Por Carlos Lamiral - La Secretaría de Finanzas terminará de definir en las próximas horas
el menú de títulos públicos que conformará el llamado a licitación de deuda en
pesos de este miércoles, considerado trascendental para cerrar el
programa financiero 2022.
El
equipo que encabeza el secretario Eduardo Setti apelará a todo lo que pueda.
Incluso tratará de seducir a las provincias para que ayuden a sostener el
próximo rollover. El vencimiento que enfrenta en esta oportunidad es de unos
$405.000 millones que están enteramente en manos privadas. No estará la rueda
de auxilio que representan los entes públicos. Desde ya, a esta altura del
partido, en el Palacio de Hacienda no se piensa en lograr financiamiento
neto para cubrir el déficit del Tesoro.
En el Ministerio de Economía se sabe que las provincias
tienen depositados en bancos fondos por $1,5 billones, de los cuales solo
$385.000 millones están en plazo fijo. El resto están en cuentas a
la vista. Una pequeña parte de ello podría servir para apuntar la operación y
evitar por el momento dar malas señales a los mercados, que ya desde hace
varios meses comenzaron a dar la espalda al riesgo del sector público.
Ya
en la última licitación de noviembre se convocó a los gobernadores a dar una
mano y algunos acudieron al llamado. El resultado fue de un nivel de renovación
del 84%. Se les ofreció comprar una Lede de 120 días, sin que hubiera
ninguna diferencia con otros inversores del mercado. En Economía señalaron que
en esta se mantiene abierta la convocatoria, pero que va a ser diferente.
Debates sobre la deuda en pesos
Más allá de las cuestiones propias de la dinámica del mercado
financiero, varios economistas están comenzando a advertir que el capital de trabajo de las empresas podría quedar afectado en
caso de un evento disruptivo con la deuda. Las compañías colocan su
dinero de corto plazo en letras del Tesoro o en depósitos (que van a Leliqs).
Fausto
Spotorno, economista en jefe del Estudio Orlando Ferreres, advirtió
sobre el trasfondo que hay con la deuda en pesos, al hablar en el marco de un
encuentro organizado por la Fundación Libertad de Santa
Fe. “En esos fondos está la plata de empresas que
la necesitan para trabajar. Estamos hablando de capital de
trabajo”, explicó.
El mensaje no responde a temores sobre un potencial reperfilamiento de
vencimientos, algo que parece desdibujarse con el paso del tiempo, sino a propuestas que están circulando entre algunos analistas que
contemplan romper con la actual dinámica de la deuda en moneda local, al estilo
plan bonex. Una de ellas es del profesor de UCEMA,
Emilio Ocampo, quien milita la dolarización de la economía, y para
ello propone transferir a un fideicomiso en el extranjero los activos y pasivos
del Banco Central, a modo de un BCRA “residual”. Contra ello se emitirían bonos
en dólares.
El
economista Roberto Cachanoski, quien participó del encuentro, tildó a la
propuesta de “fantasía”, por considerar que tanto el Tesoro como el BCRA
actualmente “son dos insolventes”. Más cauteloso, Domingo Cavallo consideró que
la actual masa de deuda que tiene acumulado el sector público solo se va a
poder resolver emitiendo dinero. Tan solo cree que esa emisión no
tendría que generar inflación porque, programa mediante, el público tendría que
incrementar la demanda de pesos.
Los
analistas, igualmente, entienden que el mayor problema está en la deuda del
Tesoro, que tiene vencimientos hasta octubre de 2023 por $13 billones. Suponiendo
que el gobierno logra cerrar este año, dos semanas después el
Palacio de Hacienda tiene que enfrentar compromisos por $1,12 billones. De
ellos, unos $800.000 millones están en manos privadas, es decir, el doble de
lo que vence en diciembre, según datos de Portfolio Personal
Inversiones (PPI). La cifra en febrero sube a $1,22 billones y otros $800.000
millones son privados.
El ex embajador Noah Mamet comenzó a exportar sus vinos mendocinos a
California: “Soy optimista sobre el futuro de la Argentina”
Noah Mamet fue embajador de los Estados Unidos hasta 2017 (Nicolás
Stulberg)
Por Ximena Casas - Noah Mamet es conocido por haber sido embajador
de los Estados Unidos en la Argentina, cargo que ocupó entre 2015 y 2017. Pero
su relación con el país continúa ahora a través del negocio del vino: Mamet
desarrolló una bodega boutique en el Valle de Uco, en la provincia de Mendoza,
donde ya produce 6.000 botellas por año, un número que prevé duplicar en 2023.
Los vinos producidos por Mamet se venden con la marca Gran Diplomat en
hoteles y restaurantes de lujo en Buenos Aires y recientemente comenzaron
exportarse al Sur de California, lugar de nacimiento del ex embajador. El
próximo desafío será llegar a Miami, donde los vinos, en sus versiones Malbec,
Pinot Noir y Rosé, ya están en etapa de prueba en hoteles y restaurantes.
— ¿Cómo fue creciendo su negocio de vinos en estos cuatro años?
— Mi objetivo es continuar invirtiendo y creciendo, este año duplicamos
la producción de 3.000 a 6.000 botellas. Ahora estamos vendiendo en el Sur de
California, en restaurantes, hoteles, resorts y wine
stores. La idea no es producir en gran cantidad y estar en todos lados,
sino ser un producto más boutique. La buena noticia es que les encanta el
producto. Estamos trabajando con un distribuidor. En Estados Unidos no es fácil
comercializar vinos, hay muchas licencias. Con Alejandro
Bulgheroni (el empresario petrolero que preside Pan American Energy Group
y se expandió al negocio vitivinícola) estamos explorando la posibilidad de
abrir un wine lounge en el Sur de California. Ojalá suceda a
principios del año que viene.
Los vinos Gran Diplomat se producen en Valle de Uco (Nicolás Stulberg)
— ¿Vive entre Buenos Aires y los Estados Unidos?
— Disfruto volver a la Argentina y estar en Buenos Aires para la Copa
del Mundo es maravilloso. La mayor parte del tiempo vivo en California, viajo
mucho y vuelvo al país tres o cuatro veces por año, a Buenos Aires y Mendoza.
Hace días vimos el último partido de la Selección Argentina con mi
amigo José Zucardi en una vinería muy elegante que se transformó en
un bar deportivo. Todos enloquecieron por el partido.
— No debe ser fácil instalar una marca de vinos argentinos en
California
— A los americanos les gusta el Malbec y los vinos de la Argentina.
Producimos un rosé, que es muy popular especialmente en California donde la gente
quiere explorar ese tipo de vinos de diferentes partes del mundo. El año
próximo vamos a empezar con Cabernet Franc. Quiero seguir invirtiendo en la
Argentina. Este año se vendieron muy bien nuestros vinos en Don Julio y el
Hotel Hyatt, entre otros, y también están haciendo pruebas en otros hoteles,
como Faena y Four Seasons. La idea es llegar el año próximo a Miami.
— ¿Cuáles son las diferencias entre invertir en la Argentina y en
otros países?
— Creo que hay que tener una visión a largo plazo en la Argentina. Si
ves a largo plazo, soy optimista pero el corto plazo es complicado. El
tipo de cambio es un desafío que creo que se van a ir resolviendo; para los
exportadores es muy duro cuando dependés de cierto tipo de cambio, pero creo
que se pueden encontrar maneras de sobrevivir y crecer. Si tenés un gran
producto que se puede exportar ayuda a superar algunos de los desafíos. También
la logística es un desafío: el vino sale de Mendoza a Buenos Aires o Chile y
luego va a algún lugar en el Norte de California donde es almacenado y luego
transportado al Sur de California. Hay mucho desafío en la logística, pero lo
estamos resolviendo.
Mamet busca crecer con el Malbec argentino en California (Nicolás
Stulberg)
— ¿Cuál cree que es hoy la imagen del vino argentino en el mundo?
— Es muy buena. Hay líderes como Bulgheroni, Catena Zapata, Zucardi,
Susana Balbo y la gente está muy interesada en los vinos argentinos. Eso va a
continuar creciendo. Desde Valle de Uco la exportación va a continuar creciendo
mucho en los próximos 5 años
— ¿Y qué potencial exportador tiene la Argentina?
— Depende del tipo del producto. Por el tipo de cambio, el desafío para
productores depende si te pagan en dólares o pesos; es una gran diferencia.
Depende de la industria, pero quiero ver más exportaciones argentinas. Trato de
mantenerme alejado de la política y produzco mi vino, pero pienso que el futuro
mejorará para las exportaciones. Este año hubo una oportunidad para la
agricultura en general por la guerra en Ucrania. La Argentina podría exportar
más pero el clima no ayudó y la sequía ha sido muy dura. El embajador Marc
Stanley disfruta su trabajo y trabaja muy duro para apoyar a la Argentina
e incrementar el comercio bilateral. El negocio del vino va a crecer y veo la
expansión en Mendoza, se está convirtiendo en algo mucho más grande de lo que
yo veía hace algunos años, cuando vivía acá.
La variedad rosé de la marca Gran Diplomat (Nicolás Stulberg)
— ¿Sigue trabajando como consultor para compañías e inversores?
— Sí, ayudando a las compañías que quieran expandirse en los Estados
Unidos y ayudando a empresas estadounidenses con proyectos en América Latina.
Estoy en el consejo directivo de Woods Staton, dueño de Arcos Dorados,
otra cosa que me mantiene involucrado con Latinoamérica.
— ¿Dónde hay hoy más oportunidades?
— Seguro en tecnología, telecomunicaciones y agronegocios. También estoy
en el consejo de administración de DirecTV Latinoamérica y vemos crecimiento en
la región.
— ¿Cómo nació la idea de tener su propia bodega?
— Siendo de California estuve muchas veces en Napa y Sonoma. Y hace 20
años conocí Toscana, en Italia, que es mi lugar favorito en el mundo. Cuando
vine a la Argentina como embajador, uno de mis primeros viajes fue a Mendoza y
descubrí Valle de Uco, con las grandes montañas de los Andes y donde la cultura
del vino es muy especial. Entonces me dije que en el futuro iba a tener una
pequeña producción para regalar a amigos y familia, pero luego me empezaron a
preguntar donde comprar mis vinos y pensé en tenerlos en 10 o 20 lugares en
Buenos Aires. Ese fue el primer paso; el segundo es California: nos va bien y
estamos felices. También me gusta promocionar y hablar de la Argentina.
|