Por Javier Blanco - Los precios financieros del dólar, que el Gobierno busca apaciguar con las últimas medidas, se dispararon ayer nuevamente hasta casi 6% antes de cerrar con alzas bastante más modestas que –aun así– no evitaron que marquen nuevos récords y estiren algo más la brecha cambiaria. El dólar contado con liquidación (CCL), que permite girar divisas al exterior, cerró a un promedio de $174,80 tras haber llegado a superar en lo más álgido del día los $181. De esta manera, avanzó 1,7% y estiró al 112% su distancia con el tipo de cambio oficial mayorista (quedó en $77,75 tras permitir el BCRA una suba de 7 centavos), aunque tras llegar a subir casi 6% por momentos. Acumula así un aumento de $9,70 (6%) en las últimas dos ruedas, es decir, desde que el Gobierno anunció que había decidido reducir a tres días el plazo para operarlo, una medida con la que busca que se negocie de modo más fluido y eso ayude a que pierda progresivamente valor para ayudar a comprimir la brecha. A su vez cerró a $162,66 el dólar “bolsa” o MEP, que permite el cambio de moneda entre inversores locales, lo que supone un alza del 1,1% respecto del cierre previo pero tras haber tocado un máximo superior a los $170,50. Eso supone un encarecimiento en este caso de $9,26 (o 6,1%) en 48 horas y una ampliación de la brecha del 86 al 96% en igual lapso. Todo sucedió al cabo de otra jornada caliente, con un clima que en la City porteña se espesó algo más por los procedimientos que realizó la Gendarmería siguiendo instrucciones de la Justicia en el marco de una causa en la que se investiga el lavado de dinero (ver página 26)), ya que se interpretó inicialmente que se trataba de allanamientos buscando neutralizar “cuevas” en las que se opera el dólar en negro, que cerró para la venta a $183, 1,7% en el día. El saldo de las operaciones confirmó que, hasta aquí, el plan oficial para tratar de achatar la brecha cambiaria legal ayudó –en principio– a apuntalarla. Como la explicó ayer, buena parte de nacion eso sucedió porque, al reducirse los plazos de espera, pasaron a liquidarse mucho más aceleradamente operaciones que habían sido pactadas cuando estos iban de 5 a 15 días. Esto no hubiera sucedido en un contexto de buena demanda para los activos argentinos que suelen usarse para cursar estas operaciones con fines cambiarios, pero dado que la aversión al riesgo argentino está en niveles máximos (ver aparte), puede decirse que esta primera respuesta del mercado era esperable. “Resta saber qué pasará en los próximos días, al quedar normalizada la operatoria según los nuevos plazos”, explicó un operador. Decepción con el déficit En el mercado se considera, en general, que las últimas medidas apuntan en la dirección correcta: incentivar la oferta de dólares en la plaza oficial y facilitar vías alternativas legales para operarlo, dadas las amplias restricciones para acceder al mercado oficial. Pero también se opina que se quedaron “cortas” o llegaron tarde y en un contexto en que se necesitarían decisiones más contundentes o que apunten a resolver o mitigar los problemas de fondo. “Si bien las medidas redujeron las restricciones no alcanzaron para reducir la desconfianza, lo que hizo que en su inicio terminen pegando directamente en los diferentes títulos”, evaluó la consultora Portfolio Personal Inversiones (PPI). “El acortamiento del parking provocó una venta masiva de bonos contra dólares (D y C), que obviamente golpeó sus paridades mas aún cuando los activos financieros son utilizados casi solo como instrumentos cambiarios. Veremos si con el correr de las ruedas eso se normaliza”, coincidieron desde Delphos Investment. En este sentido coincidieron en señalar como un lastre el dato fiscal que anteanoche mostró un crecimiento del 86,7% del déficit fiscal primario (escaló a los $167.182 millones) durante septiembre en relación con agosto, un mes que había aportado expectativas mucho más positivas. Este adiós forzado a las señales de moderación fiscal con que se había ilusionado el mercado explicó buena parte de su reacción de ayer.
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