Por Román Lejtman - Alberto
Fernández y Martín
Guzmán estaban solos en la quinta de Olivos analizando la
estrategia oficial frente a los bonistas que habían invertido 66.000 mil
millones de dólares en títulos soberanos de la Argentina. El presidente escuchó con atención a su
ministro de Economía y a continuación dio una orden sin eufemismos: “Mejorá la
oferta. No quiero el default”.
Guzmán regresó a su despacho del Palacio de Hacienda con la
instrucción repiqueteando en sus oídos. Consideraba que la primera propuesta
estaba encuadrada en los niveles de sostenibilidad de la deuda externa acordada
con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero cumplió en pocos días con la orden presidencial.
Y durante este fin de semana, en medio de una compleja
negociación para reestructurar la deuda externa privada, el ministro de
Economía entregó a los bonistas este cuadro confidencial que Infobae publica en exclusiva:
En términos simples, Guzmán mejoró un diez por ciento su
propuesta inicial. Pasó de 40
dólares de Valor Presente Neto (NPV), a un promedio de 45 dólares de NPV por
cada lámina de 100 dólares.
“Les quiero decir
que no era intención de este ministerio llegar a este número. Se trata de una
decisión política”, habría dicho el ministro de Economía, acorde a la
información aportada por uno de los bonistas que participó de las
negociaciones.
Los fondos de inversión analizaron la oferta mejorada de Guzmán
y replicaron que no alcanzaba. Ahora,
en plena negociación, esos bonistas de Wall Street exigen un promedio de 53
dólares de NPV sobre 100 de cada título soberano.
La distancia entre las puntas aún es importante: 45 de NPV ofrece Guzmán versus 53 de NPV que
replican los bonistas bajo legislación extranjera.
Esta diferencia de ocho dólares, esencial para llegar a un
acuerdo, paralizó las negociaciones del fin de semana largo. Hubo dos videos
conferencia el sábado, y luego todo quedó en suspenso. Guzmán habló con el Presidente en Olivos, y
ahora ambos esperan que los acreedores privados vuelvan a avanzar en la negociación.
“La pelota está en
Wall Street”, explicó un miembro del Gabinete que pasa su vida yendo y
viniendo a la quinta presidencial.
Además del Valor Presente Neto (VPN) de los títulos
soberanos, estas son las diferencias que aún separan al Gobierno de los Fondos
de inversión:
1. Plazo de
gracia. Guzmán se mantiene en 3 de años de plazo de gracia.
2. Intereses
del cupón. El ministro no se mueve del 0,5 anual a partir de
noviembre de 2023.
3. Los pagos
que caerán en default en 2020. Son aproximadamente 3.500 millones
de dólares. Guzmán quiere
incorporarlos la reestructuración. Los bonistas exigen cobrarlos en los plazos
previstos en cada emisión de los títulos. Por ejemplo: si se cierra
la negociación, Argentina debería abonar los 503 millones de dólares de los
bonos Global que ya están en default desde el 22 de mayo.
Guzmán no está
negociando en soledad. Alberto Fernández conoce cada detalle de la pulseada con
los fondos y aguarda su momento para entrar a escena. El presidente
ya sabe que BlackRock, Pimco, Fidelity y Ashmore amenazan con “acelerar” el
default y demandar a la Argentina en los tribunales de Manhattan, si no se
cumplen sus expectativas económicas y financieras.
Pero Fernández considera que los acreedores privados aún
están “blufeando” (mintiendo, en la jerga del poker) y juega
con los tiempos que le dio la extensión de la oferta oficial. Este plazo vence
el próximo 2 de junio, un margen
suficiente para que el jefe de Estado se siente en la mesa de negociación y
cierre un deal equilibrado entre ambas partes en litigio.
Será otra semana
tensa. Hay 66.000 millones de dólares en juego.
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