Por Matías Barbería - En
medio de la escapada del dólar paralelo y la renegociación de la deuda, el
Banco Central (BCRA) se ve obligado a recurrir a todo lo que tiene a mano para
tratar de conducir una suba gradual del dólar oficial. Ante la falta de dólares genuinos, el titular
de la entidad Miguel Pesce recurre a un recurso que fue utilizado hasta el
abuso en 2015, poco antes de la salida del cepo: la acumulación de posiciones
vendidas en el mercado de futuros que buscan frenar las expectativas de
devaluación sin gastar reservas.
El aislamiento social masivo y la emisión monetaria que
requirió para financiar los nuevos gastos destinados a paliar los efectos de la
pandemia de coronavirus COVID-19 empujaron a la suba a los dólares paralelos,
en la medida en que los inversores dejaron de ofrecer divisas en el mercado
cambiario oficial ante las renovadas expectativas de devaluación que generó el
aumento en la oferta de pesos.
Pesce y sus colaboradores reaccionaron poniendo trabas a la
operación de dólares contado con liquidación y MEP, los que se cambian en la
Bolsa a través de bonos y acciones. Pero los nuevos controles no logran frenar
el apetito por divisas, el incentivo a la compra de importados al tipo de
cambio oficial y al retraso de exportaciones. El resultado es que se transforma
en uno de los principales oferentes de dólares en el mercado oficial, a un
precio al que vende sólo quién no tiene otra alternativa.
Así, desde el
inicio de la cuarentena y hasta el 19 de mayo -último dato oficial disponible-
el BCRA se dedicó a vender reservas en el mercado mayorista para conducir una
suba gradual del dólar en esa plaza. En total, terminó ese período con un saldo
vendedor de USD 797 millones.
Pero como las presiones en el mercado cambiario no aflojan y
las reservas internacionales son escasas, hubo que echar mano a un truco que en
el pasado trajo toda clase de dolores de cabeza.
El interés abierto
en futuros de dólar en el Rofex -si se quiere, la medida de la cantidad de
operaciones en el mercado- pasó de USD 1.775 millones el 17 de abril a USD
3.180 millones el viernes pasado, un aumento de USD 1.405 millones en ese
plazo.
El BCRA no hace públicas sus intervenciones en el mercado
cambiario y no se puede asumir linealmente cuánto de ese monto fueron posturas
vendedoras ofrecidas por Pesce para calmar las aguas, pero sí se puede concluir que fue el principal
vendedor por lo que la mayor parte de ese crecimiento corresponde a sus ventas.
“Si bien ese es el máximo, el BCRA podria no ser el único
vendedor”, explica el economista Javier
Marcus, gerente de negocios de Southern Trust. " Hoy se puede tomar
caucion al 20, comprar un pagaré en dólares y vender futuros al 40% con una
buena ganancia por arbitraje, con lo cual algunos privados también pueden estar
vendidos. Hay que tener en cuenta comisiones y como manejar las diferencias
diarias", dijo.
Operadores consultados por Infobae coincidieron en señalar que es el BCRA el
principal jugador. “Aunque el sistema no identifique con quien te cruzás, si
ves alguien operar diez veces contratos de USD 10 millones y siempre al mismo
precio podés deducir que son ventas para calmar al dólar”, dijo un operador
bancario.
El recurso a los
futuros como alternativa a la venta de reservas en el mercado cambiario no es
nuevo. Muchas veces el BCRA lo utilizó como complemento en sus ventas para
vender dólares. Pero en 2015, sobre el final del segundo mandato de Cristina
Fernández de Kirchner la estrategia llegó a niveles impensados.
En aquel momento, el interés abierto en el Rofex llegó a
alcanzar los USD 12.000 millones por la acumulación de posturas vendedoras de
una autoridad monetaria que en ese momento era conducida por Alejandro Vanoli, el hasta hace
poco titular de la Anses reemplazado rápidamente por el presidente Alberto
Fernández.
Aquella estrategia le valió una causa a Vanoli, a la hoy
vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y hasta al hoy gobernador Axel
Kicillof. Por las dificultades de transformar en delito una decisión de
política monetaria -por mala que fuera- la causa nunca avanzó. Pero la maniobra
sí dejó su herencia luego de la salida del cepo, ya que como los futuros se
operan enteramente en moneda local el Banco Central tuvo que emitir -y
esterilizar- más de $ 56.000 millones en los primeros tres meses posteriores al
salto del dólar oficial.
La posición del BCRA
hoy es mucho menor, para prueba comparar los USD 3.000 millones en interés
abierto en futuros con los USD 12.000 millones que había en diciembre 2015
(además de otros USD 3.000 millones más en el MAE, el mercado de los bancos).
A esta nueva acumulación de futuros se llegó por distintas
vías.
“Los bancos están entre los principales compradores, porque
cuando canjearon Letes en dólares por deuda ajustada por CER quedaron con la
posibilidad de sumar muchos más activos en moneda extranjera sin superar el
tope que les impone el BCRA, pero una noramtiva les hizo llenar ese hueco todo
con futuros”, dijo Juan Manuel
Truppia de TPCG.
“En segundo lugar, los importadores. Porque con una brecha
tan grande crece la necesidad de cubrirse para una compra que tienen que pagar
dentro de 2 o 3 meses. Y, por último, lo que queda es especulación pura: 2015
fue un muy buen negocio y ahora se trata de repetir”, agregó.
Pero el salto en el uso de futuros sirve para graficar la
situación en la que está el BCRA. Las reservas internacionales se mantienen
relativamente estables, en torno a los USD 43.000 millones. Pero las reservas
netas, las que sirven para intervenir en el mercado de cambios llegada la
necesidad, cayeron por debajo de los USD 10.000 a fines de abril, según datos
oficiales compilados por Consultora Ledesma.
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