Por Francisco Jueguen - En el
sector privado, las preguntas sobre el pago de salarios vía programas
oficiales, extensiones de moratorias o prórrogas en vencimientos de impuestos
comienzan a darles lugar a interrogantes sobre el presente y el futuro de la
administración de comercio en momentos de faltante de dólares, restricciones
cambiarias y renegociación de la deuda, o a la misteriosa, por ahora, reforma
tributaria que prepara el oficialismo.
Esas preocupaciones se volcaron ayer en la reunión de una hora –vía
Zoom– que la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) mantuvo con la
directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont. Los empresarios preguntaron por
minucias del programa de Asistencia en la Emergencia al Trabajo y la Producción
(ATP), las moratorias vigentes, los cambios en el régimen de precios de
transferencia (que regula la relación entre las empresas y sus casas matrices),
pero también sobre la reforma impositiva que diseña el Ministerio de Economía y
con la que contribuye la AFIP.
La UIA planteó que había trabajadores (de los más de 2,5 millones de
empleados alcanzados) que todavía no habían recibido el pago de su salario de
mayo en el marco del ATP. Marcó del Pont les aseguró que todo se normalizaría
“la semana que viene” y les pidió a los empresarios que “carguen los datos”
(CBU) para acortar esos tiempos. También se charló sobre un diferimiento de
cargas sociales y de una posible extensión, en análisis, de la actual moratoria
impositiva.
Las empresas pidieron tiempo para ponerse al día con la nueva
reglamentación de precios de transferencia. Tendrán que sumar los detalles de
sus vínculos con sus casas matrices en 2018 y 2019. Marcó del Pont se mostró
dispuesta, luego de que días atrás la AFIP anunciara que con esos instrumentos
–que implican nuevos registros– se aumentaría el control sobre las grandes
empresas y sus movimientos de divisas. Otro indicio de que los dólares ya no
alcanzan.
La cúpula industrial pidió además precisiones sobre la reforma
impositiva “progresiva” que diagrama el ministro de Economía, Martín Guzmán,
junto a su equipo. La AFIP, que se sumó a esa aventura, prefirió no revelar
nada, pero invitó a los sectores a elevar sus propuestas. La UIA trabaja en un
plan pospandemia para presentar en las próximas horas al Gobierno. No se trata
de la única cámara que elabora iniciativas en ese sentido y otras vinculadas a
los impuestos.
“Hay que tener una estrategia de desarrollo industrial pospandemia
adecuado a las nuevas realidades. En función de eso, se puede ir pensando dónde
se ponen esfuerzos e incentivos. La Argentina tiene que ofrecer un aliento a la
inversión en el sector privado. Estimularlo”, afirmó un empresario, que, como
muchos otros, empezó a leer entre líneas la llegada de un incremento de la
presión tributaria en los sectores “más acomodados”, si puede describirse de
esta manera a parte del sector privado luego de dos años de estanflación y de
una extensa cuarentena.
El tema dólar no se metió de lleno en el intercambio de ideas con Marcó
del Pont, pero esa discusión ya estaba presente entre los grandes jugadores del
comercio exterior desde el fin de semana. La Cámara de Importadores (CIRA)
trabaja en un informe del impacto que tendrían las nuevas restricciones del
Banco Central (BCRA) al dólar comercial. Entre las automotrices, uno de los
sectores industriales más grandes de la exportación, crece la incertidumbre.
Desde la semana pasada, varias fábricas comenzaron a producir
fundamentalmente para venderles a sus socios en el exterior. La mayoría de las
empresas tienen dólares afuera vinculados a la cobertura por la ley penal
cambiaria en caso de un atraso en el pago de importaciones (compras que
adelantaron al dólar oficial). Por reglas de compliance, las automotrices no
apelan –dicen– al contado con liquidación, situación que las pondrá en un
aprieto a la hora de acceder a insumos para producir.
La restricción de importaciones puede provocar problemas con socios
comerciales como Brasil. No todos anticipan ese agrietamiento mayor entre
Alberto Fernández y Jair Bolsonaro en el sector automotor. Pero, en cambio, a
todos los carcome la incertidumbre que generan las nuevas restricciones al
dólar comercial. “Precisamos entender cómo funcionan los pagos desde la
Argentina”, dijo el CEO de una terminal en el exterior.
“En nuestro caso seguimos como veníamos, sin mayores problemas con
Brasil, esperando que nos permitan pagar en el futuro, más allá de quemar las
reservas extranjeras para la cancelación”, contó el CEO de una firma en el
país, que desea ver las nuevas restricciones funcionando en sintonía con el
–ahora no automático– Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI),
que ya venía con algunos retrasos, según critican algunos.
La pregunta es si la carencia de dólares y el arranque de fábricas
comenzarán a restringir aún más la administración del comercio exterior en un
gobierno propenso a cerrarse, más que a abrirse.
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