Por Candelaria
de la Sota - La explicación oficial siempre es la misma: la
necesidad de reforzar la saluda del sistema
financiero y, además, promover una mayor canalización del ahorro argentino
hacia el crédito, de manera de ayudar a que la economía salga más rápido del
pozo en el que la sumió la cuarentena. Ese fue, otra vez, el argumento
esgrimido para justificar una medida intervencionista sobre el sistema
bancario, como la prohibición
hasta fin de año de distribuir dividendos.
Y la medida, que no sorprendió a nadie en la City,
queda legitimada, además, con el recordatorio de que se tomaron medidas en ese
mismo sentido en bancos centrales de Europa, Australia, Canadá, Brasil,
Rusia, India y Sudáfrica.
Sin embargo, en los propios bancos la
percepción es diferente. Creen que, como tantas veces, la motivación de fondo
que lleva al Banco Central a
adoptar medidas es ni más ni menos que cuidar los dólares y
despejar cualquier amenaza de presión devaluatoria.
Así lo señalaron banqueros,
ex funcionarios y experimentados analistas del mercado, quienes coincidieron en
cuál fue la motivación por la que Miguel Pesce y
el directorio del Central decidieron extender hasta el 31 de diciembre una
medida que habían tomado el 19 de marzo pasado -justo el día en que el
Presidente anunció por primera vez la implementación de la cuarentena por el Covid-19- a
través de la Comunicación A 6939,
que suspendía la distribución de dividendos hasta
el próximo 30 de junio.
Creen que esa determinación
del Banco Central obedece
básicamente al objetivo de mantener la estabilidad cambiaria y que en esa
tónica de represión a la salida de los billetes estadounidenses del sistema se
continuará hasta fin de año, por lo menos.
Las reservas, entre ceja y ceja
"Es por los
dólares", dijo un banquero que, resignado, señaló que al no poder
distribuir los dividendos,
éstos serán "como un ahorro forzoso".
Y añadió: "Si todas las entidades que cotizan
afuera tuvieran que pagar sus dividendos en
dólares, eso sería una gran complicación para el Central, por eso extiende la
medida hasta fin de año".
Claramente los dólares que necesariamente saldrían del país serían sólo los de
los bancos que tienen accionistas extranjeros, no sólo los que pertenecen a la
Asociación de Bancos de Argentina (ABA, entidad que nuclear a las entidades
extranjeras) sino también aquellos que como el
Galicia o el Macro tienen inversores extranjeros y cotizan en Wall Street.
Según estimaciones realizadas por expertos analistas
financieros con un alto grado de conocimiento del sector bancario, lo que el
Central pondría en juego si permitiera que los bancos distribuyeran dividendos sería alrededor de 3.000
millones de dólares.
Un monto nada despreciable
para una autoridad monetaria para la cual hoy 200 millones de dólares menos en
las reservas es una preocupación y que recién gracias a las últimas medidas
restrictivas pudo dejar de vender divisas y darse el lujo de volver a comprar,
pero que es consciente de su situación de
debilidad en términos de reservas.
¿Por qué no limitar,
entonces, la distribución de dividendos sólo
a los bancos extranjeros o
a aquellos que cotizan afuera, y así evitar afectar a todo el sistema? Es la
pregunta que circuló en algún momento del jueves por la City porteña,
cuando se conoció la medida. Después de todo, era una discriminación que
parecía tener cierta lógica financiera, aunque dificultades políticas para su
aplicación.
"La decisión se toma en general para no discriminar entre
distintos tipos de bancos, entre nacionales e internacionales", señaló un
experto analista del mercado que conoce a los principales jugadores del sistema
financiero. Y recordó que "ni en las épocas de Guillermo Moreno en el
Gobierno se hizo ese tipo de distinción, es impensable que lo fueran a hacer
ahora".
Lo cierto es que ningún banquero se manifestó sorprendido
por una medida que estaba asumida como parte del bagaje político en tiempos de
excepción. Uno de los ejecutivos consultados admitió que la medida -si
bien es poco simpática para los bancos- no deja de tener cierto
"timing" adecuado a este contexto.
"En un momento como
este, en el que a nadie le va bien y todo está sobre la cuerda floja, que no
nos permitan distribuir dividendos es
algo menor, es algo hasta
incluso políticamente correcto", se atrevió a decir el
titular de una de las entidades más grandes del sistema bancario.
Y el hecho de que esta
decisión se haya aplicado en muchos países hace que disminuyan las
posibilidades de crítica.
Por otra parte, cuando se conoció la medida hubo
también una especulación en el sentido de que un objetivo podría ser forzar a
que esa masa de dividendos -ahora convertida en un ahorro forzoso- terminara en
las arcas fiscales mediante la compra de bonos a
un Gobierno que está ávido de recrear un mercado de crédito doméstico y que
quiere "recrear la curva de pesos".
Lo que afirman los banqueros es que tienen asumido que esa compra de bonos ocurrirá de todas formas pero
que no necesariamente el Central tuviera ese tema en mente como objetivo
principal a la hora de prohibir el reparto de dividendos.
Rentabilidad en baja
Las
cifras oficiales sobre la rentabilidad de bancos muestran una tendencia a la
reducción de utilidades, aunque con marcadas diferencias entre entidades
privadas y públicas. Según el informe sobre bancos correspondiente a marzo,
recién al inicio de la pandemia, el resultado del sistema financiero fue
equivalente a -0,3%
anualizado del activo (indicador conocido como ROA) y a -1,9% anualizado del patrimonio neto (indicador
ROE).
Pero
en el caso de los privados, el indicador ROA dio 0,8% anualizado con un ROE de
4,7% anualizado. Para los públicos, en cambio, los indicadores que difundió el
Central fueron respectivamente de -2% anualizado (ROE de -17,1% anualizado).
El informe señaló que las causas que explicaban la caída en
la rentabilidad pueden rastrearse en el recorte en la
tasa de Leliq (que perdió 17 puntos en el primer
trimestre) como la principal
explicación.
"El
resultado mensual del sistema financiero estuvo influido, en particular, por el
comportamiento de los títulos valores en el balance agregado del sector. Este
efecto se plasmó en parte por el menor
rendimiento de las especies en cartera -fundamentalmente a
partir de la reducción mensual de las tasas de interés de política monetaria y
de las posiciones en Leliq- y por la caída
generalizada de las cotizaciones de los títulos públicos (por
la parte contabilizada a valor de mercado)", indicó el BCRA.
"El margen financiero del
conjunto de bancos representó 9,4% del activo en marzo, 2,1 puntos porcentuales menos que el mes
pasado. La reducción mensual estuvo explicada principalmente
por el menor resultado por títulos
valores comentado y, en menor medida, por una disminución en los ingresos por ajustes CER y
por intereses por préstamos. Estos efectos fueron compensados
parcialmente por menores
egresos por intereses por depósitos", añadió el informe
sobre bancos.
Pese
al retroceso en los resultados de marzo, el BCRA destacó las ganancias bancarias en términos
reales durante los primeros tres meses del año. "El
agregado de entidades financieras cerró el primer trimestre del año con beneficios contables en términos reales del
orden de 2% anualizado del activo o de 13,5% anualizado del patrimonio neto.
En lo que va del año los bancos públicos registraron un ROA de 0,5% anualizado
(ROE de 4,5% anualizado) y los privados de 2,9% anualizado", afirmó el
informe del Banco Central.
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