Por Jorge Capitanich - Las circunstancias excepcionales de la pandemia ha implicado objetivamente la destrucción de empleos, el cierre de pequeñas y medianas empresas, la inmovilización de activos, el aumento de la incertidumbre, la caída abrupta del PIB con su consiguiente deterioro en la inversión, el consumo y las exportaciones y la agudización del cuadro recesivo heredado de la gestión Macri. El escenario que promueve el gobierno es fijar una estrategia secuencial de resoluciones múltiples de problemas coyunturales y estructurales en el marco de la evolución de una pandemia para la cual no existen soluciones posibles hasta la aparición de un remedio o vacuna. Invertir 10.000 millones de dólares en transferencias sociales a trabajadores, financiamiento a empresas y asignación de recursos para la ejecución de obras públicas constituye un aporte parcial para atender la magnitud de las demandas insatisfechas. Pero al mismo tiempo el gobierno ha logrado una negociación exitosa con los acreedores externos (68.000 millones de dólares) con el objeto de despejar la incertidumbre en los mercados financieros internacionales a los efectos de abocarse definitivamente al acuerdo con el FMI, condición sine qua non para despejar variables no controlables de la gestión del Presidente Fernández. Reducir los servicios de la deuda en los próximos 5 años de 30200 M a 4500 M de dólares implica un fuerte ahorro para destinarlo a reactivar la actividad económica y promover la generación de empleos de calidad. Reducir la tasa de interés promedio en dólares superiores a 7 % a un promedio de 3,07 % constituye un logro significativo para no hipotecar las generaciones futuras. Reducir el impacto de 54 % de cada 100 dólares de valor nominal de los títulos emitidos implicó aceptar un complejo modelo de negociación en donde aspectos jurídicos y financieros se entrelazaron para cumplir la meta programada. La secuencia de acreedores externos y FMI implicará de ser razonable y satisfactoria para el gobierno una precondición para la recuperación del sendero de crecimiento económico después de tres años agudos de recesión y caída del PIB, pues reducirá el riesgo país, aumentará la oferta disponible de dólares y disminuirá la tasa de interés. Los activos reales y financieros en dólares tienen un deterioro alevoso, la disponibilidad de dólares debajo del colchón cercana a 100.000 millones de dólares estarán en condiciones de ser utilizados en opciones de inversión y la demanda reprimida de la población alentará la recuperación del consumo y la confianza. El sistema financiero está líquido y solvente a diferencia de la crisis del año 2001-2002 para canalizar mecanismos financieros de recuperación inmediata. La capacidad industrial ociosa junto a una mejor infraestructura energética que en ese entonces, constituye un desafío para la combinación óptima del uso de los recursos y factores productivos con el objeto de impulsar en forma simultánea el consumo, las inversiones y las exportaciones La agroindustria constituye la piedra basal en el proceso de articulación de cadenas de valor agregado que promuevan empleos de mejor calidad y salarios dignos. La recuperación de la economía después de la pandemia implica el consenso de todos los actores sociales, económicos, políticos e institucionales para garantizar el desarrollo de una comunidad productiva de intereses y objetivos comunes a los efectos de sostener el ejercicio y la ejecución de las políticas públicas de largo plazo. Este es nuestro gran desafío. Naturalmente en una sociedad abierta, plural y democrática debemos ser capaces de procesar adecuadamente los conflictos, saldar las diferencias y expresar los desacuerdos de una manera civilizada y no violenta. Democracia significa respeto por las ideas del otro, aún las más radicalizadas con el objeto de construir un camino en la diversidad. Una identidad nacional plurilingüe, multicultural y plurireligiosa no puede desembocar en una matriz de pensamiento único, sino por el contrario, expone la pasión de las ideas para la construcción de un proyecto. Este tiempo exige maximizar las coincidencias. Ya habrá tiempos para otras disputas pero el núcleo de coincidencias básicas es hoy una necesidad imperiosa. Haber renegociado la deuda en forma exitosa compatible con nuestra capacidad de pago, promoviendo al mismo tiempo crecimiento económico y empleo es una metodología adecuada a los tiempos que vivimos. Los gobernadores e intendentes hemos respaldado casi en forma unánime esta negociación defendiendo el interés nacional. Para nuestra provincia, esta reestructuración implica un paraguas para reducir los intereses de la deuda emitida por la gestión anterior por 250 M de dólares y los servicios de capital e intereses en un período de tiempo compatible con nuestra capacidad de pago. Nación y provincias. Todos juntos. Unidos para poner a la Argentina y a cada una de nuestras provincias de pie. |