Por Jorge
Herrera - No hay
duda de que las últimas medidas cambiarias del BCRA sacudieron el avispero.
Desde el viernes pasado se intensificaron las consultas de empresas e
importadores a los principales estudios legales especializados en comercio
exterior y cambios. Como prueba de la agitación que provocó en el mercado la
Comunicación “A” 7030 del BCRA basta con señalar que, en las últimas horas,
hubo prácticamente un “boom” de “Zoom” sobre los controles cambiarios que
incluso desplazaron a las charlas y video conferencias sobre el canje de la
deuda. Hay que recordar que el jueves pasado, fecha de emisión de dicha
Comunicación, el BCRA llegó a vender u$s103 millones de las reservas y faltando
contabilizar una jornada ya perdió u$s958 millones en mayo. Al anochecer del
jueves se conocía la “7030”.
De ahí en más todo fue entre
caótico e inquietante. Ante la duda, los bancos frenaron las operaciones. Las
empresas no sabían cómo proceder ante los cambios. En realidad, nadie sabía y
por ello todo pasó como a un cuarto intermedio. El lunes pasado los bancos
presentaron al BCRA una serie de consultas, sobre todo para clarificar tema de
montos y de fondos prendados en el exterior, pero hasta ayer no habían tenido
respuesta. Algunas entidades, tímidamente, comenzaron a operar con
las nuevas declaraciones juradas (DDJJ) exigidas por la nueva normativa.
Mientras tanto, bancos, empresas y consultores se entrenan al nuevo estilo del
BCRA de Miguel Pesce, de “normar a la noche” al viejo estilo cavallista de los
80 y 90.
Ante el drenaje de reservas, que
descendieron por debajo de los u$s42.500 millones brutos (el sector privado
estima en u$s4.000 millones las reservas netas líquidas) estaba claro que algo
iba a pasar y ocurrió. Pero el remedio puede terminar, quizás, afectando más el
nivel de actividad y la inflación futura, ya que no puede soslayarse que más
del 75% de lo que se importa son insumos, de ahí, que se puede estar
hipotecando parte de la futura recuperación. Incluso, ayer un prestigioso
economista comentaba a clientes que ni se estaban vendiendo algunos bienes
importados ni con dólares billetes, como muestra del desconcierto local.
Por lo pronto, el objetivo del
BCRA se va cumpliendo, frenar la pérdida de reservas, ya que desde el viernes
pasado hasta ayer la mesa de operaciones de ente monetario terminó con posición
compradora acumulando unos u$s460 millones. Fuentes oficiales señalan que lo
visto en abril y mayo, en términos de importaciones, justifica los cambios: se importó por u$s5.800 millones
y los importadores accedieron a divisas por u$s7.500 millones. O sea, se
habrían pagado importaciones por un 30% más del volumen importado. Ahora bien,
es el huevo o la gallina, por algo lo hicieron. Las brechas cambiarias y la
incertidumbre influyen en la toma de decisiones.
Pero al margen de las idas y
vueltas del BCRA resulta útil bucear sobre las peripecias que están viviendo
las empresas, sobre todo por lo que puede acontecer. Podemos resumir, algunas
de las principales, en las siguientes.
En cuanto a las restricciones a
las importaciones, los trámites de importación están teniendo inconvenientes,
ya desde marzo, por la cantidad de “observaciones” que reciben de la Secretaría
de Comercio bajo el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), que
otorga las licencias automáticas y no automáticas.
Lo que les llama la atención es que debería ser la AFIP, que
es la autoridad de aplicación, quién analice la situación del importador y su
capacidad económica financiera para efectuar la operación que pretende cursar.
Algunos especialistas les aconsejan exigir vía administrativa una explicación a
la Secretaría previo a la instancia judicial. Al día de hoy, parece que muy
pocos casos se han habilitado. Existen
trámites exceptuados del Régimen de licencias de importación pero que se están
viendo afectados por otras “observaciones” suspendidas del régimen, ahí
recomiendan la vía cautelar.
Respecto del control de cambios,
la “7030” requiere que se realice un análisis anticipado de cuándo se requerirá
el acceso al MULC porque el BCRA debe corroborar si se poseen Activos Externos
Líquidos Disponibles y consumirlos previamente a solicitar el acceso al MULC,
luego si fuera necesario solicitar divisas al BCRA deberán presentarse
Declaraciones Juradas (DDJJ) para poder evitar que el pedido se supedite a su
conformidad previa. Además hasta el próximo 30 de junio las importaciones
requerirán conformidad previa del BCRA, salvo que se cuente con la DDJJ donde
se establece que el monto es inferior a las importaciones desde el 1 de enero
pasado hasta el día previo al acceso al MULC. También el pago de deudas
requerirá autorización previa del BCRA hasta el próximo 30 de junio. Así es la
maraña del nuevo proceso en líneas generales porque la letra chica implica
tener un posgrado en burocracia y legislación de comercio exterior y penal
cambiario. En síntesis, todo está prohibido, según los especialistas, cuando el
pago está sujeto a conformidad previa o DDJJ. El problema es que el BCRA reguló
para atrás.
Las empresas reconocen que no
hay “letra chica” sino sencillamente se afecta el acceso al mercado de cambios,
y ello es clave para empresas con obligaciones con el exterior. Por eso hubo
una avalancha previa de cancelación de deudas y préstamos. La “7030” del BCRA
restringe aún más el mercado de cambios bajo un lema simple “no me pidan
dólares si tienen dólares”. El problema es que pese a que una
empresa use sus dólares debe presentar DDJJ de que tiene todos los activos
externos depositados en el país más el compromiso de liquidar en el MULC a los
cinco días de que cobre un plazo fijo o préstamos o venda activos. Ahora la
DDJJ tiene un mayor alcance porque habla de “activos” no solo externos.
Otros de los efectos colaterales
es que ahora las empresas e importadores deben analizar “concienzudamente” las
DDJJ que presentan. Algunos funcionarios bancarios, sobre todo de sucursales,
que no conocen ampliamente la legislación vinculada, en aras de ser expeditivos
les recomiendan a los clientes poner “cualquier cosa, total quién lo va a
controlar”. Craso error. Sobre todo porque entra a terciar la ley penal
cambiaria. También ahora se están despachando que aquellas empresas que
recibieron algún subsidio del Estado por la pandemia, quedaron a expensas de
nuevas normas pasibles de sanción. De ahí que muchas comenzaron a devolver
créditos promocionales o subsidiados recibidos en estos meses.
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