Por Carlos Burgueño - El dólar soja II le aportará al Gobierno más de u$s3.000 millones. Probablemente,
y según estimaciones de los propios productores y exportadores, la recaudación final llegaría a los u$s5.000 millones, que
directamente se computarían como reservas líquidas del Banco Central. Ese
dinero se sumará a los u$s500 millones extra que giraría el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) en la segunda versión del préstamo de libre
disponibilidad que en septiembre negoció Sergio Massa. Finalmente habrá una
tercera vía de ingreso de dólares: el primer aporte de la activación del swap
con China que, según el propio Gobierno, permitiría la contabilidad de
unos u$s630 millones mensuales en las reservas.
Si las tres vías se confirman, contabilizando que a comienzos de
diciembre el azul de reservas se ubicará en los u$s2.500 millones, y si el ritmo
de salida de divisas continúa en los u$s2.500 millones mensuales, Massa y
Miguel Pesce podrán mostrar al último día hábil del año para el sistema
financiero (probablemente el jueves 29 de diciembre) disponibilidades líquidas
de divisas por entre u$s6.000 y 6.300 millones, por arriba de la línea de
flotación. Serían unos u$s500 millones más de lo comprometido ante el Fondo
Monetario Internacional en una de las tres metas pactadas en el Facilidades
Extendidas vigente, con lo que en el complicado capítulo de reservas líquidas
Argentina también debería tener el tilde azul cuando entre febrero y marzo el
país y los técnicos de Washington revisen si se cumplieron o no los compromisos
pactados en marzo de este año.
El
déficit fiscal primario tope de 2,5% del PBI y la emisión monetaria máxima de
0,9% del PBI ya estaban garantizadas, según lo que el propio Sergio Massa ya le había
adelantado al responsable del caso argentino ante el FMI, el venezolano Luis
Cubeddu, cuando fiscalizó las cuentas criollas hace unos quince días en su
discreta misión presencial en Buenos Aires. Ahora es el turno de mantener
reuniones en Washington, donde los enviados del ministerio de Economía están
cerrando los números del tercer trimestre del año. En estos encuentros de
rutina, y con absoluta discreción, los funcionarios argentinos les están
mostrando a sus pares del Fondo, las proyecciones de reservas que se esperan
ahora luego del lanzamiento del dólar soja II, el crédito del BID y la
activación del swap.
Sobre el monto final que se podría obtener por el acuerdo con los
productores y exportadores sojeros, tanto los privados como el palacio de
Hacienda saben (y así se anunció el viernes) que los u$s3.000 millones del
comunicado final son “piso”. Esto implica, obviamente, que el dinero será
mayor. Según la estimación de Antonio Aracre, CEO de Syngenta y quien anticipó
en el dólar soja I que la recaudación llegaría a los u$s8.000 millones, esta
vez ingresarían unos u$s5.000 millones.
En diciembre también ingresarán unos u$s500 millones provenientes del
crédito de libre disponibilidad que Massa negoció en septiembre con el entonces
titular del BID, Mauricio Claver-Carone, en los días previos a su eyección de
la entidad. La línea activada fue por u$s1.200 millones, de los cuales unos
u$s700 millones ya fueron girados en octubre. Para que lleguen los otros u$s500
millones de libre disponibilidad, Argentina debía cumplir una única condición:
que ese dinero sólo se utilice para financiar importaciones de sectores con
potencial exportador, como para que el dinero salga primero, pero reingrese
luego en divisas productivas.
Si bien los dólares son intangibles, tanto desde el palacio de Hacienda
como desde el BCRA pueden demostrar con facilidad que hubo u$s700 millones que
este mes salieron de las reservas para financiar el pago de insumos críticos.
En consecuencia, descuentan en Buenos Aires, en diciembre el BID tendría que
cumplir con su promesa de liberar el segundo tramo del crédito. Sólo hay un
escollo que, se supone, no complicará la operación. El 15 de diciembre la
entidad cambia sus autoridades, y asumirá el brasileño Ilan Goldfajn, a quién
finalmente, y después de los fuegos artificiales previos, Argentina ayudó a
encumbrar. Si bien los u$s500 millones deberían llegar antes de la asunción, es
difícil que las actuales autoridades transitorias activen una línea de este
tipo sin el aval del próximo titular. Se descarta igualmente que no habrá
problemas, y que el dinero estará disponible.
Finalmente, la tercera fuente de financiamiento que
espera Massa es la activación del acuerdo con China para la utilización del
swap pactado con ese país. Según la letra chica de la negociación
cerrada por Alberto Fernández y el ministro de Economía en la reunión del G20
de Bali, habrá liquidaciones mensuales aproximadas a los u$s650 millones
mensuales, en un escalonamiento que comenzará el próximo mes y culminará en
junio o julio próximo, con la posibilidad de renovar el crédito en el segundo
semestre de 2023. Ese dinero deberá estar vinculado al comercio bilateral y
relacionado con las importaciones y exportaciones provenientes de ese mercado.
Estos u$s650 millones mensuales serán utilizados exclusivamente para
empresas que participen del mosaico de importaciones o exportaciones con el
país oriental. Habrá un listado confeccionado por el ministerio de Economía y
el BCRA, y tendrán prioridad las compañías locales y multinacionales que
firmaron el acuerdo de Precios Justos y a las que se les prometieron los
dólares para trabajar siempre y cuando respeten el tratado suscripto. También
podrían disponer de esos dólares industrias como la automotriz, petroquímica y
laboratorios, además de agroquímicos y fertilizantes, para garantizar la
campaña sojera. Obviamente, de empresas chinas. |