Por Javier Blanco - El Banco Central (BCRA) cerró agosto con la mayor pérdida de reservas por intervenciones en el mercado de la “era Fernández”: se estima que sacrificó unos US$1200 millones para mantener bajo control el ritmo de actualización que quiere darle al tipo de cambio. La cifra surge de considerar los US$1053 millones vendidos al pasado miércoles (último dato oficial) y sumarles los US$140 millones que habría utilizado con igual propósito en las últimas tres ruedas del mes, según estiman los operadores. Esto incluye los US$50 millones que habría vendido ayer en rueda de mayor movimiento (se operaron Us $274,7 millones) dado el fin de mes, dato fortalecido a fin del día cuando se supo que la tenencia bruta que declara el BCRA cayó a US$42.843 millones (–US$72 millones). La presión a la que volvieron a estar están sometidas las reservas desde mayo (una vez que las brechas cambiarias se dispararon) impidió al BCRA capturar alguno de los US$9600 millones que aportó hasta julio la balanza comercial. Esto lo obliga a usar su menguante tenencia líquida (que habría perforado los US$3000 millones) para cubrir el diferencial que hay entre oferta y demanda de divisas para evitar que incida sobre el valor del dólar oficial, dado que es un objetivo declarado evitar nuevos saltos devaluatorios que sumen presión inflacionaria a la economía. Por lo pronto, en agosto la entidad mantuvo su esquema de ajustes en el cambio mayorista, que avanzó en el mes de $72,32 a $74,18( $1,86 o 2,6%), tras la suba de $18 centavos validada ayer “como todos los primeros días hábiles de cada semana para compensar la inactividad del fin de semana”, explica el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios. De esta manera, la devaluación oficial del peso fue del 23,86% en los primeros ocho meses del año. La pérdida de reservas por intervenciones para mantener contenido al mercado es la mayor en 10 meses. Y supera en más de un 75% a los US$679 millones usados en mayo, monto que disparó la circular 7030 del BCRA que impuso nuevas restricciones y pedidos de autorización previa a las empresas que quieren acceder al mercado para pagar importaciones, obligando incluso a varias de ellas a usar para eso la liquidez que mantenían en cuentas radicadas fuera del país. De allí que su persistente deterioro provoque todo tipo de temores. Un equilibrio costoso La baja de agosto, aunque está muy lejos de los US$4123 millones que el BCRA vendió en octubre del año pasado (mes de las presidenciales) es casi tan gravosa como aquella. Después de todo hay que considerar que en aquel entonces (aunque ya regía un cepo) se permitía la compra de hasta US$10.000 por mes contra los apenas US$200 (-98%) hoy vigentes y “en revisión”, según admitió días atrás el propio presidente Alberto Fernández. De hecho, mientras en aquel entonces 2.556.000 personas compraron US$4198 millones brutos, en el mes que cierra ayer se estima que podrían haber sido cinco millones de personas las compradoras, lo que significaría un drenaje de US$1000 millones a las reservas solo por esta vía. El dato se podrá estimar en unos días, cuando se conozca la recaudación del impuesto PAIS, que viene de aportarle $20.000 millones al fisco en julio. “En agosto el agro empezó a bajar –por razones estacionales– las ventas hasta US$1700 millones (fueron de U$S2500 millones en junio) y el BCRA tuvo que vender al menos el doble que los US$581 millones vendidos el mes anterior porque la demanda para pago de importaciones creció, aunque se compre menos dado que ahora todo se paga cash y antes del cepo solo entre 60 y 70% se cancelaba así. Además se aceleró más la demanda de dólar ahorro”, explica el economista Fernando Marull. La apuesta oficial es que la muy buena adhesión que alcanzó el canje (93,5%, que llega al 99% con la activación de las cláusulas de acción colectiva) y el que mostrará en su versión local (la semana entrante) ayude a aplacar la sed dolarizadora. “Creemos que el canje de deuda y el envío del presupuesto van a dar certidumbre y que la demanda por el dólar financiero y demás se debilite”, sostuvo la semana pasada el presidente del BCRA, Miguel Pesce, Para tratar de asegurar esa calma no se descarta incluso que el BCRA venda parte de los US$14.000 millones que pasará a tener desde la semana entrante en bonos líquidos, tras el canje local. Esas intervenciones por Bolsa y a precios de mercado, a las que acudía en años anteriores, buscarán presionar a la baja la brecha cambiaria y mejorar a la vez sus resultados contables, ya que son bonos que tendrá contabilizados a valor oficial y podría venderlos por encima. La contracara es que convertiría en privada deuda que hoy resguarda el Estado, lo que choca con la idea de desendeudar.
|