Sigue la incertidumbre en el sector
agropecuario por los alcances de la resolución que el pasado viernes implementó
el Banco Central de la República Argentina (BCRA), mediante la cual estableció
una serie de condiciones para que las empresas importadoras puedan acceder a
divisas para el pago de compras al exterior.
Desde varios sectores de la
producción precisaron que la medida provoca un cepo a los importadores de
insumos que son esenciales para las labores agropecuarias, lo que ha derivado
en numerosos problemas para acceder a fertilizantes y agroquímicos.
Además, los productores sostienen que habrá una
reducción del paquete tecnológico a aplicar en los cultivos, por el aumento de
precio que provocará en los insumos, donde la mayoría son importados, y por lo
tanto habrá una disminución de los rendimientos cosechados.
Ayer los integrantes de la Mesa de Enlace anunciaron que solicitaron dos
audiencias para analizar los alcances de la resolución: por un lado, al
ministro de Economía, Martín Guzmán, y por el otro, con el presidente del Banco
Central, Miguel Pesce. “La
medida y otras que viene dictando el Poder Ejecutivo, tienen impacto en la
producción agropecuaria, menoscabando la confianza necesaria para producir e
invertir y comprometiendo, de ese modo, las expectativas futuras, en particular
respecto de la siembra de trigo”, manifestaron los dirigentes del campo.
El
Consultor y ex Secretario de Agregado de Valor, Néstor Roulet, dijo que la normativa del Banco Central, “no solo van a encarecer los insumos
importados para el campo, sino que las importadoras ante la imposibilidad no
poder cumplir con las condiciones requeridas, directamente no puedan traer el
producto”.
En ese sentido, Roulet señaló
que habrá dos escenarios que impedirán potenciar la producción de trigo: “Si es
más caro la relación producto/insumo nos impide aumentar la fertilización o si
el producto no entra al país directamente estamos forzados a perder potencial
de rendimiento. Lo que tendría que saber la gente del BCRA que tanto la
fertilización como la protección del cultivo es la inversión de más rápida
repuesta productiva, ya que a los seis meses puede aumentar los ingresos al
país en forma significativa”.
Proyecciones
Según publicó el consultor en
Twitter, “un trigo con baja tecnología productiva
puede rendir 2,5 toneladas por hectárea y con una buena tecnología mínimo 3,5
toneladas por hectárea. Si se van a sembrar 6,8 millones de hectáreas, con baja
tecnología la producción total sería 17 millones de toneladas, y con la
tecnología adecuada 23,8 millones de toneladas. La diferencia de 6,8 millones
de toneladas, significa que la Argentina perdería un ingreso de 1.156 millones
de dólares”.
Por su parte, la estimación realizada por la Confederación
de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) reflejó que en el territorio bonaerense, donde se produce
el 60% del trigo de todo el país, el aumento del paquete tecnológico provocará una
caída de cerca de 400 millones de dólares, si hay una merma de 2 millones de
toneladas de las previstas a cosechar en la campaña que recién comienza.
Y además, manifestaron: “La
incertidumbre que genera esta medida en mitad de la campaña fina (trigo y cebada),
se extenderá también a la futura campaña gruesa, a no ser que se arbitren los
mecanismos necesarios para garantizar que los aumentos en los insumos no se
efectivicen. Un desdoblamiento cambiario significa que el productor va a
terminar pagando sus insumos productivos a un dólar CCL ($115), MEP ($107), es
decir, un dólar de entre dos y tres veces superior al que está recibiendo por
su producción (dólar soja $46)”.
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