Por Meisa Reinhold - En un país donde cada mes nace un nuevo tipo de
cambio, la brecha oscila en torno al 100% y solo unos pocos pueden acceder a la
compra mensual de hasta US$200 para el ahorro, el presidente Alberto Fernández
afirmó que el Gobierno está trabajando para que “el mercado cambiario se
unifique”. Un objetivo que –estimó– “quisiera” alcanzar en 2023, de cara a su
último año al mando de la Casa Rosada.
Las definiciones fueron expresadas en tres oportunidades, en una
entrevista con el diario Perfil que fue publicada este fin de semana.
“Deberíamos tener un mercado de cambios único. Cuando Néstor fue presidente
teníamos un mercado de dólares único, y Cristina durante toda su gestión tuvo
un mercado de dólares único. Lo que pasa es que, insisto, recibimos un Banco
Central sin dólares”, consideró.
Los economistas coinciden en la importancia de tener un solo valor de
referencia. En la actualidad, en la Argentina conviven más de una docena de
tipos de cambio diferentes, que pasan desde el dólar oficial mayorista hasta el
dólar Qatar y el temporario dólar soja, por nombrar algunos. Según Lorenzo
Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico de Equilibra, cuando un
país tiene una brecha cambiaria elevada, no logra crecer de forma sostenible.
“La pregunta del millón es si están dadas las condiciones. En general, es algo
que hacen los gobiernos entrantes, no salientes”, agregó.
Para Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, la
unificación cambiaria es un “objetivo al que hay que aspirar”. Lo complejo es
su implementación. Por un lado, entre un dólar mayorista a $170 y un contado
con liquidación a $332, se tiene que determinar qué único valor tendría el tipo
de cambio. “No es menor, porque en la Argentina sabemos que el tipo de cambio
tiene un peso importante en los precios internos. Cuanto más alta sea la
unificación del dólar, más presión inflacionaria va a haber”, explicó el
economista.
Por el otro, se tendría que plantear una liberación del mercado de
cambios, como en los primeros tres años de la administración de Mauricio Macri.
Sin cepo para las empresas, ni montos máximos de compra para los ahorristas,
factores que hacen que la brecha exista. “Pero ¿qué pasaría con todo el dinero
retenido hoy por los controles cambiarios? El tipo de cambio saltaría bastante,
no solo por acomodarse a la competitividad, sino por el deseo de la demanda.
Por eso es tan difícil la unificación”, completó Tiscornia.
La única manera de lograrlo es con confianza. De acuerdo con Gabriel
Caamaño, economista jefe de Ledesma, la unificación cambiaria requiere de un
plan de estabilización, con un eje fiscal y monetario. Si se generan las
expectativas de que no habrá emisión en el tiempo para financiar el déficit y
que va a haber roll-over de la deuda, tanto en pesos como en dólares, la
Argentina podría aspirar a tener un solo dólar “sin que la nominalidad se
resuelva en un salto cambiario”.
“La unificación cambiaria elimina la incertidumbre que provoca la
brecha, que es un síntoma y un resultado. Cuando eso pasa, muchas decisiones
que antes no se tomaban por la incapacidad de prever el futuro comienzan a
realizarse. Entonces, la economía fluye de nuevo. La unificación cambiaria no
es expansiva en sí, pero es el correlato necesario para estabilizar las
expectativas y que la economía se destrabe. Hace meses estamos en un proceso de
estanflación, donde la economía no crece y hay una nominalidad muy elevada”,
remarcó Caamaño.
En el mismo sentido apuntó Tiscornia, quien agregó que para poder
alcanzar una unificación cambiaria se tienen que realizar grandes medidas
económicas. “Antes que unificar, hay que bajar la brecha. Pero eso, de cara a
un año electoral, difícilmente se haga. Probablemente quede pendiente para el
próximo presidente electo”, cerró Sigaut Gravina. ●
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