Por Carlos Burgueño - El
Gobierno está a días de volver a negociar con el Fondo Monetario Internacional
(FMI) los lineamientos de lo que debería ser el cumplimiento de objetivos (no
metas) dentro del Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado. Saben
en el Ejecutivo que el 1,9% de déficit fiscal, el 0,9% de emisión monetaria y
el incremento de las reservas en no menos de u$s 4.800 millones, son exámenes
que habrá que aprobar. Sí o sí. Sin embargo, saben también en el Palacio de
Hacienda que otros capítulos, si se cumplieran las tres metas, pueden ser
negociables. Dentro de estos se presume en Buenos Aires que el “revalúo
inmobiliario” tampoco podrá ser aplicado durante el 2023.
Tal como adelantó este medio, la aplicación de estas reformas en la
valuación de los bienes inmobiliarios de todo el país, y en todas las
provincias (sin excepción) tendría que haber sido aplicada desde este mismo
ejercicio. Fue lo que se incluyó en el acuerdo de marzo, y que tendría que
haber sido ya reglamentado para que al 31 de diciembre próximo estuviera
vigente en todo el territorio nacional. Esto hubiera implicado que ya en 2023,
cuando se liquide el tributo del presente año, la recaudación aumentara
sustancialmente por el alza de uno de los rubros más importantes del impuesto.
Sin embargo, por cuestiones políticas y legales (CABA, Mendoza, Córdoba y otras
provincias clave se negaron a avanzar en la idea), el compromiso del ex
ministro de Economía (el más importante en cuanto a la mejora real de la
recaudación sin tomar en cuenta la inflación), no pudo ejecutarse; y durante la
última visita de los funcionarios argentinos a Washington el tema se trató, y
hubo un nuevo compromiso renovado de volver sobre el proyecto en 2023. Pero,
obviamente, dependiendo de la evolución de las hoy muy complicadas relaciones
políticas con las provincias manejadas por la oposición que deben aplicar los
incrementos en las valuaciones, es que el tema quedó suspendido. Sin embargo se
sabe que el FMI volverá a la carga y le exigirá al Gobierno de Alberto
Fernández que avance en este capítulo comprometido con la sede de Washington
para ser aplicado en el próximo ejercicio. El problema que ya conocen en el
Palacio de Hacienda, es que prácticamente ninguno de los gobernantes,
fundamentalmente opositores, incluyó el revalúo en sus presupuestos ya
aprobados por las legislaturas para el 2023; año que, además, es electoral y en
el cual, obviamente, pocos políticos querrán enfrentar un ejercicio con un
ajuste inmobiliario. En esta línea se encuentran, entre otras provincias y
regiones, CABA, Mendoza, Córdoba, corrientes y Jujuy.
Para el organismo que conduce Kristalina Georgieva, el revalúo
inmobiliario es uno de los dos capítulos comprometidos en su momento por Martín
Guzmán (el otro es la eliminación de subsidios a las tarifas de luz, gas y
agua) al negociar el acuerdo vigente, donde se presumía un real y efectivo
incremento de la recaudación real; por fuera del alza de los ingreso que produce
la inflación. El incremento del valor de las viviendas de todo el país es
además permanentemente reclamado por el Fondo, que viene pidiendo medidas de
este tipo desde los acuerdos con la Argentina de los 90.
Para el acuerdo vigente, y según los cálculos que había realizado
Guzmán, el revalúo hubiera permitido ingresos por unos $15.000 millones ya este
año; pero que se hubieran incrementado en casi $130.000 millones para el 2023
debido al alza de la recaudación en Bienes Personales. Este impuesto obliga a
tributar según las posesiones al 31 de diciembre de cada año, con lo que un
alza en la valuación inmobiliaria durante este año, hubiera obligado a aumentar
la base imponible del impuesto. Finalmente, esto no ocurrió. Al menos en las
regiones opositoras.
El acuerdo con el organismo financiero firmado en marzo pasado incluye
el siguiente párrafo en el capítulo donde figuran las promesas de mayor
recaudación fruto de la política tributaria: “En estrecha coordinación con
gobiernos provinciales, a fines de septiembre culminaremos el proceso de
actualización de revalúos inmobiliarios a nivel federal (referencia
estructural) a fin de que comiencen a regir a partir del ejercicio fiscal 2022.
Los rendimientos netos de coparticipación de esta iniciativa podrían alcanzar
el 0,1% del PBI para el año fiscal 2022 y un 0,2% adicional del PBI durante los
próximos años”. |