Domingo 27 - Por Adrián
Moreno -
Federico Domínguez, financista y autor del libro Argentina Hiperacelerada, en diálogo directo con Ámbito, dio un giro optimista al discurso liberal afirmando
que "no somos el mejor país del mundo, pero que podemos llegar a
serlo".
"La pandemia y la guerra en Ucrania fueron dos
sucesos hiperaceleradores de procesos económicos, tecnológicos y sociales. En
tres años, el mundo cambió como nunca lo había hecho. Pasamos en todo el
planeta de la paz a la guerra, de precios estables a una alta inflación, de
bajas a elevadas tasas de interés, de la globalización a la desglobalización,
de una transición ordenada hacia las energías renovables a una crisis
energética mundial, de la abundancia de trabajadores a la escasez de mano de
obra, de trabajar en oficinas a hacerlo en los hogares", sostuvo el
especialista dando cuenta de las rupturas transversales que afectaron a todas
las esferas que comprenden la vida humana.
Y en relación a este aspecto, el eje de su
publicación reciente, coloca un tinte optimista al contexto
local aseverando que esta aceleración impactará positivamente en Argentina a
contramano de lo que podría ocurrir en la mayoría de países. Esta
década que para el mundo se presenta como turbulenta, él la
considera como un racimo de oportunidades sin precedentes.
"Hoy, en el plano económico, el mundo
demanda muchos de los productos y servicios que producimos, como granos,
petróleo, gas, litio, otros minerales, servicios tecnológicos y turismo. Todos
esos sectores pueden impulsar las exportaciones de tal forma que
nos permitan generar los dólares suficientes para alcanzar una estabilidad
macroeconómica", enfatizó el analista.
Pero para llegar a la optimalidad
financiera, de acuerdo a Domínguez, la Argentina
debería volverse a una apertura del comercio, el capital y la tecnología,
como se produjo entre 1880 y 1930 cuando éramos una de las naciones más ricas del mundo en términos de PBI per cápita y en indicadores de bienestar social.
Con respecto a los cambios infaltables que
debería hacer la dirección económica para tener esos resultados de ausencia de volatilidad macroeconómica pronunciada, el
escritor indicó que en primer lugar habría que dejar de remunerar
los pasivos monetarios, aunque eso signifique un shock inflacionario
inicial, y en segundo lugar se debería seguir un
presupuesto adecuado que conlleve al logro de un superávit fiscal primario.
"Hecho esto, la suba generalizada de precios va a menguar
fuerte. Con un shock de confianza,
desregulaciones, mayor seguridad jurídica y una baja significativa de
impuestos, los efectos se acrecentarían y no tardarían en notarse",
destacó el autor de La rebelión de los pandemials.
"Argentina en una década podría
duplicar o triplicar sus exportaciones. En unos años, podríamos
establecernos como uno de los principales oferentes globales
de litio. Creo que cualquier gobierno que asuma en 2023,
con hacer estos cambios vitales, podría ayudar a la Argentina a tener un gran
crecimiento que se extienda por varios años, pero si querés que este ciclo se
mantenga en el largo plazo tenés que hacer reformas estructurales. Hoy
estas modificaciones profundas no son tan complejas. El costo de una reforma
laboral donde la mayoría de las personas trabajan en negro es bajo, porque
impacta sobre muy poca gente que lo hace legalmente", aseguró Domínguez.
Con respecto a su convicción de por qué la
Argentina alcanzaría una reversión económica, el especialista añadió que los
países tienen ciclos económicos que duran 50 años e institucionales que abarcan
entre 80 y 100 años. "La Argentina está transitando su tercer
ciclo económico conocido como 'intervencionista', que
se inició con el golpe de estado en 1976 con la gestión económica de Martínez de Hoz y se prolonga hasta la actualidad. La gestión económica podría arribar hacia otra fase, como manera
de escape, entre varias causas, a la falta de capacidad de endeudamiento en
dólares y en pesos. Y por contraposición de ciclos, el próximo será de
tendencia más liberal, más abierto al comercio, a la tecnología y al
capital", aseveró el especialista.
"Veo el próximo año muy complicado sobre todo
por el ajuste monetario, las variables cambiarias les van a explotar a este
gobierno. Sin embargo, quién asuma luego de las elecciones va
a recibir un mandato ligado a un mundo con una inflación controlada y
con una Reserva Federal de los EEUU que proporcione una política monetaria
menos agresiva que propicie un excelente escenario para los mercados
emergentes, y entre ellos la Argentina. Por lo
cual sería impensable que no volvamos a recuperar el éxito de las
primeras décadas del siglo pasado", concluyó el asesor financiero. |