Por Virginia
Porcella - El ministro de
Economía, Martín Guzmán, constató la semana pasada “en persona” la
ansiedad del sector privado por la salida del default en el que cayó la
Argentina hace 10 días. Fue cuando en la reunión vía zoom organizada por el
petrolero Miguel Galuccio, varios de los más grandes empresarios de la
Argentina insistieron en la necesidad de que el país alcance rápidamente un
acuerdo con los acreedores. La premura de los hombres de negocios, en contraste
a la poca urgencia que le otorgó el ministro a la negociación, tiene un motivo
muy concreto: a diferencia del Gobierno nacional, que según los
lineamientos presentados por Guzmán no recurrirá al financiamiento externo
durante los próximos tres años, muchas de las más grandes compañías tienen
expectativa de recuperar cuanto antes el acceso al crédito en el mercado de
capitales global.
Sin ir más lejos,
el primer semestre del próximo año está cargado de vencimientos de deuda
privada emitida en el exterior, por un volumen de USD 2.500 millones. La
cancelación o refinanciación de esos pagos, está claro, sería imposible si el
Gobierno no regulariza la situación actual de la deuda soberana con los
bonistas extranjeros. En cambio, si finalmente lo logra durante las próximas
semanas tal como se espera tras el relativo acercamiento de la posturas de
ambas partes, existe consenso en el mercado de que compañías privadas con
buen historial crediticio podrían, incluso antes de fin de año, acceder
nuevamente al financiamiento internacional.
“Es asombroso el
nivel de liquidez en el mercado. Que los indicadores estén en los niveles que
están, a pesar del impacto de la pandemia y el clima de revuelta, es señal de
que en seis meses las empresas podrían volver a financiarse en el exterior”,
aseguró a Infobae el director del banco de inversión
Adcap, Javier Timerman. Para el financista, la diferencia que separa
por estas horas la oferta oficial -leve mejora sugerida por el Fondo Monetario
incluida- de la de los acreedores, es insignificante respecto del flujo de
dólares para el país que podría implicar el acuerdo. “Si la diferencia son unos
U$S 500 millones por años, es una discusión sin sentido, hay que entender que
es una cifra completamente menor respecto del volumen que podría ingresar”,
agregó.
Primeras en la fila
para capitalizar el eventual nuevo acuerdo serán, sin dudas, todas aquellas
compañías con deudas a refinanciar. Entre las principales, YPF, que tiene
agendado un vencimiento de USD 1.000 millones en marzo. Pan American
Energy, la petrolera de los Bulgheroni, tiene el propio en mayo, USD 300
millones mientras que en junio Telecom y Edesa suman otros
USD 500 millones. Ya a principios del segundo semestre se anotan los
vencimientos de Mastellone y Raghsa.
Todas ellas
dependen de que el Gobierno cierre el proceso con los acreedores extranjeros
para capitalizar lo que luce como una muy buena predisposición de los
inversores. Es al menos la lectura que se hizo hace menos de un mes cuando
Aeropuertos Argentina 2000 logró un rotundo éxito en el canje de su deuda por
USD 341 millones.
Pero no sólo las
empresas del sector privado están expectantes de la resolución de la deuda
nacional para resolver la propia. También las provincias, al menos aquellas con
cuentas más ordenadas, tendrían chance antes de fin de año de acceder a fondos
frescos que, en medio de las consecuencias de la pandemia, serán como maná del
cielo.
“Empresas y
provincias con buen crédito tendrían acceso al mercado en mejores condiciones
si hay arreglo de la deuda incluso este año, no así el soberano”, afirmó
el economista Federico Furiase, director de la consultora EcoGo, quien
además de las firmas asociadas al agro apuntó a la Ciudad de Buenos Aires,
Mendoza, Santa Fe y Córdoba como las jurisdicciones con más chances de
recuperar el acceso al financiamiento. También San Juan.
A nivel nacional,
sin embargo, los economistas parecen coincidir con Guzmán, ya que no sería tan
sencillo reabrir los canales de fondeo con los inversores extranjeros.
“El problema es que
la Argentina no tiene una buena historia para vender. Todo dependerá de
las señales del Gobierno post acuerdo y de la agenda que adopte: si va por el
camino de las reformas, y tiene un cuentito que vender es una cosa, pero si las
señales son de mayor intervencionismo, es otra”, dijo el economista Martín
Polo. “En el mercado siempre ven los escenarios de la Argentina como binarios”.
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