
afectando a la economía mundial como consecuencia del alza de precios de las
materias primas y energía”.
Ese escenario
generó a nivel local una oportunidad para incrementar la producción
agroindustrial y contar con un mayor flujo exportador. “Lamentablemente no
hemos sido capaces de capturarlo debido, entre otras cosas, a una economía
interna marcada por altas tasas de inflación, brecha cambiaria, elevada presión
fiscal y una política agrícola errática que distorsiona constantemente la toma
de decisiones en toda la cadena agroindustrial”, señaló.
No obstante,
Martins sostuvo que el aporte del agro para la economía fue uno de los mayores
de los últimos años. “El Producto Bruto Agrícola se ubicaría en US$57.453
millones, lo que representa un crecimiento del 72% con relación al promedio de
las últimas cinco campañas”.
A su vez, las
“exportaciones y la recaudación fiscal también presentaron un fuerte
incremento,
La reanudación de
los encuentros presenciales tras la pandemia fue destacado como un hecho
positivo para el sector
La invasión de
Rusia a Ucrania provocó un incremento de los precios y una alteración del flujo
comercial
situándose en
US$45.091 millones y US$19.258 millones”, respectivamente.
Por su parte
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), hizo hincapié
sobre el factor climático. “Empezamos un año con incendios y lo terminamos con
seca”, señaló.
Además, destacó que
para la ganadería fue un año “tremendamente raro” porque le ocurre algo que “no
pasa en el país, sino que pasa justamente en este sector”, dijo ,y explicó: “el
ganado gordo se vendía a mejor valor allá por Abril/mayo que hoy”. También se
lamentó por la situación de la ganadería ovina y de las economías regionales.
“Más allá del clima también el doble tipo de cambio les pega y nos pega a todos
los productores en la línea de flotación”, dijo.
El ruralista dijo
que ve a un Gobierno “sin ánimo de discutir ni nada”, que “no ha tomado medidas
acordes a la situación con respecto a los productores en general, más allá del
dólar soja; no hay medidas concretas para colaborar con el productor”.
Como circunstancia
positiva, Pino destacó: “seguimos trabajando y la Argentina sigue posicionada
como uno de los grandes países del mundo en producción de alimentos”. Esto,
para el ruralista, implica ponerse “a la altura de la circunstancia y empezar a
responder como el mundo necesita”.
En tanto, David
Roggero, presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra
Directa (Aapresid) el 2022 arroja como hecho favorable la reanudación de las
actividades presenciales tras la pandemia. “Para una institución como Aapresid
significa poder ir avanzando en esto de seguir avanzando en generar conocimiento
compartido. En nuestro caso se basa en producir de manera sustentable en sus
tres ejes, económico, ambiental y social”, dijo.
“Como institución
estamos siendo invitados por organizaciones como la FAO o el IICA. Hemos estado
cerca de los lugares de decisión, como la cumbre de Cambio Climático en Egipto.
Tenemos esa herramienta que pueda permitirle al mundo revertir las consecuencias
del cambio climático a través de una agricultura sustentable, basada en el
menor uso de combustibles fósiles, de un mejor aprovechamiento del agua y de
los recursos. Y, sobre todo, de nuestro principal recurso, que es el suelo”,
observó.
Preocupación
La situación de la
economía es uno de los factores más destacados como negativo por los referentes
consultados. “Es muy inestable, con inflación en aceleración, mucha distorsión
en los precios relativos, múltiples cepos y tipos de cambio, un precio oficial
de la divisa que no refleja su verdadero valor en el mercado y restricciones
crecientes sobre las importaciones”, dijo Garzón.
Para el economista,
el Gobierno sigue siendo “muy agresivo en materia tributaria y regulatoria para
con el agro, minimizando la importancia de la actividad en la economía, en la
generación de ingresos y empleos (tan relevante en el interior productivo), y
no permitiendo aprovechar todas las oportunidades de negocios que ofrece el
escenario mundial”.
Garzón puso como ejemplo
de cómo se trata al sector en materia tributaria el dato de la recaudación de
los Derechos de Exportación (DEX). “Cerrará en una cifra cercana a los
US$12.300 millones, la más alta de al menos los últimos siete años”.
Para el economista
eso refleja “una extracción fenomenal de recursos que sufre el sector,
considerando que más del 80% de estos fondos salen directamente del bolsillo de
los productores agropecuarios”. Y se lamentó: “Lo peor de todo es que son
recursos que van a gastos corrientes, no hay una devolución en materia de obras
de infraestructura productiva o programas de promoción, ni se tiene la
previsión de guardar al menos una parte de estos fondos para enfrentar alguna
contingencia futura que afecte al sector (baja de precios internacionales o una
sequía)”.
A su vez, Martins,
sostuvo que “el factor climático, que ha impactado negativamente en la
producción de granos finos, hace prever que también tendrá impacto en la
cosecha gruesa y en los flujos de ingreso de mercadería al circuito comercial”.
Para el directivo
de la Bolsa de Cereales porteña “esta menor producción, sumada a altas tasas de
inflación, brecha cambiaria, carga impositiva y constantes cambios en las
reglas de juego, provocarán seguramente un menor aporte del sector agroindustrial
a la economía nacional” para el próximo año. Y advirtió: “por tratarse de un
año electoral, la falta de políticas claras puede generar un desincentivo aun
mayor para la nueva campaña agrícola 22/23”. No obstante, según Martins, “con
reglas de juego claras, sostenibles en el tiempo, una macroeconomía estable con
tipo de cambio único, una reducción gradual del paquete impositivo y sin
necesidad de subsidios, la agroindustria argentina está en condiciones de
crecer fuerte en producción”.
Eso, dijo, se logrará
“de manera sustentable, preservando el medio ambiente, agregando valor en
origen y creciendo fuertemente en exportaciones, asegurando el abastecimiento
interno. Esto dará fortaleza a nuestras economías regionales generando empleo
de manera federal e inclusiva”, opinó.ß
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