Por Javier Blanco - El Gobierno logró superar ayer holgadamente el
último gran test de deuda del año al captar del mercado $770.000 millones
mediante la colocación de ocho títulos, es decir, unos $358.000 millones más que
los $412.000 millones que necesitaba mínimamente conseguir para poder pagar la
deuda que le vence en los próximos días, según los datos preliminares que
difundió el Palacio de Hacienda.
De esta forma se hizo de un buen colchón para cerrar sus números de 2022
y cumplir “el compromiso de financiar el funcionamiento del Tesoro sin la
utilización de adelantos transitorios del Banco Central”, según destacó en un
mensaje por Twitter el ministro de Economía, Sergio Massa.
Claro que para lograrlo deberá usar los poco más de $200.000 millones
tomados días atrás del Banco Central (BCRA) mediante la venta de derechos
especiales de giro (DEG), una operación de ingeniería contable que supone un
uso doble o hasta triple de esas divisas y la que la administración Fernández
ya recurrió en tres oportunidades para hacerse de fondos (ver aparte).
La subasta se destacó por el aumento que mostró la demanda por los
títulos ofrecidos, que se elevó hasta $1,2 billones, monto superior en casi
tres veces al mínimo buscado, aunque anoche, al cierre de esta edición,
extrañamente aún no se habían reportado los datos oficiales ni el detalle de
tasas convalidas o de instrumentos colocados.
“Es la presentación de ofertas más grande desde el 2020 a la fecha”,
apuntó también al respecto Massa.
Pero el grueso de lo colocado son papeles que volverán a vencer entre
los próximos 105 a 227 días, es decir, deberían pagarse o refinanciarse antes
de que arranque el cronograma electoral que definirá quien encabezará el
próximo Gobierno.
Esto es algo que no será inocuo, porque puede dificultar su roll over
(como sucediera otras veces) y porque que en ese lapso ya hay compromisos de
pago por deuda asumidos que exceden los $12 billones.
El salto registrado en la demanda en la jornada de ayer fue propiciado
por el intenso trabajo realizado en los últimos días por la autoridades de la
Secretaría de Finanzas y el propio BCRA para facilitar la colocación, según
coincidieron en señalar a la nacion distintas fuentes del mercado.
“El BCRA estuvo muy activo en las últimas ruedas en comprarles bonos a
distintos entes públicos (Anses, Lotería Nacional, etc., entre ellos), para
dotarlos de la liquidez necesaria para que pudieran hoy [por ayer] cargar
ofertas de compra”, explicó un operador.
Incluso la consultora 1816, en un informe, consignó una transacción por
$25.000 millones concretada anteayer del TV23, un bono vinculado a la variación
del dólar, “realizada al precio al que compraba el Central en el secundario”,
detallaron allí.
Eso, sumado a recompras de Letras ajustables por CER (Lecer) por $75.000
millones concretadas en ruedas anteriores, “le dio salida a entidades públicas
por un monto de alrededor de $100.000 millones, imaginamos que con el objetivo
de ayudar en esta subasta”, agregaron, aclarando que se trataba de una
hipótesis pero que los consultados dieron por muy fiable.
Trabajo de orfebre
Además hubo negociaciones con importadores, de las que surgió el bono
exclusivo para ellos con ajuste al tipo de cambio oficial (dollarlink) por
vencer el 28 de abril pero que devuelve capital en tres cuotas consecutivas
mensuales desde el 28 de febrero (calzado con las SIRA aprobadas a plazo) y que
ayudaría a sus tenedores a que el acceso al mercado cambiario oficial quede
asegurado para entonces.
Además, la Secretaría de Finanzas dispuso el regreso de una Letra
ajustable por inflación (Lecer) luego de cuatro licitaciones consecutivas sin
ofrecer dicha clase de instrumento.
Y a todo eso se sumó la liquidez extra que genera el dólar soja II. “De
hecho, septiembre fue el mes en que más recursos tomaron del mercado local de
deuda. Aunque ahora la expansión por compras bajo el nuevo esquema es menor que
en ese entonces, sin duda suma”, apuntaron desde Portfolio Personal Inversiones
(PPI).ß
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