Por Francisco Jueguen
- Mientras el Gobierno y los acreedores acercan posiciones para lograr un
acuerdo por la deuda, en el Ministerio de Economía confirmaron que si las
negociaciones mantienen su buen curso, se extenderán más allá del próximo
viernes, cuando vencen la prórroga de la oferta argentina y el período de
gracia para pagar intereses de tres bonos globales. Un dato clave: cualquier
enmienda que se haga en la oferta que presentó la Argentina en la Comisión de
Bolsa y Valores de Estados Unidos abrirá un plazo adicional de diez días para
aceptarla, lo que permitirá sobrepasar la fecha del 22 de mayo.
Cerca de Guzmán
confirmaron, como adelantó ayer la nacion, que si bien hay “mucho diálogo” y un
acercamiento con los bonistas, todavía queda mucho camino por recorrer.
“Todavía no estamos ahí”, dijeron. Las tres contraofertas presentadas son
distintas. La del fondo de inversión Blackrock es la que más lejos está de la
posición argentina, mientras que la de Greylock Capital, el fondo que comanda
Hans Humes, es la más “constructiva”.
“Estamos trabajando
para que, si no hay acuerdo el viernes, no se rompa nada”, reconoció ayer una
importante fuente del Gobierno, que dijo que podría aceptarse un default
selectivo sobre los bonos globales y que, con negociaciones encaminadas, no
habrá del lado de los acreedores un porcentaje mayúsculo para reclamar una
aceleración del default.
“Acá lo importante es
avanzar por un buen camino, si es el viernes o después es secundario, lo
importante es avanzar”, se hizo eco una fuente cercana a los acreedores
privados del país.
Diálogo
“constructivo”
En el Ministerio de
Economía creen que la fecha del viernes se volvió “anecdótica” en momentos en
que el diálogo es “constructivo” y ya hay “intercambios de documentos” con los
tres comités de acreedores. “Si hubiera un proceso muy disruptivo, hay riesgo
de que suceda el pedido de default por parte de los bonistas el viernes 22,
pero estamos en un proceso colaborativo. “Esto va más allá del viernes”,
aseguraron.
“El plazo de la
oferta se puede revisar. Pero está el plazo del vencimiento del bono”, había
dicho Sergio Chodos, representante argentino ante el FMI, el sábado en el
programa radial Toma y daca. “Si llega a pasar [que los bonos globales entren
en default], no es un impacto mayúsculo. No es un proceso de caída libre como
el default de 2001”, dijo el funcionario.
La distancia,
indicaron a la nacion también dentro del oficialismo, se había acortado a diez
dólares: de los 44-45 centavos por dólar de valor presente neto que planteó
Guzmán en su oferta original a los 54 a 57 centavos por dólar de las
contraofertas. Sin embargo, en el Ministerio de Economía sostienen que la
oferta es más compleja que solo un valor presente neto, ya que implica
diferentes especies de bonos y otros parámetros a tener en cuenta para hacer
esos cálculos.
Guzmán ya planteó en
los últimos días que la Argentina es “flexible” a escuchar cambios en la oferta
original sobre la base de una “combinación de parámetros”, entre los que están
las quitas del principal (capital), los cupones (tasas de interés), los plazos
de los papeles ofrecidos en el canje y el período de gracia, entre otros. El
ministro incluso mencionó los cupones atados al PBI el viernes pasado en una
conferencia en la que participó vía Zoom, pero dijo que no fueron instrumentos
aceptados por los acreedores.
En el Gobierno siguen
describiendo que la oferta argentina es “razonable”, y en sintonía con lo que
publicaron Joseph E. Stiglitz, Edmund Phelps y Carmen Reinhart la semana pasada
en el sitio del World Economic Forum (WEF), la Argentina es –para el
oficialismo– considerada un caso testigo en las reestructuraciones de deuda que
deberán encarar muchos países, sobre todo economías emergentes, que ya
comienzan a tener problemas por el coronavirus. Cerca de Guzmán creen que si los
acreedores ceden con la Argentina deberán ceder con otros países, lo que podría
terminar complicando la negociación de la deuda para el país.
Sin tiempo de espera
El Líbano, por
ejemplo, ya entró en default en medio de la pandemia, mientras que Ecuador cerró
un standstill (tiempo de espera) con sus acreedores, una fórmula que no
aceptaría el gobierno argentino, que busca despejar la incertidumbre que genera
el pasivo en la economía local, sobre todo en el tipo de cambio. “No sería
resolver el problema”, plantean en el Palacio de Hacienda.
“Si no se encara el
problema de la deuda de fondo se mantienen las tensiones. Un standstill también
genera mayor incertidumbre pateando la pelota para adelante”, había asegurado
también Chodos durante aquella entrevista el fin de semana.
“No creo que haga
falta un acuerdo 100% cerrado antes del 22 de mayo. Pero sí sería bueno que
haya baja incertidumbre de que es posible un acuerdo con los bonos globales”,
contó ayer una fuente con mucha experiencia en el mercado financiero global a
la nacion. “Cerrado 100% es imposible por los tiempos –agregó–. Pero si los dos
comités más grandes sacan un comunicado que dice que ‘luego de largas
conversaciones muy constructivas creemos que la propuesta que está por anunciar
la Argentina refleja en forma justa un esquema de deuda sostenible para el país
que estamos dispuestos a apoyar’, ahí se tira de panza todo el mercado con los
globales. Si eso lo hacen antes del 22, el 22 en sí deja de ser relevante”,
concluyó.
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