Por Javier Blanco - El Banco Central (BCRA) inhabilitó el 1% de las cajas de ahorro en dólares que se abrieron en el sistema bancario entre marzo y junio, desde que comenzó las investigaciones para combatir a los “coleros digitales” y las organizaciones que están detrás de ellos. El dato surge de la explosión de esas cuentas que tuvo el sistema en el segundo trimestre del año: de 11.344.535 a 13.327.571 cuentas, según las estadísticas oficiales, que se actualizan cada tres meses. Es decir, se abrieron casi 2 millones de cajas nuevas (1.983.036), lo que equivale a casi 32.000 cuentas por jornada hábil, una cifra inédita. Para dar con un número similar hay que remontarse al inicio de la corrida cambiaria de fin de abril de 2018, cuando el número de cajas de ahorro en dólares se disparó 25%, al pasar de 6.879.496 a 8.618.621 cuentas (1,73 millones más) en un trimestre. El fuerte crecimiento tuvo epicentro en los bancos digitales: muchas de las nuevas cuentas fueron abiertas para habilitar que algunas personas hagan uso de su cupo mensual de compra de dólares. En total, 19.600 de ellas ya fueron inhabilitadas en los últimos 45 días. Pero, a la vez, se abrieron otras (las llamadas recolectoras) para recibir lo que se recaudaba mediante esas compras, son financiadas por organizaciones. En este caso ya hay unas 280 cuentas cerradas. El desborde de aperturas derivó, afirman en el BCRA, de una incorrecta interpretación de la normativa que habilita a los bancos a abrir cuentas remotamente, algo que se hizo universal con las entidades cerradas o con atención al público muy limitada. “La norma habilita a hacerlo sólo con la primera cuenta. Para la segunda ya necesitás tener la documentación respaldatoria y no sólo la imagen facial y los datos del DNI corroborados. Pero aquí algunos abrieron dos a la vez: una en cada moneda”, explican. La situación adquirió una dimensión tal que las propias entidades comenzaron a alertar a las autoridades sobre posibles irregularidades y a limitarles movimientos, en muchos casos. Pero antes hubo una serie de condiciones que incidieron para llegar a esta situación. El último diseño del cepo redireccionó la demanda de dólares hacia los bancos, al determinar que el cupo de US$200 por mes sólo era accesible mediante compras realizadas con dinero ya previamente bancarizado, mientras que quien optara por hacerlas cash sólo podría adquirir US$100. Ese sesgo de la demanda se consolidó con la pandemia y la inhabilitación para operar con público que afecta a las casas de cambio, que, junto al cierre de fronteras y la caída del turismo externo hundió al sector en una crisis inédita. Eso obligó a modernizarse a la próspera industria que abastece al mercado paralelo. Ya no servían las colas de “presta nombres” frente a las agencias. Ahora había que abrirles alguna cuenta para poder financiar barato a las “cuevas”, una necesidad que se volvió más imperiosa desde mayo, cuando el diferencial entre el dólar oficial (aun con impuesto) y el blue tomó vuelo. La investigación abierta por el BCRA, que promete nuevos listados de inhabilitados en las próximas semanas, busca golpear una de las principales vías de alimentación que tiene el mercado negro de divisas. La tesis de la conducción de la entidad es que la brecha abierta entre el dólar turista y el blue es consecuencia de un faltante de oferta en el mercado paralelo, derivado del cierre de fronteras y la cancelación de servicios de transporte público (aviones, ómnibus) por la pandemia. “Gran parte del abastecimiento que tenía ese mercado era del turismo fronterizo y lo perdió por la situación actual, mientras sigue la demanda local que puede ser de algún ahorrista, pero también de operaciones que tienen que ver con actividades ilegales o ilegítimas muy difíciles de controlar”, explicó el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, días atrás. La apertura indiscriminada de cuentas buscaba mantener abastecido a ese mercado, algo que consideran que se truncó con la puesta en práctica de la Comunicación “A” 7072, de mediados de julio, que limitó el número de transferencias en dólares que puede recibir una cuenta por mes. Pero la etapa dos de la ofensiva oficial es ir por las organizaciones que están detrás de los coleros y los recolectores. Por eso anteayer el BCRA suscribió un convenio con el Ministerio de Seguridad para crear una unidad especial para combatir las infracciones al Régimen Penal Cambiario. “Es un acuerdo por un año, en principio, que comprende la creación de una unidad de coordinación, integrada por funcionarios del Ministerio de Seguridad y del BCRA, que habilitará la provisión de personal de las fuerzas federales para intervenir en las fiscalizaciones del cumplimiento de la normativa cambiaria que llevan los agentes del Central”, se explicó. “Nos permitirá un contacto fluido con las distintas fuerzas de seguridad para trabajar rápidamente en la desclasificación de información y en la identificación de personas que, cuando realizan una operación cambiaria ilegal, pueden cometer, además, otros tipos de delitos con divisas”, explicó Pesce en el comunicado por el que se anunció el convenio.
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