Por Claudio Zlotnik - La acelerada suba de
las tasas de interés cumplió con el objetivo buscado: evitar
una nueva crisis cambiaria. En la actualidad, el costo del dinero quedó
positivo en términos reales, tal como se acordó con el Fondo Monetario.
Claro, el impacto negativo de esa medida ya se sabía de
antemano: el encarecimiento de los créditos
repliega las inversiones y también el consumo. Es por eso que el Gobierno
evalúa una rebaja en las tasas de interés.
No obstante, espera a que la inflación se desacelere antes de definir la
medida.
El efecto sobre la actividad económica es ineludible. Así lo demuestran
los últimos datos oficiales.
En concreto, el nivel de créditos al sector privado (empresas
y particulares) lleva cinco meses consecutivos de caída. Esa tendencia
está relacionada con la cantidad de meses que lleva la estrategia oficial de
sostener una tasa de interés positiva frente a la inflación.
Durante noviembre, el volumen de créditos a los privados cayó nada menos
que 12,5%, en términos reales, descontada la inflación, en comparación con el
mismo mes del año pasado. La baja contra octubre fue menos dramática, del 0,4%,
de acuerdo a un reporte de la consultora LCG en base a los registros del Banco
Central.
Los préstamos a las empresas se contrajeron 8,6% el mes pasado versus
noviembre de 2021, cuando la actividad económica despegaba con fuerza tras la
pandemia, y con tasas de interés más bajas que las actuales. De hecho, hoy en
día, la tasa efectiva anual de los plazos
fijos ya está en el 107%,
pero el costo que los bancos le cobran a las empresas y a los consumidores
puede duplicar aquel rendimiento.
En lo que va del año, las líneas bancarias destinadas a las compañías
muestran una contracción del 14,7% (real). Si se compara el nivel actual
contra el pico que tenían los créditos en mayo de 2018, justo en el momento que
se inició la crisis cambiaria durante la administración Macri, la caída llega
al 45%, siempre hablando en términos reales.
.Créditos: qué pasa con el
financiamiento al consumo
Los créditos
al consumo también se desploman. En noviembre, la baja -siempre en términos
reales- resultó del 15,8% en comparación con noviembre del año pasado. Contra
octubre, prácticamente no hubo cambios.
Junto a las tasas de interés que regula el Banco Central, hubo un
aumento sensible sobre todas las líneas bancarias.
Los datos se
encuentran en la página del Banco Central: los bancos líderes les están
ofreciendo a sus clientes préstamos
personales con un CFT (Costo Financiero Total) de entre 215% y 298%
anual. Es decir, llegan a
triplicar la tasa de inflación esperada para este año.
En el caso de los bancos de segunda línea de capital privado -que en su
mayoría funcionan en los distritos del interior del país-, el CFT trepa al 355%
anual. Está claro que ningún salario podrá aumentar en ese mismo nivel este
año, con lo cual es muy probable que estos créditos impliquen cuotas mensuales
impagables.
Tasas: el costo de financiar con tarjeta, por
las nubes
Todos los costos para financiar el consumo "volaron" tras las
últimas subas de las tasas. Algunos otros ejemplos:
Tras el último
retoque de las tasas de interés, el costo financiero total para postergar
el pago de la tarjeta pasó al 132% anual
(77% nominal anual y 111% efectivo anual).
Muy atrás en el tiempo quedó la pandemia en que el costo para
refinanciar los consumos con las tarjetas había quedado en el 43% anual (55% de
CFT), con una inflación del 36% para aquel año 2020.
Muy distinto a lo que ocurría hace más de una década, cuando fue creado,
el sistema del "Ahora 12" ya no significa comprar a 0% de
interés.
El costo financiero, tras la última actualización, ya subió al 102%
anual, en línea con la inflación de los últimos 12 meses. También con las
mejoras salariales. Pero ya no es "gratuito", lógicamente.
Para el "Ahora 24" (24 cuotas), el CFT ya trepa al 116% anual.
¿Rumbo a una recesión?
En el equipo económico descartan que la actividad económica, en medio de
este proceso, se hunda
en una dinámica recesiva. Los funcionarios consultados lo
desmienten. Pero, cierto es, se trata del efecto que la contracción monetaria
está mostrando en otros países.
En medio de la tendencia global de alzas de tasas de interés, países
como Suecia o la Gran Bretaña ya sufren un ciclo muy afectado, rumbo a la
recesión.
El último informe de la Reserva Federal (banca central estadounidense)
ya advirtió que habrá un desplome de las inversiones del sector privado en
los Estados Unidos. Y que el ciclo alcista podría endurecerse todavía más.
En la Argentina, que atraviesa una situación particular no sólo por la
suba de las tasas de interés sino por la escasez de divisas, el INDEC ya dijo
que la actividad económico registró un freno durante septiembre último -cayó
0,3% versus agosto-, pero ahora la cuestión pasa por saber si ese signo
negativo será el primero de un ciclo recesivo más profundo.
Lo que está claro es que las restricciones que se impusieron
para evitar un mal mayor -una devaluación abrupta en medio de un debilitamiento
de las reservas del Banco Central- también implican costos para la
actividad económica.
Básicamente, lo que se está viendo es que el bloqueo a las importaciones
tiene un doble impacto: por un lado, implica una aceleración inflacionaria (por
la incertidumbre de los empresarios a conseguir dólares para importar) y, por
el otro, una caída en el nivel de consumo.
El registro del INDEC luce como un incipiente reconocimiento de lo que
viene: sin dólares suficientes, la economía tiene más para sufrir que para
expandirse. |