Por Diana Mondino - La intervención y propuesta de expropiación de una empresa exportadora como Vicentin tiene muchas aristas relevantes. Por supuesto, es crucial discutir si el Estado debe ser empresario y qué logros –mejores que una empresa privada- podría llegar a tener. La historia es de gran ayuda en ese tema. Dejo de lado ese análisis y en esta nota me referiré a otros temas, que son útiles para analizar el sector exportador en general. Es importante considerar que es una empresa exportadora de commodities y que como tal, requiere una gigantesca capacidad de financiación. Debe poder comprar a los productores agropecuarios a quienes pagará antes o después de exportar. Si es antes, mientras espera que su cliente a su vez le pague, necesita financiación (las famosas prefinanciaciones de exportación bancaria, que en el caso de Vicentin es el grueso de la deuda). Si es después, necesita que el productor confíe y le dé crédito. En ambos casos el monto de crédito necesario es similar al monto exportado, ya que los márgenes son extremadamente pequeños. ¿Tendrá la “nueva” Vicentin ese mismo acceso a crédito? Dicho sea de paso, esa inmensa necesidad de crédito y fondeo es la que ha llevado a la notable concentración de operadores en mercados de commodities. Si las exportaciones fueran specialties, en oposición a commodities, también el exportador necesita financiación ya que debe pagar sus insumos y trabajo antes de que se cumplan los plazos de pago de sus clientes. Justamente, en la Argentina la dificultad para acceder a créditos para financiar las exportaciones ha sido siempre un obstáculo. Es un círculo vicioso: como el crédito es caro, hay pocas expectativas de cubrir los costos totales para poder exportar. El exportador debe estar atento a las oscilaciones del mercado, intentando cubrir sus posiciones tanto respecto a variaciones en el precio de su producto como de divisas. Sería irresponsable no tomar posición y coberturas en función de sus expectativas de precios. Es un tema global y no sólo de la Argentina, dadas las oscilaciones de precios en todos los productos y monedas en todas partes del mundo. La nueva Vicentin también deberá hacerlo. Esperemos que no sea considerado especulación o que atenta al nuevo rol de empresa testigo en mercado de granos y divisas. De paso, ambos roles son poco útiles ya que los precios se fijan internacionalmente y la divisa la fija el BCRA. En la Argentina tenemos un control de cambios extremadamente estricto que afecta a todo tipo de exportaciones. Las empresas exportadoras tienen obligación de liquidar sus divisas en un período muy corto de tiempo y reciben pesos (a tipo de cambio oficial y neto de retenciones). En el caso de las cerealeras y aceiteras hay un elevado control, con AFIP y Aduana controlando embarques. Para pagar sus deudas, cualquier empresa debe tener un margen entre su precio de venta y sus costos. Si no genera lo suficiente para poder pagar sus deudas, menos ha de tener posibilidad de distribuir dividendos. Y esos dividendos son los que permiten ir recuperando la inversión. En el caso Vicentin, el Estado no está técnicamente invirtiendo porque será difícil recuperar esos fondos. Asumirá deudas y difícilmente pueda recuperar esos fondos a menos que venda los activos de la empresa y en ese caso… ¿porqué no lo puede hacer la propia empresa? Toda empresa tiene proveedores, empleados, relaciones con el sistema financiero, etc. Si no le paga a sus proveedores, obvio que ellos tendrán problemas, pero también los tiene la empresa que no podrá continuar operando. De hecho en muchos casos las empresas en dificultades deben pagar “culatacamión” los insumos que van recibiendo, mientras negocian las deudas anteriores. Si no tiene insumos, la empresa no puede trabajar. Es vital que los proveedores tengan la expectativa de que cobrarán. ¿La tendrán ahora en Vicentin y seguirán entregando? Vale lo mismo con los empleados: sin empresa no hay empleos. Hay otros temas, por ejemplo, el proceso judicial de Vicentin fue interrumpido, es difícil valuar activos de una empresa intervenida, los balances argentinos no son muy relevantes por el impacto inflacionario, y las valuaciones fiscales son de dudosa utilidad. Sé que lo mismo puede aplicarse a cualquier otra empresa argentina, sea o no intervenida. Por eso lo relevante es el concepto de “empresa en marcha”, que siga produciendo, y de esa forma pague salarios y proveedores. No exagero cuando digo que hay empresas muy exitosas que ni siquiera tienen grandes activos. Lo que vale son los procesos, la organización interna, la confiabilidad en su producto, los contratos. ¿Cómo valuará el Congreso argentino esos elementos para poder fijar el monto de la expropiación? Sorprende que un país que no puede pagar sus deudas asuma voluntariamente deudas adicionales. Si la empresa tenía Patrimonio Neto positivo, habrá asimismo que pagarlo. Aún cuando hubiera muy serios problemas de cashflow para pagar las deudas, eventualmente en un proceso judicial se cobraría. Entretanto se podría haber financiado a los productores. Si no había Patrimonio Neto positivo, ¿qué es lo que se expropia? La propuesta de expropiación genera claramente una situación de Moral Hazard o “riesgo moral”, que surge cuando hay información asimétrica. Los accionistas y el management pasan a tener incentivos diferentes y pueden tomar mayores riesgos, realizar menores esfuerzos o aprovechar determinadas circunstancias ya que saben que el costo de sus acciones recaerá sobre todos los argentinos, que pagaremos la deuda de la empresa. La Argentina necesita crecer, debe exportar y debe dar certezas para que tengamos incentivos positivos y decidamos invertir. Espero que el rol de nuestro Gobierno sea justamente generar reglas de juego parejas para todos y expectativas positivas. Sorprende que un país que no puede pagar sus deudas asuma voluntariamente deudas adicionales |