Moderna y el gobierno norteamericano iniciaron las pruebas en 30.000 voluntarios, distribuidos en 100 localidades, a quienes se les inocularán dos dosis; obstáculos de la UE para sellar acuerdos con grandes farmacéuticas WASHINGTON.– El proyecto más grande y ambicioso del mundo para lograr una vacuna contra el coronavirus comenzó ayer en más de 100 ciudades de Estados Unidos, donde 30.000 voluntarios se presentaron para recibir la dosis elaborada por laboratorios del gobierno norteamericano y la firma Moderna. Los resultados finales de la efectividad del producto se conocerían antes de fin de año, según informó la compañía. WASHINGTON.– Estados Unidos, uno de los principales candidatos de la carrera mundial para encontrar la solución a la pandemia de coronavirus, dio ayer otro importante paso. El gobierno junto con la empresa biotecnológica Moderna inició el primer ensayo clínico de la fase 3 de la vacuna, que, con 30.000 voluntarios, será el más grande del mundo. Aún no hay garantía de que la vacuna experimental, desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y Moderna, funcione. En la prueba, los voluntarios no sabrán si están recibiendo la oportunidad real o un placebo. Tras utilizar dos dosis, los científicos seguirán de cerca qué grupo experimenta más infecciones a medida que realizan sus rutinas diarias, especialmente en áreas donde el virus aún se está propagando sin control. Otros ensayos, de China y de la Universidad de Oxford, de Gran Bretaña, junto con Astra Zeneca, comenzaron a principios de este mes la etapa final de la prueba en Brasil y otros países afectados. Pero se trata de grupos más pequeños. La semana pasada, la Universidad de Oxford anunció que la vacuna resultó segura y produjo una respuesta inmune en la etapa preliminar de ensayos clínicos con voluntarios sanos. Los ensayos de la empresa biotecnológica alemana Biontech y la farmacéutica estadounidense Pfizer mostraron resultados similares. Los estudios masivos no son solo para evaluar si las vacunas funcionan. Son necesarios para verificar la seguridad de cada potencial vacuna, con el fin de que los científicos puedan comparar todas las posibilidades. Moderna asegura que si la vacuna contra el Covid-19 resulta efectiva y segura, podrá administrar al menos 500 millones de dosis por año. El estudio final de la prueba de Oxford comenzará en agosto. En septiembre, el de Johnson & Johnson, y en octubre, el de Novavax. Pfizer planea su propio estudio de 30.000 personas este verano septentrional. Los voluntarios El ensayo de la vacuna se llevará a cabo en casi 100 sitios de investigación de Estados Unidos, según Moderna. El primer paciente recibió la dosis en Savannah, Georgia. En las últimas semanas, más de 150.000 estadounidenses se registraron a través de una página web, informó el doctor Larry Corey, virólogo del Instituto de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle, que se sumó a la ayuda para supervisar el estudio. “Los ensayos deben ser multigeneracionales, deben ser multiétnicos y deben reflejar la diversidad de Stephen Hoge presidente de moderna la población de Estados Unidos”, dijo Corey, e hizo hincapié en que es especialmente importante asegurar suficientes participantes negros e hispanos, ya que esas poblaciones son muy afectadas por el Covid-19. Usualmente lleva años crear una vacuna desde cero. Pero los científicos están estableciendo récords de velocidad, estimulados por el conocimiento de que la vacunación es la mejor esperanza del mundo contra la pandemia. Los fabricantes comenzaron a trabajar con el coronavirus el 10 de enero, cuando China compartió la secuencia genética del virus. Solo 65 días después, en marzo, la vacuna hecha por los NIH se probó en personas. La primera receptora está alentando a otras personas para que sean voluntarias ahora. “Todos nos sentimos indefensos en este momento. Hay poco que podamos hacer para combatir este virus. Y participar en esta prueba me ha dado la sensación de que estoy haciendo algo bueno”, dijo Jennifer Haller, de Seattle. Ese estudio de la primera etapa, que incluyó a Haller y a otras 44 personas, mostró que las vacunas aceleraron el sistema inmunológico de los voluntarios de la manera que los científicos esperaban, con algunos efectos secundarios menores, como fiebre, escalofríos y dolor en el lugar de la inyección. Las primeras pruebas de otros candidatos principales han tenido resultados igualmente alentadores. Si todo va bien con los estudios finales, de todos modos tomará meses para que lleguen los primeros datos de la prueba de Moderna, seguida de la prueba de Oxford. Los gobiernos de todo el mundo están tratando de almacenar millones de dosis de los principales candidatos para que, cuando los reguladores aprueben una o más vacunas, puedan comenzar a distribuirse de inmediato. Las primeras dosis disponibles serán racionadas, presumiblemente para las personas con mayor riesgo de contraer el virus. “Somos cautelosamente optimistas. Habrá datos para demostrar que la vacuna puede funcionar al final del año”, explicó el doctor Stephen Hoge, presidente de Moderna, con sede en Massachusetts. En este contexto, los esfuerzos que se hacen en Europa para asegurar posibles vacunas para el Covid-19 de firmas como Pfizer, Sanofi y Johnson & Johnson están inmersos en disputas sobre precios, métodos de pago y posibles costos por responsabilidades. El bloque está en conversaciones con al menos seis fabricantes de vacunas para adquirir dosis iniciales de posibles vacunas contra el virus. “Somos cautelosamente optimistas. Habrá datos para demostrar que la vacuna puede funcionar al final del año” |