Fue en el Día de la Industria. Interpelado por las
trabas a las importaciones por los empresarios en Parque Norte, el ministro de
Economía, Sergio Massa, les prometió sumarse a una mesa de coordinación. Esa
promesa oficial de incluir a la Unión Industrial Argentina (UIA) en el debate
junto con todas entidades gubernamentales que funcionan como tamiz para las
importaciones aún no se cumplió, y pese a la implantación del dólar soja II, en
la entidad fabril alertaron ayer que las dificultades para acceder a insumos
para la producción son “graves”.
Tras la reunión de Junta Directiva, la UIA envió un
comunicado a la prensa en el que informó que el departamento de Comercio y
Negociaciones Internacionales de la entidad había abordado la situación del
Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). “Persisten muchas y
graves dificultades para el acceso a insumos, el pago efectivo a proveedores
del exterior y la falta de financiamiento para los plazos establecidos”,
estimaron en la entidad fabril.
“Los integrantes de la Junta Directiva fueron
coincidentes en manifestar su gran preocupación y señalaron el impacto negativo
que está generando en los sectores industriales de todo el país, comprometiendo
la continuidad de procesos productivos”, siguió el comunicado de la cámara que
agrupa a la industria y cerró: “Además, destacaron la necesidad de que el nuevo
sistema ya implementado debe generar previsibilidad, evitar toda forma de
discrecionalidad, así como también permitir planificar la producción de cara a
2023”.
Precios Justos
Este último párrafo no es inocente. Atado al nuevo
sistema para importar –que reemplazó a la SIMI–, llegó la idea oficial de
garantizar acceso a las divisas sólo para aquellas empresas que acepten un
sendero de precios marcado por el Gobierno. Así nació, de hecho, Precios
Justos, un programa que tiene a maltraer a las empresas de consumo masivo y de
alimentación, ya que no termina de asegurar lo que promete: dólares. Da la
casualidad de que Daniel Funes de Rioja es el presidente de la UIA, pero
también de Copal (que agrupa a las principales firmas alimentarias del país).
El mismo acuerdo cerró Massa en las últimas con las petroleras.
La protesta de los industriales llega además en el
segundo día de funcionamiento del dólar soja II, cuando el Banco Central (BCRA)
dejó de vender reservas y comenzó a acumular. Se desprende entonces que, los
industriales, que ven una desaceleración de la actividad en su sector, están
reclamando ahora más dólares para acceder a insumos o poder pagar sus deudas
con los proveedores en el exterior para no tener que parar sus fábricas.
“La tarea de recomponer reservas nos obligaba a
tomar decisiones que pueden resultar incómodas o dolorosas”, dijo justamente el
ministro de Economía la semana pasada ante el círculo rojo empresario para
hablar de las trabas a las importaciones, sin mencionarlas en su discurso en el
Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). En ese encuentro se
multiplicaron las quejas al respecto.
Fuentes de la UIA comentaron ayer a la nacion que
todavía no fueron convocados a la mesa de coordinación en la que están el
Ministerio de Economía, la Secretaría de Comercio, la AFIP y el BCRA, y que de
hecho no saben si esa coordinación efectivamente está funcionando en los
hechos.
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