Por Ariel Ruya - Un verbo, dos nombres y un apellido en una misma frase, conmueve los cimientos, desde una pelota hacia el más allá: murió Diego Armando Maradona. Era una leyenda, un mito y se convirtió en inmortal. Ayer, miércoles 25 de noviembre de 2020 –el peor año de nuestras vidas– será un día recordado para siempre: resultó una noticia que conmovió a buena parte del mundo, a tal punto que colapsaron los principales sitios de noticias. Un puñal a la nostalgia. Se dijo primero que se había descompensado al mediodía y que había sufrido un paro cardiorrespiratorio en la casa que habitaba en el barrio San Andrés, de la zona de Tigre, en el norte del Gran Buenos Aires. Más tarde, con la autopsia, se comprobó que la última persona que lo vio con vida fue su sobrino, anteanoche, a las 23, y que cuando ayer, a las 11.30, su psicológo y la psiquiatra ingresaron en su habitación, Maradona ya no respondía (ver pág. 3). Su corazón ya no resistió y no pudo ser reanimado. Los datos no alcanzan a darle dimensión al asunto: se trata de la muerte del símbolo más grande de nuestra era que, con luces y sombras, traspasó con la magia de su zurda las barreras de la Argentina para convertirse en una leyenda mundial. La noticia la confirmó su abogado Matías Morla y al lugar llegaron inmediatamente su exesposa, Claudia Villafañe, y sus hijas Dalma y Giannina, quienes viven en el mismo barrio y fueron las primeras en arribar. Más tarde, también se acercaron las hermanas. Luego, llegaron patrulleros y pusieron una cinta a unos 50 metros de la casa para evitar las concentraciones. Alrededor de las 13 se conoció la noticia que dejó en shock al mundo. “La muerte de Dios”, la calificaron en el mundo de los medios. Las redes sociales también colapsaron. Desde Alberto Fernández, el presidente de la Nación, pasando por las principales glorias del deporte, la política y la actualidad, de nuestro país y del exterior, se hicieron eco de un dolor enorme. El Gobierno calcula 1.000.000 de personas para el velatorio que hoy se hará en la Casa Rosada. Miles de hinchas se reunieron en diversos puntos –el Obelisco, el Bosque, la Boca– para llorarlo de pie. Messi, Ginóbili, Del Potro, Sabatini, Caniggia y buena parte del deporte argentino le rindió homenaje. Los últimos días fueron traumáticos. Maradona había dejado la Clínica Olivos el pasado miércoles 11 de noviembre, después de ser operado el martes 3, cuando se le quitó un hematoma subdural. A partir de ahí, Diego siguió con la rehabilitación en una casa alquilada, que estaba especialmente adaptada para que pudiera continuar con su tratamiento por su adicción al alcohol. Su última aparición pública fue el 30 de octubre, en el día de su cumpleaños número 60 y en el regreso de la actividad en el fútbol local con el partido entre Gimnasia y Patronato, el prólogo de la Copa Liga Profesional. Con la presencia de Gabriel Pellegrino (presidente del Lobo) Marcelo Tinelli y Claudio Tapia, la AFA le entregó una plaqueta; lo saludaron y lo felicitaron con besos y abrazos, sin los protocolos adecuados por la pandemia. Además, Gimnasia le regaló una torta y horas antes, unos 500 fanáticos del Lobo se reunieron las puertas de su country para celebrar su aniversario. “Arranco mis 60 años con estos maravillosos mensajes que me da la vida. Gracias por tanto cariño, gracias por su amistad. Este es el mejor regalo de cumpleaños”, resultó la publicación en su cuenta de Instagram: aquella tarde se retiró del estadio sin poder presenciar el partido desde su sillón. Fue un mal indicio: su presencia en el estadio dio muestras de su precario estado de salud, algo que quedó claro apenas tres días más tarde, cuando fue internado en un sanatorio de La Plata. Su salud frágil lo volvió a atormentar, hasta las últimas horas. Campeón celestial en México 1986, figura en Argentinos Juniors, Boca, Barcelona y Napoli y héroe eterno de la selección argentina, Maradona, envuelto en una profunda depresión, murió a los 60 años mientras todavía tenía el deseo de retomar su rol de entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata. “Uno de los mejores que jamás haya jugado el hermoso juego. QEPD, Diego Maradona”, escribió el diario inglés The Sun. “Diego Maradona, uno de los mejores jugadores del fútbol, muere a los 60 años. Fue clasificado con Pelé entre los mejores. Pero su capacidad para sorprender y asustar desarrolló un borde más oscuro cuando se volvió adicto a la cocaína”, describió The New York Times. “Maradona ha muerto: el fútbol llora al más grande de todos”, tituló el periódico italiano La Gazzetta dello Sport. L’equipe, el diario deportivo más importante del mundo, tituló en su portada: “Dios está muerto”. Su carrera profesional se desarrolló durante 21 años, entre 1976 y 1997. Debutó en Argentinos y su último encuentro se dio el 25 de octubre de 1997 con la camiseta de Boca, en la victoria por 2-1 sobre River en el Monumental. En total, Diego disputó 679 partidos, convirtió 345 goles y ganó 12 títulos como jugador. En la selección nacional jugó 91 encuentros, celebró 34 goles y fue campeón del mundo en México ‘86 y subcampeón en Italia ‘90. Datos que no reflejan la emoción de su arte, que conmovió a varias generaciones, que hoy lo lloran en silencio. |