Por Javier Blanco y Esteban Lafuente - Las reservas brutas del Banco Central (BCRA) cayeron ayer por debajo de los US$43.000 millones, un nivel por encima del cual se habían mantenido durante 154 de las 169 ruedas cambiarias (91,2%) transcurridas en tiempos de la administración de Alberto Fernández. Fue tras una jornada en la que la entidad contabilizó una nueva reducción de US$65 millones en su tenencia total, que bajó de US$43.049 millones a US$42.984 millones, según cifras preliminares, el menor nivel desde el 8 de junio. De este modo caen US$801 millones desde que asumió Fernández, pero a la vez se ubican US$536 millones por encima del “piso” de US$42.448 millones que ensayaron a fin de mayo. La baja fue generada básicamente por las ventas por US$50 millones –según estiman los operadores– que hizo ayer para suplementar una oferta que no alcanza a satisfacer a una demanda que –vale recordar– se encuentra fuertemente restringida, toda vez que su objetivo es que ese persistente desbalance del mercado no provoque un mayor deslizamiento del dólar. A eso hay que sumar un impacto por la retracción del 0,31% que mostró la cotización del oro en la jornada, entre otras cosas. Pese a que la balanza comercial le aportó al país casi US$9600 millones en los primeros siete meses del año según confirmó ayer el Indec, el BCRA no sólo no pudo retener para sus reservas ninguno de esos billetes, sino que además debió aportar US$464 millones adicionales al mercado hasta entonces para evitar que el desbalance de oferta y demanda incida sobre el precio de la divisa. Pero como ese desbalance estructural se profundizó, durante el mes en curso lleva vendidos oficialmente unos US$850 millones (al pasado miércoles había elevado ese aporte). El sostenido goteo de reservas que sufre el BCRA no se reflejaba en su tenencia bruta por la recuperación que desde julio muestran los depósitos bancarios en dólares (crecieron en unos US$500 millones desde entonces) y el aporte que hacen a través de los encajes. A eso se agrega la revalorización por casi US$900 millones que pudo registrar en la porción invertida en oro, gracias al ciclo alcista de este activo en el mercado internacional de los últimos meses. Pero la que se ve afectada por las sostenidas ventas es su tenencia líquida, la que se estima ya levemente por debajo de los US$4000 millones. De allí que el Gobierno evalúe incluso la suspensión del cupo de compra de US$200 mensuales permitido a las personas, como reconoció días atrás el propio Presidente, lo que se evaluará una vez cerrado el canje de deuda. Por lo pronto el presidente del BCRA, Miguel Pesce, buscó ayer despejar las dudas del mercado al abrir la 37ª edición del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que este año se realiza en forma virtual. Aseguró que el nivel de reservas con el que cuenta el Central le permitirá “administrar el mercado cambiario”. “Lo hicimos con éxito hasta ahora y lo podremos hacer en el futuro” aseveró. Incluso descartó nuevas restricciones o un endurecimiento del cepo en el corto plazo, y auguró una menor presión cambiaria a medida que la economía se recupere y luego de que se cierre el canje de deuda. “Una vez que la economía salga del pozo en el que cayó tras la pandemia va a requerir mayores exportaciones e importaciones, y esperamos que el mercado cambiario pueda abastecerlas. Si conseguimos la tranquilidad que buscamos, el sector productivo va a tener mejor acceso al mercado cambiario y no habría razón para mayores restricciones”, dijo. En su presentación Pesce asoció las crónicas tensiones cambiarias a la incertidumbre económica, la inestabilidad nominal y la caída en las exportaciones. “Estamos exportando alrededor de US$20.000 millones menos que hace una década, con una situación macroeconómica muy compleja. Si la Argentina no vuelve a exportar por encima de US$90.000 millones, tiene un corset al crecimiento. Porque, con el nivel actual, es imposible abastecer toda la demanda de formación de activos externos”, insistió. Para el economista la chance de incrementar las ventas al exterior está porque “no hay atraso cambiario ni problemas de competitividad”. “El tipo de cambio real multilateral está en un nivel competitivo y lo que tenemos que hacer es evitar que se retrase”, sostuvo. Consultado sobre cómo explica el nivel que alcanzó entonces la brecha cambiaria, Pesce la vinculó “con la incertidumbre que produjo el proceso de reestructuración de deuda externa” pero confió en que esta se reduzca cuando “se produzca el intercambio de bonos viejos por los nuevos”. A la vez vinculó la disparada del billete en el mercado paralelo a los problemas de oferta de ese segmento al haber perdido parte del abastecimiento que tenía por la ausencia de turistas extranjeros ante el cierre de las fronteras. “Gran parte del abastecimiento que tenía ese mercado era del turismo fronterizo y eso no está; mientras, la demanda local sigue”, sostuvo. Las reservas brutas del Banco Central (BCRA) cayeron ayer por debajo de los US$43.000 millones, un nivel por encima del cual se habían mantenido durante 154 de las 169 ruedas cambiarias (91,2%) transcurridas en tiempos de la administración de Alberto Fernández. Fue tras una jornada en la que la entidad contabilizó una nueva reducción de US$65 millones en su tenencia total, que bajó de US$43.049 millones a US$42.984 millones, según cifras preliminares, el menor nivel desde el 8 de junio. De este modo caen US$801 millones desde que asumió Fernández, pero a la vez se ubican US$536 millones por encima del “piso” de US$42.448 millones que ensayaron a fin de mayo. La baja fue generada básicamente por las ventas por US$50 millones –según estiman los operadores– que hizo ayer para suplementar una oferta que no alcanza a satisfacer a una demanda que –vale recordar– se encuentra fuertemente restringida, toda vez que su objetivo es que ese persistente desbalance del mercado no provoque un mayor deslizamiento del dólar. A eso hay que sumar un impacto por la retracción del 0,31% que mostró la cotización del oro en la jornada, entre otras cosas. Pese a que la balanza comercial le aportó al país casi US$9600 millones en los primeros siete meses del año según confirmó ayer el Indec, el BCRA no sólo no pudo retener para sus reservas ninguno de esos billetes, sino que además debió aportar US$464 millones adicionales al mercado hasta entonces para evitar que el desbalance de oferta y demanda incida sobre el precio de la divisa. Pero como ese desbalance estructural se profundizó, durante el mes en curso lleva vendidos oficialmente unos US$850 millones (al pasado miércoles había elevado ese aporte). El sostenido goteo de reservas que sufre el BCRA no se reflejaba en su tenencia bruta por la recuperación que desde julio muestran los depósitos bancarios en dólares (crecieron en unos US$500 millones desde entonces) y el aporte que hacen a través de los encajes. A eso se agrega la revalorización por casi US$900 millones que pudo registrar en la porción invertida en oro, gracias al ciclo alcista de este activo en el mercado internacional de los últimos meses. Pero la que se ve afectada por las sostenidas ventas es su tenencia líquida, la que se estima ya levemente por debajo de los US$4000 millones. De allí que el Gobierno evalúe incluso la suspensión del cupo de compra de US$200 mensuales permitido a las personas, como reconoció días atrás el propio Presidente, lo que se evaluará una vez cerrado el canje de deuda. Por lo pronto el presidente del BCRA, Miguel Pesce, buscó ayer despejar las dudas del mercado al abrir la 37ª edición del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que este año se realiza en forma virtual. Aseguró que el nivel de reservas con el que cuenta el Central le permitirá “administrar el mercado cambiario”. “Lo hicimos con éxito hasta ahora y lo podremos hacer en el futuro” aseveró. Incluso descartó nuevas restricciones o un endurecimiento del cepo en el corto plazo, y auguró una menor presión cambiaria a medida que la economía se recupere y luego de que se cierre el canje de deuda. “Una vez que la economía salga del pozo en el que cayó tras la pandemia va a requerir mayores exportaciones e importaciones, y esperamos que el mercado cambiario pueda abastecerlas. Si conseguimos la tranquilidad que buscamos, el sector productivo va a tener mejor acceso al mercado cambiario y no habría razón para mayores restricciones”, dijo. En su presentación Pesce asoció las crónicas tensiones cambiarias a la incertidumbre económica, la inestabilidad nominal y la caída en las exportaciones. “Estamos exportando alrededor de US$20.000 millones menos que hace una década, con una situación macroeconómica muy compleja. Si la Argentina no vuelve a exportar por encima de US$90.000 millones, tiene un corset al crecimiento. Porque, con el nivel actual, es imposible abastecer toda la demanda de formación de activos externos”, insistió. Para el economista la chance de incrementar las ventas al exterior está porque “no hay atraso cambiario ni problemas de competitividad”. “El tipo de cambio real multilateral está en un nivel competitivo y lo que tenemos que hacer es evitar que se retrase”, sostuvo. Consultado sobre cómo explica el nivel que alcanzó entonces la brecha cambiaria, Pesce la vinculó “con la incertidumbre que produjo el proceso de reestructuración de deuda externa” pero confió en que esta se reduzca cuando “se produzca el intercambio de bonos viejos por los nuevos”. A la vez vinculó la disparada del billete en el mercado paralelo a los problemas de oferta de ese segmento al haber perdido parte del abastecimiento que tenía por la ausencia de turistas extranjeros ante el cierre de las fronteras. “Gran parte del abastecimiento que tenía ese mercado era del turismo fronterizo y eso no está; mientras, la demanda local sigue”, sostuvo. |