Por Andrés Randazzo. La actividad económica tuvo
en 2022 una recuperación mayor a la esperada. A punto tal que las consultoras privadas
estiman un crecimiento para este año en torno al 5%.
Este dato, explican, será posible en parte por el “arrastre estadístico”
que dejó 2021 y en parte por el crecimiento durante el primer semestre
impulsado por el consumo y las exportaciones récord. Sin embargo, en la última parte del año, el escenario parece ser otro. Distintos indicadores
sectoriales dan cuenta de cierto enfriamiento en la economía, lo que deja un panorama
más complejo de cara a 2023. Por caso, de acuerdo al
relevamiento que realiza la CAME, las ventas minoristas
pymes cayeron en noviembre 3,1% interanual, para acumular cinco
meses consecutivos a la baja. En
tanto, según el informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la
República Argentina (ADIMRA), la actividad metalúrgica tuvo
un octubre un crecimiento de 3,4% frente al mismo mes del año pasado,
pero presentó una caída de 2,6% respecto de septiembre,
“reflejando una desaceleración en el crecimiento de la Actividad" “A nivel sectorial, también se frenó el ritmo de crecimiento en la
mayoría de los rubros metalúrgicos. Por su parte, el sector de Maquinaria
agrícola registró una fuerte caída en su nivel de actividad (12,2%)”, señalaron
desde la entidad. “Por el contrario, los rubros que más traccionaron al alza
fueron Fundición (9,8%), Autopartes (8,2%) y Equipamiento médico (7,9%) y
registran aumentos por encima del promedio general”, agregaron. En ese escenario, esta semana el INDEC dará a conocer los índices de
producción industrial y actividad de la construcción de octubre. En ambos
casos, las proyecciones privadas proyectan cierto estancamiento. “Luego de la contracción
marginal observada en el mes de septiembre (0,2% mensual sin
estacionalidad), estimamos otra contracción en octubre, en
torno al 0,5% m/m s.e. ( 8,7% anual), reafirmando la tendencia contractiva de
la industria manufacturera”, analizaron desde la consultora LCG, y
detallaron: “Este comportamiento estaría explicado por desempeños negativos en
la mayor parte de las industrias, destacándose la de alimentos, producto de un
menor desempeño del sector cárnico (-7% m/m s.e) y oleaginoso; en
contraposición, la única industria que presentó un desempeño positivo fue la
automotriz ( 4% m/m s.e.), aunque no llegaría a compensar”. En tanto, en
cuanto a la actividad de la construcción, desde
la firma estiman que se mantendrá “prácticamente sin cambios
respecto al mes previo, luego de dos meses consecutivos de contracción (2,3%
m/m s.e. en agosto y 2,9% m/m s.e. en septiembre), producto de comportamientos
contrapuestos observados en los principales indicadores del sector ( 5% mensual
en el índice construya, pero -7% en el despacho de cemento)”. Análisis Al analizar este
contexto, Martín Calveira, economista investigador del IAE Business School,
señaló que “la actividad económica se desacelera ante el
panorama inflacionario y de incertidumbre”. “Naturalmente, el
desempeño de la gestión económica influye sobre las expectativas y las
decisiones económicas lo cual se traduce en la desaceleración intermensual”,
sostuvo el analista. Por su parte, desde
Ecolatina señalaron que “hacia finales de 2022
comienzan a observarse señales de enfriamiento de la actividad económica”.
“Si bien la marcada recuperación de la primera parte del 2022 generará que en
el crecimiento promedio del año esto no se vea reflejado, sumado a que existió
un impacto menor al esperado sobre la economía real de la crisis financiera de
junio-agosto y las restricciones a las importaciones de finales de junio,
prevemos que exista una performance más débil de la economía en lo que resta
del año y, principalmente, en 2023”, remarcaron desde la consultora. “En esta línea, la actividad económica retrocedió en septiembre (0,3% m/m)
tras cinco meses en expansión, y las estimaciones de octubre auguran un nuevo
estancamiento/caída. De todas formas, el PBI habría crecido en
el tercer trimestre 1,7% en términos desestacionalizados, por lo que el impacto
de la desaceleración en el crecimiento de la economía se vería con mayor fuerza
a partir del cuarto trimestre del año”, agregó un informe de la firma. Destaca, en ese
sentido, dos elementos principales detrás de esta dinámica: “El cambio de rumbo
de la política económica hacia un sesgo más contractivo, que apareció con el giro
pragmático del Gobierno luego de la marcada aceleración inflacionaria producto
de la crisis financiera de mediados de año; y la aparición de riesgos exógenos,
que podrían implicar un escenario de crecimiento más acotado en el año
entrante”. En este contexto,
desde Ecolatina esperan un crecimiento “acotado” de la
economía en 2023, “levemente por encima del 1%”. “Ahora bien,
de acrecentarse o reducirse los riesgos, también se abren escenarios
alternativos: uno más optimista, en el que se mantiene con fuerza el sesgo
pro-consumo, el impacto de la sequía no resulta tan nocivo y las expectativas
respecto a las elecciones aportan cierta calma financiera; y uno pesimista,
donde la falta de divisas se vuelve crítica y el Gobierno no logra evitar un
salto abrupto del tipo de cambio a fin de ordenar el frente externo, con
fuertes consecuencias negativas en términos de inflación y actividad
económica”. |