Por Rafael Mathus
Ruiz - WASHINGTON.– El ministro de Economía, Martín Guzmán, reconoció que las
negociaciones por la deuda con los acreedores externos muy probablemente se
estiren más allá del próximo viernes –cuando vence un pago de intereses por
US$503 millones, desembolso necesario para evitar un nuevo default–, al indicar
que existe una “gran posibilidad” de que el plazo para cerrar el canje de bonos
se extienda. Guzmán minimizó de hecho el deadline del 22 de mayo, al tildarlo
como una “fecha anecdótica”.
El ministro dijo,
en un evento virtual organizado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos,
que las negociaciones, a las que calificó de “constructivas”, continúan, aunque
todavía falta “un trecho” para poder llegar a un acuerdo. Esas discusiones,
afirmó, continuarán, incluso más allá del próximo viernes, el “día D”, en el
cual vence el período para poder impedir una nueva cesación de pagos.
“Es simplemente una
resolución extender el plazo”, afirmó el jefe del Palacio de Hacienda. “Ahora
estamos en un proceso en el que vemos valor, vemos valor en el proceso que
estamos atravesando para lograr un acuerdo sostenible. Creemos que existe una
gran posibilidad de que ese plazo se extienda para que eventualmente podamos
hacer los arreglos necesarios para lograr un acuerdo sostenible con nuestros
acreedores”, indicó.
Guzmán incluso
relativizó el impacto del plazo, al afirmar que se trataba de una “fecha
anecdótica” y que lo relevante era avanzar hacia un entendimiento. “Pensaría en
la fecha del 22 de mayo como una fecha anecdótica –afirmó–. Estamos en un
proceso, estamos en medio de negociaciones; ambas partes están trabajando con
la intención de llegar a un acuerdo.”
Ante una pregunta
acerca de cómo planea financiar el aumento del déficit fiscal y la posibilidad
de un aumento en la inflación por la emisión monetaria, Guzmán dijo que la
inflación “ha estado bajando” –aunque las expectativas de inflación han subido–
y prometió que el Gobierno mantendrá el déficit fiscal “bajo control”, sin dar
más detalles.
La exposición del
jefe del Palacio de Hacienda, quien fue presentado por el embajador argentino
en Washington, Jorge Argüello, ocurrió cuando restan apenas dos días para que
venza el período de gracia con el que cuenta la Argentina para concretar un
pago de intereses de la deuda más de 500 millones de dólares. Si el Gobierno y
los tres grupos de acreedores con los que negocia no logran forjar un acuerdo
para ese día, y la Casa Rosada no concreta ese pago, la Argentina caerá en
default por novena vez en su historia.
“Si hay un
desenlace que todos quieren evitar, es un default”, dijo, al abrir el evento,
Neil Harrington, vicepresidente para el Departamento de la Américas de la
Cámara de Comercio de EE.UU.
Tal como había
hecho la semana anterior, al exponer en el Consejo de Relaciones Exteriores,
Guzmán ofreció su ya tradicional panorama sobre la economía argentina y
reiteró, una vez más, que el objetivo principal del Gobierno es resolver la
crisis de la deuda, estabilizar la economía, y generar un mercado financiero
interno robusto para fomentar la inversión. Insistió en que el oficialismo
quiere resolver la crisis de la deuda “de manera ordenada”, y afirmó: “Queremos
hacer promesas que podamos cumplir, y las promesas que hacemos, porque son
promesas que podemos cumplir, las cumpliremos”.
El jefe del Palacio
de Hacienda evitó dar detalles acerca de cuál serán los pasos que dará el
Gobierno a partir del viernes en caso de que no se alcance un acuerdo con los
principales grupos de acreedores enfrascados en la negociación.
“Las negociaciones
continúan”, afirmó. “Estamos totalmente comprometidos con una solución ordenada
del problema de insostenibilidad de la deuda que tenía la Argentina.
Seguiremos, las negociaciones continuarán. Mientras más pronto lo resolvamos,
mejor. Estamos todos trabajando duro para ese objetivo. Lo que necesitamos
–insistió– es un acuerdo sostenible”.
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